Nuevamente llegamos hasta usted para compartir algo mas del interesante tema que estamos desarrollando “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo” en contados instantes David Logacho estará frente a este micrófono para seguir compartiendo con nosotros este estudio.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de los Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico comenzamos a analizar el mensaje de Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisisidia durante su primer viaje misionero. Pablo comenzó su mensaje revisando la historia de Israel hasta el surgimiento de Juan el Bautista, el precursor del Cristo, el Mesías. Pablo dejó en claro que fue Dios quien estaba trabajando en y por Israel, preparando el camino para la venida del Mesías prometido. Pablo mencionó también que la nación de Israel no fue siempre fiel a los pactos que hizo con Dios y se rebeló contra él reiteradamente. Todo judío piadoso sabía que el Mesías vendría de la familia de David y que su llegada iba a ser anunciada por un profeta. Juan el Bautista fue justamente ese profeta. Hasta aquí llegamos en nuestro último estudio bíblico. Hoy vamos a continuar estudiando este grandioso mensaje de Pablo. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 13 a partir del versículo 26.
II. En este pasaje bíblico, Pablo va a mostrar que Jesús, el Mesías prometido, no fue aceptado por la nación de Israel y fue entregado para ser crucificado. Hechos 13:26-37 dice: Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.
Pablo se dirige a los judíos, varones hermanos, hijos del linaje de Abraham y a los gentiles prosélitos, gentiles que tienen temor a Dios. Lo que Pablo les va a seguir hablando es la palabra de salvación, lo que justamente necesita oír todo pecador, sin importar su raza, o su condición social y económica. Ellos tenían la oportunidad de recibir algo que fue rechazado por aquellos a quienes primero les fue ofrecido. Los judíos en Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron que Jesús era el Mesías y de común acuerdo le entregaron a Pilato para que le matase, aunque todo esto fue profetizado de antemano, en las mismas Escrituras que los judíos leían y estudiaban todos los días de reposo en las sinagogas. Jesús murió en el madero y una vez quitado de allí fue puesto en un sepulcro, pero la muerte no lo pudo retener y al tercer día resucitó de entre los muertos, lo cual es perfectamente comprobable porque una vez resucitado, Jesús apareció por muchos días a los que había subido juntamente con él desde Galilea a Jerusalén, es decir a sus discípulos, la mayoría de los cuales todavía estaban vivos y podían testificar sobre la veracidad de la resurrección de Jesús. Pablo y sus acompañantes también estaban allí para dar testimonio de todas estas cosas. Esto es en esencia el evangelio, las buenas noticias de aquella promesa hecha a los patriarcas de Israel. Evangelio significa buenas noticias. El evangelio tiene que ver con la persona de Jesús, quien es el Hijo de Dios, quien murió en lugar del pecador, quien resucitó de entre los muertos y quien una vez resucitado fue visto por mucha gente. Luego Pablo hace énfasis en que la promesa de Dios a los patriarcas ha hallado cumplimiento en Jesús, para los hijos de los patriarcas, para nosotros, dice Pablo, por medio de la resurrección de Jesús. Pablo cita varios pasajes bíblicos del Antiguo Testamento para demostrar que las Escrituras que los judíos tanto apreciaban, profetizaban la resurrección de Jesús. El primer pasaje bíblico es Salmo 2:7, donde dice: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Esto hace referencia a la resurrección de Jesús. El segundo pasaje bíblico es Isaías 55:3 donde dice: Os daré las misericordias fieles de David. Esto tiene que ver a que Jesús fue levantado de los muertos para nunca más volver a corrupción. Explicando este hecho, Pablo dice que este pasaje bíblico no se refiere a David, porque a todos les consta que David, habiendo cumplido con su propósito en su tiempo, según la voluntad de Dios, murió, fue reunido con sus antepasados y vio corrupción. En realidad entonces, este pasaje bíblico se refiere al descendiente de David, a Jesús, a quien Dios levantó de los muertos para nunca más ver corrupción. Habiendo dicho esto, Pablo pasa a la tercera parte de su mensaje. Se encuentra en Hechos 13:38-41donde dice: Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced;
Porque yo hago una obra en vuestros días,
Obra que no creeréis, si alguien os la contare.
Esta es la aplicación del mensaje de Pablo. Un mensaje sin una aplicación práctica está incompleto. Note como Pablo, en una manera muy personal, se dirige a su audiencia llamándoles: Varones hermanos y luego diciéndoles: Sabed esto. Es como cuando alguien va a anunciar algo tremendamente importante. ¿Qué es lo que los judíos y gentiles prosélitos que estaban en la sinagoga de Antioquía de Pisidia tenían que saber con tanta premura? Pues que por medio de Jesús, está disponible el perdón de pecados para todo pecador. Así es amable oyente. No hay otra manera de hallar perdón de pecados aparte de la persona y obra de Jesús. La religión, cualquiera que sea no tiene poder para perdonar pecados. Las buenas obras, por más buenas que sean, no alcanzan para que Dios perdone los pecados. La única manera posible de alcanzar perdón de pecados es por medio de la persona y obra de Jesús. Él murió en la cruz del Calvario y resucitó de entre los muertos, para hacer posible que por medio de él Dios pueda perdonar pecados. Los judíos y los gentiles prosélitos que estaban en la sinagoga de Antioquía de Pisidia debían saber que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados, en Jesús es justificado todo aquel que cree. Aquí Pablo introduce un término legal. El término justificación. Justificación es el acto legal por el cual un juez declara justo a alguien. En el sentido bíblico, justificación es el acto de Dios por el cual Él declara justo al pecador que cree en Cristo Jesús. Tiene que ver con la posición que adquiere el creyente ante el trono de Dios. La ley de Moisés no podía justificar al pecador. Lo único que podía la ley de Moisés es condenar al pecador, pero Dios, en Cristo, no solo perdona nuestros pecados, sino que también nos otorga la misma justicia de Cristo Jesús. Estas debieron haber sido grandiosas noticias para ese grupo de judíos y gentiles prosélitos temerosos de Dios, quienes no tenían paz en su corazón, a pesar de ser muy religiosos. A la par de anunciar estas buenas nuevas, Pablo también hace una solemne advertencia. Tengan cuidado, les dice Pablo, que no venga sobre ustedes lo que fue dicho en las Escrituras por medio de los profetas. Luego cita Habacuc 1:5 donde dice: Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
En los días del profeta Habacuc, la obra increíble que hizo Dios fue levantar a los caldeos para que castiguen a Su pueblo, una obra difícil de creer. Después de todo, ¿cómo va a levantar Dios a un pueblo pagano para castigar a Su propio pueblo escogido, cualquiera que haya sido su pecado? Dios iba a usar a los gentiles para castigar a los judíos, pero la obra increíble en los días de Pablo era que Dios iba a usar a los judíos para salvar a los gentiles. El rechazo y el desprecio de los judíos a lo que Pablo estaba anunciando iba a ser lo que Dios usa para traer a la salvación a una muchedumbre de gentiles. En nuestro próximo estudio bíblico vamos a ver qué es lo que pasó una vez que Pablo terminó su mensaje. Espero que me acompañe. Mientras tanto, si Usted desea ser justificado o declarado justo por Dios, necesita recibir al Señor Jesús como su único y personal Salvador. Si no lo ha hecho antes, hágalo este mismo momento, y en consecuencia habrá obtenido el perdón de pecados y la inmejorable posición de ser justo ante Dios. Que Dios mismo le guíe a tomar esta decisión importante.
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