Hola amigo, amiga oyente, este día quiero empezar contándote sobre un hombre llamado Cornelius Planinga, él ha hablado sobre la gravedad del pecado y cómo se está socavando hoy en día. Una de mis citas favoritas de él es esta: «Para la iglesia cristiana, incluso en sus tendencias populares recientes de adoración para la iglesia cristiana, el ignorar o silenciar la realidad letal del pecado, es cortar la esencia del Evangelio. La verdad es que, sin una revelación completa del pecado, el Evangelio de la gracia se vuelve impertinente, innecesario y finalmente poco interesante».
¿Te das cuenta de esta enorme verdad? Si vamos a la iglesia y no hablamos sobre el pecado y del juicio y pretendemos que todo es grandioso y que no hay pecado en nuestras vidas, entonces vamos a cortar la esencia del Evangelio que nos une. Es solo cuando nos presentamos ante Dios, siendo reales en nuestro pecado y decimos: “Dios, hay cosas con las que estoy luchando, que simplemente no puedo manejar y hay cosas que no puedo superar” solo ahí Dios se deleita en mostrar su gracia, cubriéndonos en ese pecado y dándonos la fuerza para vencerlo. Pero, no podemos llegar allí si ocultamos nuestro pecado, Él quiere cubrirlo, así que la adoración congregacional implica entregarle y dejar que Él lo haga en lugar de intentar escapar de Él. No es un secreto para ninguno de nosotros que es posible semana tras semana, año tras año en nuestro cristianismo, aferrarnos a nuestros pecados y fingir que todo está bien en nuestra vida espiritual.
Mira, Dios no solo tiene el deseo de cubrir nuestro pecado, sino que Él tiene el deseo de consolarnos en la tristeza. Y esta es la parte del capítulo 4 de Juan de la que hemos hablado. Y debo decir, con gran tristeza que en las iglesias de hoy en día no se habla sobre la gravedad del pecado en la vida de los que nos decimos ser cristianos, y no se habla de ello por temor a perder feligreses, pero piensa en esto; Jesús expuso el pecado de la mujer samarita, no solo para que ella vea su necesidad de perdón, sino que, debido a su pecado, el dolor de esta mujer era más profundo, sus heridas estaban abiertas. Ella ha buscado la satisfacción en varios hombres y ahora está buscando la satisfacción en otro hombre sin encontrar solución a su soledad y Jesús quiere que vea, que no va a encontrar satisfacción en los hombres, ella va a encontrar satisfacción en Cristo. Y desea que ella vea esto.
Amigo oyente, has estado en algún servicio de adoración y has escuchado a un líder de alabanza o al predicador decir algo como, “nos hemos reunido para la adoración congregacional. Dejemos de lado todo lo que está sucediendo en nuestras vidas y entremos en este lugar, enfoquémonos en la adoración.” ¡Qué declaración tan ridícula! El propósito de nuestro culto congregacional, no es dejar la realidad y las heridas de nuestras vidas fuera de la iglesia, el propósito del culto congregacional, es tomar todas las heridas, todo el dolor y toda la tristeza que tenemos en nuestras vidas, traerlo a nuestra familia en Cristo y juntos, presentarlo ante Dios porque Él es lo suficientemente grande, como para manejar todo lo que tenemos. Él desea que seamos sinceros con Él, sobre las luchas que estamos atravesando y todos sabemos que, en esta cultura particular, es muy tentador ir semana tras semana a través de la adoración congregacional simulando que todo es genial.
Que Dios nos ayude a ser honestos con relación a lo que estamos luchando. Ponlo a Sus pies y conoce, que cuando echamos nuestros dolores a Él, Él se preocupa por nosotros. Amigo, Él es lo suficientemente grande como para manejar tus luchas, tus dudas, tus preguntas. Él es lo suficientemente grande como para manejarlo todo, así que tráelo ante Él en adoración. Cristo deseaba dar satisfacción al alma de la mujer samaritana, tal y como lo vimos en programas anteriores, y la buena noticia es que Él desea dar satisfacción a cada una de las personas, sin importar cuán difíciles sean las cosas que se encuentren pasando en este momento. No puedes adorar sin ser honesto con Dios.
Mira, los farsantes espirituales, limitan la adoración a un lugar determinado. Toma tu Biblia y acompáñame a Juan 4 versículo 20, la Biblia dice: «Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» Ahora, permíteme contar un poco de la historia entre los judíos y los samaritanos; entre ellos hay un gran conflicto. De hecho, la idea de que Jesús está teniendo una conversación con esta mujer está cruzando todo tipo de barreras. Los hombres no hablaban con mujeres como esta, ellos no tenían este tipo de conversaciones y especialmente no a través de la línea judía y samaritana. Pero aquí están los antecedentes. Te lo voy a leer en el capítulo 12 de Deuteronomio. Esto es lo que el Antiguo Testamento enseñó en Deuteronomio. Dios le dijo a su pueblo: «sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.» (Deuteronomio 12:5) básicamente decía que Dios iba a habitar entre su pueblo, iba a poner Su nombre, Su morada allí, en el templo.
Ahora, lo que tenemos en los primeros cinco libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, los libros de la ley, es que los samaritanos solo prestaron atención a Génesis a través de Deuteronomio. Todos los otros libros del Antiguo Testamento, fueron dejados de lado. Como resultado, el pueblo judío conoce Deuteronomio capítulo 12 versículo 5, Dios va a poner Su nombre, Su morada en alguna parte y Dios lo revelará por medio de los profetas. Esto sería en Jerusalén, a través de la línea davídica que el hijo de David, Salomón, construiría el templo allí, en Jerusalén. Es por eso por lo que el templo estaba en esa ciudad y es por eso que fueron allí a adorar. Bueno, los samaritanos tenían una idea diferente, ya que tomaron Génesis a través de Deuteronomio y dijeron: “está bien, ¿dónde quiere Dios que viva su nombre?” Y ellos se remontan a Génesis cuando Abraham, ofreció el primer sacrificio en lo que él pensaba era la Tierra Prometida, Siquem, con vista al Monte Gerizim y dicen que ese es el lugar al que van a ir para adorar.
Entonces, lo que tienes a partir de ese momento fue una división histórica entre judíos y samaritanos. Los judíos dirían que se debe adorar en Jerusalén y los samaritanos dirían que adores en el monte Gerizim y, por lo tanto, la mujer samaritana plantea este asunto, ¿dónde crees que debemos adorar? Y lo que quiero que veas en su planteamiento, son las tendencias que tenemos para definir mal la adoración. Definimos la adoración según las circunstancias externas. ¿Dónde tiene lugar la adoración, en el Monte Gerizim o en Jerusalén? Ahora, obviamente, no estamos debatiendo hoy si vas a Jerusalén o al Monte Gerizim para adorar. Obviamente, muchas cosas han cambiado desde entonces, sin embargo, cuando piensas en el culto congregacional, ¿en qué piensas? Lo más probable es que pienses en una habitación, en un edificio con las cosas externas que están ahí, ya sea pantallas, instrumentos musicales, un escenario. Pensamos en la adoración, en términos de todas estas cosas externas y, como resultado, cuando nos fijamos en todos los debates que hemos tenido en la iglesia durante los últimos 10 o 20 años acerca de la adoración, han sido principalmente sobre cosas externas.
¿Qué tipo de lugar es mejor para la adoración? Hemos trabajado en el diseño de las mejores instalaciones, el tipo de instrumentos, el tipo de estilo. Sin embargo, lo interesante es que cuando llegas al Nuevo Testamento, este es sorprendentemente indiferente a todas estas cosas que estamos debatiendo. Eso realmente no importa. Al final, lo que importa no son las circunstancias externas. Lo que importa y lo que vemos que Jesús está haciendo es redefinir la adoración según las circunstancias internas y eso es lo que Él comienza a hacer. Jesús declaró: «Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre» No es una cuestión externa, de esto o de aquello. Es una imagen interna.
Entonces, ¿por qué dijo Jesús que no iba a importar si estaba en esta montaña o en aquella montaña? He aquí el por qué, regresemos a Juan capítulo 2, versículo 13, la Biblia dice: «Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén«. Él va al templo. Escucha el versículo 14 «y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.«(Juan 2: 14-17). Bueno, el pueblo judío no estaba muy contento con lo que acaba de ver, así que los judíos le exigieron «Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?» (Juan 2:18) y ¿qué dijo Jesús? Él dijo: «Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?» (Juan 2:19 y 20). Ellos están confundidos, pero luego Juan nos hace un pequeño comentario «Mas él hablaba del templo de su cuerpo.» ¿qué? «su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.«(Juan 2:21 y 22).
Esta es una gran parte de la introducción de Cristo en el Libro de Juan, porque Jesús está redefiniendo completamente la adoración. Él literalmente está volcando las cosas externas hacia algo más profundo. Él viene a la escena y dice: “yo soy el lugar donde adoras, no esta montaña” Es por eso por lo que Jesús no va a entrar en esta discusión teológica sobre el Monte Gerizim o Jerusalén. Es un punto discutible. Dentro de unos días voy a ir a una cruz, voy a morir por los pecados del mundo, y voy a levantarme de la tumba y en ese momento, el lugar central de culto va a estar en mí. Entonces, cuando pensamos en la adoración, no se trata de todo lo externo sino de las circunstancias internas, de la presencia de Jesús en nuestras vidas, esa es la única forma en la que la adoración es posible.
Esto significa que todos los elementos externos con los que nos rodeamos, no son necesarios, no digo que sean malos, pero no son necesarios para la adoración. La presencia de Jesús, Él, es el único lugar que es necesario para la adoración. Él, es el lugar donde ocurre la adoración. Que Dios nos ayude a verlo.
Hemos regresado a una imagen de adoración judía del Antiguo Testamento, que se centra en la ubicación interna y externa de la persona de Cristo. Y quiero ser cuidadoso con lo que voy a decir, porque esta es parte de la razón por la cual Jesús, fue asesinado por los líderes religiosos y es la razón por la cual Esteban, fue apedreado en el templo, ellos pasaron por ello porque comenzaron a hablar sobre el templo.
Entonces, si entramos en un edificio y empezamos a confiar en las cosas externas para crear un sentido de adoración, corremos un gran riesgo de olvidar el verdadero propósito de la adoración. Así que te invito a que nos acompañes en el próximo estudio, donde aprenderemos más sobre el verdadero sentido de la adoración. Que Dios te bendiga.
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