Saludos cordiales amable oyente. Bienvenida, bienvenido a este tiempo de estudio bíblico. Es un gozo compartir este tiempo con usted. Hay tanto para agradecerle. Gracias por su sintonía, gracias por sus oraciones, gracias por sus ofrendas que hacen posible la continuación de este ministerio. Con el estudio bíblico de hoy terminamos esta serie titulada Gigantes al Acecho. Si el material que he compartido a lo largo de esta serie ha sido de bendición para su vida, me encantaría saberlo. Si es así que tal si se anima a escribirme a la casilla 1708-8208 Quito, Ecuador o al correo electrónico [email protected].
La desilusión amable oyente, es el pesar en el ánimo cuando no se cumplen las expectativas anheladas. La desilusión puede cegar de tal forma a una persona que puede llegar al punto de perder totalmente la razón de vivir. Bajo el título: Joven de 17 años encuentra la muerte en forma trágica, un diario de una populosa ciudad latinoamericana relata que una hermosa chica de apenas 17 años decidió quitarse la vida ingiriendo una fuerte dosis de un veneno para roedores. El diario además informó que la probable causa para este suicidio fue la decepción amorosa, por cuanto según familiares de la joven, poco antes de suicidarse, terminó un largo noviazgo con un joven de la misma ciudad. A cosas como estas puede perfectamente conducir la desilusión la vida de una persona. En el Antiguo Testamento tenemos un caso impactante de desilusión. Las víctimas de la desilusión, y digo muy bien, víctimas, en plural, porque fueron muchas, fueron los hijos de Israel una vez que salieron de Egipto y caminaban por el desierto hacia la tierra prometida. Éxodo 15:22-23 dice: E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
Exo 15:23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
En nuestra imaginación tratemos de recrear la escena. El pueblo de Israel está en medio de un candente desierto. Si alguna vez ha estado en un desierto sabrá que no es una experiencia muy placentera que digamos. En la época que yo trabajaba en una estación de rastreo de satélites de la NASA, tuve la oportunidad de recibir adiestramiento en el desierto de Mohave, donde la NASA tenía también una estación de rastreo de satélites similar a lo que yo trabajaba y en la cual se capacitaba a los técnicos que operábamos los equipos. A mediodía, la temperatura superaba los 50 grados centígrados y el sol era como un hierro al rojo vivo sobre la cabeza. Me imagino que algo así estarían experimentado los israelitas en el desierto. Los que iban al frente de la multitud deben haber estado escrutando ansiosamente el panorama en busca de algún oasis donde hallar agua, precioso líquido en medio de un desierto. Después de tres días de no hallar nada de agua en el desierto, por fin, uno de ellos, a lo mejor gritó: Agua, agua. A lo lejos veo un oasis. Todos deben haber acelerado el paso a pesar de estar al borde del desfallecimiento por la falta de agua. El corazón debe haberles estado latiendo a mil por hora. Por fin parecía que habían encontrado el agua que tanto anhelaban. Al llegar al oasis sucedió lo que nadie imaginó. Al llevar el agua a la boca, ésta era tan amarga que los que la probaron deben haberla escupido. Imagine la desilusión que deben haber experimentado. En la realidad cayeron como víctimas del gigante de la desilusión. Estaban tan desilusionados que se volvieron ciegos a la realidad. En su ceguera se quejaron contra Moisés y en realidad se quejaron contra Dios, porque Moisés fue puesto por Dios como líder de Israel. A pesar que solamente tres días antes de este lamentable episodio habían visto el poder de Dios por medio de Moisés cuando Dios abrió el Mar Rojo para que el pueblo pase por el lecho seco, ahora en su desilusión estaban murmurando contra Moisés y contra Dios. Éxodo 15:24 dice: Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
Puede ser que usted también amable oyente, se encuentre desilusionado en este instante. A lo mejor perdió su novia o su trabajo o su negocio o de alguna otra manera, sus anhelos no han llegado a cumplirse. Si ese es el caso, debe saber que es muy peligroso dejarnos controlar por la desilusión, porque podemos llegar a extremos como murmurar contra Dios. Todos somos propensos a desilusionarnos en algún momento en nuestra vida. Es posible que inclusive Moisés haya estado desilusionado. Pero Moisés no se dejó controlar por el gigante de la desilusión. Note lo que hizo según Éxodo 15:25 en su primera parte. La Biblia dice: Y Moisés clamó a Jehová. Eso es lo que tiene que hacer también usted, amable oyente desilusionado. Tiene que clamar a Dios en su desilusión. Clame pidiendo fortaleza para no dejarse controlar de la desilusión. Jehová contestará su desilusión así como contestó el clamor de Moisés. La segunda parte de Éxodo 15:25 dice: y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron.
Maravilloso, ¿No le parece? Cuando clamamos a Jehová en nuestra desilusión, él nos oye y está dispuesto a socorrernos. A Israel le cambió el agua amarga en agua dulce. Yo no sé que es lo que Dios hará en su caso, amable oyente, pero estoy seguro que él lo va a hacer. Pero mire lo que dice la última parte de Éxodo 15:25 y el versículo 26. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
Exo 15:26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Qué interesante, parece que Dios provocó esta situación que causó tanta desilusión a Israel, para poder enseñarles una lección muy importante. La gente de Israel pensaba que con sólo tener agua en el desierto, eso era todo lo que necesitaban para su bienestar. Pero Dios está diciendo, el agua es importante, pero más importante es que conozcan y obedezcan mis mandamientos. Con razón que el Señor Jesucristo dijo según Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Igual será en su caso, amable oyente. Usted ha sido conducido a la desilusión para que así aprenda que la felicidad en la vida no está en su novio o en su novia, o en la riqueza o en el negocio o en sus estudios o en cualquier otra cosa. La felicidad verdadera es el resultado de conocer y obedecer lo que dice Dios en su palabra. Las demás cosas tienen sentido únicamente cuando Dios tenga el primer lugar en su vida. Para enseñarle esto es que Dios permite que usted pase por la desilusión. Si en este instante está en el profundo abismo de la desilusión, le pido que levante la cabeza, mire al Todopoderoso Dios y clame a él desde lo profundo de su ser. Reconozca que estaba equivocado al pensar que la felicidad depende de las cosas y permita que Dios le enseñe que la felicidad está en conocer y obedecer la palabra de Dios. Cuando ello ocurra, todo lo demás vendrá por añadidura. Pero volvamos al libro de Éxodo para ver qué pasó después con Israel. Éxodo 15:27 dice: Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.
Una vez que Israel aprendió que la felicidad es consecuencia de conocer y obedecer la palabra de Dios, Dios mismo les trajo lo que ellos tanto anhelaban, el agua. Pero no con mezquindad sino en abundancia. Doce fuentes de agua, una para cada tribu de Israel y no una palmera sino 70. Cuando somos fieles en obedecer su palabra, Dios nos premia con bendición que sobreabunda. Lo mismo puede pasar con usted. Si la fuente de su gozo y de su felicidad es conocer y obedecer la palabra de Dios, usted experimentará bendición que sobreabunda. ¿Está sufriendo el castigo del gigante de la desilusión? Reconozca que Dios ha traído esto a su vida para enseñarle algo importante. No lo desprecie. Dios quiere enseñarle que aquello que usted anhelaba con tanta ilusión no era lo que iba a traer el gozo pleno a su vida, porque el gozo pleno no depende de las cosas sino de conocer y obedecer la palabra de Dios. Confiese a Dios su pecado de haber puesto cualquier cosa en el primer lugar de su vida como la única fuente de su gozo. Dígale a Dios que de aquí en adelante él será lo primero en su vida y su única fuente de gozo y confíe en él para todos los asuntos de su vida. Jeremías 17:5 a 8 dice: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Jer 17:6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Jer 17:7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Jer 17:8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Que el Señor le bendiga.
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