Es motivo de gran gozo saludarle amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido a otro estudio bíblico en el libro de 1 Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará la importancia de servir al Señor con una motivación correcta.
De nuestro estudio bíblico último, recordaremos que el apóstol Pablo hizo énfasis en el hecho que el único digno de ser ensalzado en la iglesia es Cristo Jesús, porque todo crecimiento viene de él. No tiene sentido entonces que los creyentes de una iglesia local se busquen pastores o maestros para rendirles tributo de admiración por encima de Cristo Jesús.
Pablo dice que todos los que sirven al Señor son una misma cosa. Sin embargo de esto, aclara Pablo, cada siervo del Señor recibirá su recompensa conforme a su labor. Esto es lo que abre la puerta al tema que tenemos para hoy.
Si tiene una Biblia cerca, ábrala en 1 Corintios 3:9-15. Lo que primero notamos es una realidad en la iglesia de Dios. 1 Corintios 3:9 dice: «Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.»
Cuando Pablo habla de nosotros, se está refiriendo a los que tuvieron una función importante en la fundación de la iglesia. Entre ellos están, ciertamente, Pablo, Apolos y Pedro. Ellos son simplemente colaboradores de Dios.
Un colaborador es alguien que está para ayudar en la actividad que es propia de otro. Por otro lado, los creyentes en general son comparados con dos figuras muy conocidas por los lectores de la carta. Una labranza y un edificio.
La labranza nos hace pensar en cosecha, en fruto. Dios busca fruto para su gloria en la iglesia de Cristo.
El edificio nos hace pensar en crecimiento. La iglesia de Cristo debe crecer y llevar fruto. Al mirar a la iglesia de Cristo en general como edificio de Dios, Pablo comienza a explotar esta figura de la iglesia de Cristo, para dejar una incomparable enseñanza acerca de la importancia de servir al Señor con una buena motivación.
Consideremos pues la responsabilidad de los creyentes en la iglesia de Dios. 1 Corintios 3:10-13 dice: «Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada, y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.»
Pensando en la construcción de un edificio, lo primero que debe tomarse en cuenta es el fundamento. El pasaje bíblico muestra con absoluta claridad que el fundamento del edificio es Cristo Jesús. Pablo dice que nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. El fundamento de la iglesia de Jesucristo es Jesucristo. Toda iglesia que no tenga a Jesucristo como su fundamento no es la iglesia de Cristo.
De igual manera, toda iglesia que no tenga a Jesucristo como su cabeza no es la iglesia de Cristo. Además de esto, Pablo dice que por la sola gracia de Dios, a él, como perito arquitecto, le correspondió poner el fundamento de ese edificio que es la iglesia de Cristo.
Observe que Pablo no es el fundamento del edificio, sino solamente quien puso el fundamento. Como se ha dicho, el fundamento es Jesucristo. Pablo reconoce que fue por la gracia de Dios, o como un favor no merecido, que él fue a Corinto a poner el fundamento de la iglesia de Cristo a través de la predicación del evangelio, y de esa manera fue usado por Dios para traer a los primeros miembros de la iglesia de Dios en esa localidad.
Pablo entonces hizo el trabajo fundacional de la iglesia de Dios en Corinto. Una vez puesto el fundamento del edificio, era responsabilidad de otros el edificar sobre ese fundamento que fue puesto por el perito arquitecto Pablo. Este trabajo de edificar sobre el fundamento es extremadamente importante. Pablo dice por tanto: Pero cada uno mire como sobreedifica. Esto significa que cada uno ha de predicar la verdad de Dios en el poder del Espíritu Santo y no permitir que se introduzcan cosas antibíblicas, mundanas y carnales que atenten contra lo que el Espíritu Santo está haciendo. Esta es la responsabilidad de todo creyente en la iglesia de Dios.
Muy bien, inmediatamente después, Pablo va a hablar de dos clases de materiales que los creyentes usan en la obra de sobre edificación. La una clase de materiales es comparable a oro, plata y piedras preciosas. La otra clase de materiales es comparable a madera, heno y hojarasca.
La diferencia fundamental entre estas dos clases de materiales es que en el primer caso, no se consumen con el fuego, mientras que en el segundo caso se consumen con el fuego. Ahora hemos introducido un elemento importante, el fuego. Pablo dice que la obra de cada uno de los creyentes se hará manifiesta algún día. El día la declarará, dice el texto.
El día se refiere al momento cuando Cristo Jesús examine la obra de cada creyente en lo que se conoce como el Tribunal de Cristo. De esto nos habla 2 Corintios 5:10 donde dice: «Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.»
Será en este día, en el tribunal de Cristo, cuando se conocerá si la obra que el creyente ha hecho mientras estaba en este mundo, es comparable a oro, plata o piedra preciosa, o comparable a la madera, heno, hojarasca.
El texto dice que por el fuego será revelada, y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probará. El fuego se refiere a la escrutadora mirada que Cristo Jesús dará a cada obra realizada por los creyentes.
Hoy por hoy, ningún ser humano puede saber si lo que está haciendo un creyente en la obra del Señor es comparable a oro, plata o piedras preciosas, o comparable a madera, heno, hojarasca. Esto está oculto, pero no para siempre, porque en el tribunal de Cristo se quitará el velo que lo oculta y se conocerá exactamente lo que es. El fuego de la escrutadora mirada de Cristo Jesús se encargará de revelarlo.
¿Qué sucederá cuando se determine la calidad de las obras realizadas por los creyentes? Pues consideremos la recompensa a los creyentes en la iglesia de Dios. 1 Corintios 3:14 dice: «Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa»
El propósito del tribunal de Cristo no es para saber si un creyente se va al cielo o al infierno. No olvide que el tribunal de Cristo tendrá lugar en el cielo. Los creyentes ya estarán en el cielo. El propósito del tribunal de Cristo es para examinar las obras de los creyentes mientras estaban en la tierra y para premiar a los creyentes por las obras que cual oro, plata o piedras preciosas, no se consuman cuando sean sometidas a la prueba de fuego de la inescrutable mirada de Cristo Jesús.
Estas obras son todas aquellas que tuvieron como única motivación el amor a Cristo Jesús y el deseo de exaltar o glorificar su nombre. Por este tipo de obras, el creyente recibirá recompensa. Pablo no da detalles de la recompensa en este versículo, pero el Nuevo Testamento nos habla de cinco diferentes coronas con las cuales pueden ser galardonados los creyentes en el tribunal de Cristo.
La corona incorruptible de la cual habla 1 Corintios 9:25, la corona de gozo, de la cual habla 1 Tesalonicenses 2:19, la corona de justicia, de la cual habla 2 Timoteo 4:8, la corona de vida, de la cual habla Santiago 1:12, y la corona incorruptible de gloria, de la cual habla 1 Pedro 5:4.
De modo que, amigo oyente, piense este instante en todo lo que hace en la obra del Señor, desde lo más insignificante, hasta lo más complejo. ¿Qué es lo que le motiva a hacerlo? ¿Cuál es el propósito para hacerlo? Si lo que le motiva a hacerlo es cualquier otra cosa que no sea el sincero amor al Señor, y si lo que está haciendo es para su propia vanagloria, usted no recibirá ninguna recompensa por todo lo que está haciendo.
Podemos engañar a los hombres haciéndoles creer que lo que estamos haciendo es para el Señor, pero al Señor no podemos engañar jamás porque él conoce no sólo las acciones sino lo que motiva a esas acciones.
Por último consideremos la retribución para los creyentes en la iglesia de Dios. 1 Corintios 3:15 dice: «Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.»
Las luces enfocan ahora a las obras del creyente que son comparables a la madera, al heno, a la hojarasca. Estas son las obras que el creyente hace para exaltarse a sí mismo, o para agradar a las personas, o para congraciarse con la denominación, etc.
En definitiva, todo aquello que no está motivado por el amor al Señor Jesucristo y que no busca la gloria de su nombre. Estas obras arderán tan pronto el Señor Jesucristo ponga su escrutadora mirada sobre ellas. Lo único que quedará de ellas será cenizas. Estas cenizas serán un mudo testigo en contra del creyente que no glorificó a Cristo con sus obras mientras estaba en la tierra. En consecuencia, este creyente sufrirá pérdida. Esto no significa pérdida de salvación, porque el texto dice con claridad: Si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. Una manera de decir que este creyente salva su vida, pero no recibe ningún beneficio de todo lo que hizo supuestamente para el Señor mientras estuvo en la tierra.
Cuan importante es amable oyente el evaluar por nosotros mismos lo que estamos haciendo para el Señor y si encontramos que no es por amor al Señor y para la gloria de él, es indispensable que hoy mismo confesemos nuestro pecado y comencemos a hacer la obra del Señor con la motivación correcta y con la meta correcta.
Antes de despedirnos queremos agradecerle por su sintonía y además le invitamos a visitar nuestra página en Internet y nos haga llegar sus comentarios acerca del programa y además conozca la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA Mateo 6:19 dice que no debemos hacernos tesoros en la tierra, pero Proverbios 21:20 dice que en la casa del sabio hay tesoro precioso. ¿Cómo entender este asunto? Nuestra dirección en la Internet es: labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga ricamente.
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