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Tenemos el poder de la resurrección de Jesucristo en nosotros, este es el día en el que podemos levantarnos de nuestro lecho, y reclamar los propósitos que Dios nos ha dado.
¿Estas mirando el techo agobiado por la vida y desesperado por volver a levantarte otra vez? Bien, en el programa de hoy el Pastor Ron Moore tiene algunas buenas noticias para ti se encuentran en la historia de un hombre golpeado por la enfermedad y restaurado por el Salvador, esta puede ser tu historia también.
Toma tu Biblia y busca el evangelio de Juan, vamos a mirar el capítulo 7 y luego regresaremos al capítulo 5, mira el versículo 1 del capítulo 7, “Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle”
Cuando Jesús hace este último viaje a Jerusalén, pues este va a ser su último viaje, Jesús estaba alojado en la parte norte de Israel, la mayor parte del tiempo estuvo en Galilea, la sede de su ministerio fue en Capernaúm. Muchos milagros sucedieron cerca del Mar de Galilea. Los Israelitas tenían muchas fiestas, pero había tres fiestas obligatorias y muy importantes así que Jesús fue a Jerusalén, la primera es la de La Pascua, en esta fiesta adoraban a Dios porque Él los había liberado de Egipto y le daban gracias a Dios por ello.
Esta fiesta se celebraba en el primer mes judío, es decir entre marzo y abril para nosotros. La segunda fiesta obligatoria para llegar hasta Jerusalén fue El Pentecostés, en esta se conmemoraba los primeros frutos de la cosecha, y se celebraba en el tercer mes judío, lo que para nosotros serian mayo y junio, en el capítulo 7 vamos a ver la fiesta de los Tabernáculos, ellos lo celebraban en el séptimo mes, septiembre y octubre de nuestro calendario, y esta fiesta tenía dos propósitos; primero la acción de gracias por la cosecha venidera durante este tiempo pero hay otra razón por la que se llamaba la fiesta de los Tabernáculos, en el Antiguo Testamento cuando los Israelitas andaban por el desierto y Dios se manifestaba en la nube, ellos construían refugios con palos y ramas frondosas para protegerse, así que cuando en Israel celebraban esta fiesta estaban celebrando la cosecha venidera y la protección de Dios en el desierto.
Ahora, acabamos de ver en el verso 1 del capítulo 7 que Jesús tenía mucha oposición desde afuera pero también tenía oposición interna en su propia casa, mira los versos 2 al 5, “Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él” ¿puedes percibir el sarcasmo? “Nadie que quiera ser famoso hace sus cosas en secreto” “muéstrate al mundo” que Jesús tenía mucha oposición no solo en Judea sino también en su propia casa.
Casi al final del capítulo 6 del libro de Juan, Jesús le había enseñado a la gente que si realmente lo querían seguir debían abandonarlo todo, todo debía quedar atrás, este es el capítulo donde Jesús habló de “comer su cuerpo y beber su sangre” él no lo decía literalmente, pero para muchos de sus seguidores estas palabras y sus enseñanzas eran un desafío que no estaban dispuestos a obedecer, así que después de estas palabras lo abandonaron, y se quedó solo con sus 12 discípulos. Es muy probable que sus hermanos estén diciéndole en tono burlón; ¿así que ahora estas solo con estos 12 fracasados? ¡vete a Jerusalén! tal vez si haces milagros allá, posiblemente regresen los que te abandonaron. Ni siquiera sus propios hermanos creían en él, ¿tú piensas que tienes problemas con tu familia? Jesús sabe cómo es esto, Jesús no fue con su familia a Jerusalén y tuvo que pasar los primeros días prácticamente de incognito.
Después de unos días y en medio de la fiesta de los Tabernáculos Jesús fue al templo y comenzó a enseñar, y como siempre cuando él hablaba atrajo una gran multitud, esto tuvo una emotiva reacción, algunos creían en él y decían; este es el Mesías, aquel a quien queremos seguir, otros permanecían dudosos y murmuraban, y este fue otro motivo por el cual los líderes religiosos querían ponerle en la cruz. Leamos Juan capítulo 7 versículo 30, “Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora”. Nadie iba a echar mano de Jesús hasta que él voluntariamente se lo permita. Querido amigo, Jesús no fue como una víctima a la cruz, él fue por voluntad propia.
Ahora, en este dialogo entre los dirigentes judíos y Jesús se descubre el punto decisivo que comenzó con la oposición hacia Jesús. Mire el versículo 21 del capítulo 7, anteriormente Jesús les había dicho, “¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis”. (Mateo 7:19 al 21) ¿Cuál fue la obra milagrosa que él hizo? ¿cuál fue el punto decisivo que llevo a los líderes a decidir matarlo?
Voy a hacer algunas aplicaciones pertinentes a partir de esta historia, busca Juan 5 verso 1, “Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén” muchos comentaristas piensan que esta fue la fiesta de la Pascua, así que lo que está pasando en el capítulo 5 es aproximadamente seis meses antes de lo que está pasando en el capítulo 7.
Jesús sube a Jerusalén para esta fiesta, mira el verso 2, “Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo” (Juan 5:2-5) Así que, aquí esta Jesús junto al estanque de Betesda, la leyenda decía que un ángel agitaba las aguas y todas las personas con enfermedades, se reunían y si eras el primero en entrar al estanque eras sanado, esa era la creencia, pero era un cruel desafío para aquellas personas que estaban totalmente incapacitadas de llegar al estanque. Sin embargo, gran cantidad de personas estaban ahí con la esperanza de ser sanados.
Así que aquí estaba este hombre que había estado enfermo por 38 años, mira nuevamente el verso 5, “Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo”. La escritura no nos dice exactamente cuál era la enfermedad de este hombre, puede haber sido debilidad extrema, parálisis o invalidez, lo único que sabemos es que este hombre se había acostado sobre su lecho durante casi cuarenta años, esto es mucho tiempo para estar en esa condición ¿verdad? Mira el versículo 6, “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, [seguramente Jesús tenía muchas preguntas, pero mira esta] le dijo: ¿Quieres ser sano?” él se enteró de su condición y del largo tiempo que este hombre había estado allí, y entonces le pregunto ¿Quieres ser sano? Suena extraño ¿verdad?
Mira el verso 7, “Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día”. (Juan 5:7-9)
Un gran milagro ¿verdad? Un gran día para este hombre, pero un mal día para los líderes judíos, mira la última parte del verso 9, “Y era día de reposo aquel día” Este milagro tuvo lugar en un día de reposo y los judíos tenían todo tipo de leyes y normas sobre lo que se podía y lo que no se podía hacer en este día. Cuando lo vieron a este hombre él caminaba por la calle con su lecho en su mano, no importaba si fueron 40, 60 o 100 años que él estuvo enfermo, ahora estaba quebrantando el sábado, y le dicen, “no te es lícito llevar tu lecho” ¡estas infringiendo la ley! Mira lo que él les respondió, verso 11, “El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda”
Este es un interesante milagro, este hombre no pide ser sanado, no está buscando a Jesús de ninguna manera y ni siquiera sabe quién es Jesús. Leemos el versículo 12, “Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: ¿Toma tu lecho y anda?” y el hombre que fue sanado respondió, “aquel que me sano” este hombre no tenía ni idea de quien era Jesús, pues Jesús había desaparecido en medio de la multitud. Más tarde supo que era Jesús así que regreso y dio aviso a los judíos, mira Juan 5 verso 16 y 17, “Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo” “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” Ahora vemos que este fue un punto decisivo. Por esta razón los judíos querían matarlo, no solo porque estaba quebrantando el sábado, eso sería algo secundario, sino que también, él llamaba a Dios su Padre, entonces vino la oposición. Pero a pesar de todo esto Jesús se quedaría allí en Jerusalén hasta el día de su muerte en la cruz.
Regresemos nuevamente a esta historia, y lo que quiero hacer es señalar algunas aplicaciones específicas y comenzare con la pregunta que Jesús le hace al enfermo, él se enteró de su condición y del largo tiempo que este hombre había estado allí, y entonces le pregunto ¿Quieres ser sano?
Ahora, recuerda que este hombre no está buscando a Jesús y ni siquiera sabía quién era Jesús, había estado acostado en esta alfombra por casi 40 años, es Jesús quien inicia su dialogo, tal vez le diría ¿quieres estar ahí todo el tiempo? ¿estas satisfecho con tu condición? Aquel hombre fue sincero con Jesús, el manifestó su imposibilidad de actuar, él le dijo a Jesús que no podía hacerlo solo, “no tengo quien me meta en el estanque” Sabes, lo único importante para Jesús es tú corazón, él vio la sinceridad y la angustia de este hombre, “Quiero ser sano, pero es imposible hacerlo solo” Muchas veces queremos ser libres, ser sanos, dejar ya ese lecho al cual estamos postrados. Entonces viene Jesús y nos pregunta “¿Quieres ser sano?” Si tú respuesta es “sí quiero” entonces Jesús te dice, igual que aquel hombre “Levántate, toma tu lecho, y anda” Si creemos en esta maravillosa verdad, si tenemos fe, tan solo un poco de fe entonces haremos lo que aquel hombre “Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo”
¿No quisieras levantarte de esa alfombra? Permíteme hacerte una pregunta; ¿Qué es lo que te mantiene a ti en el suelo? ¿es posible que te hayas dado por vencido? ¿es posible que tu corazón ya no quiera seguir adelante? Creo que Jesús le hace esta pregunta concreta a este hombre; ¿deseas ser sano, deseas levantarte? ¿tienes la voluntad de hacerlo?
38 años es mucho tiempo para estar tendido en una alfombra, cuando Jesús le hace esta pregunta creo que nos está haciendo a nosotros la misma pregunta en un sentido espiritual, permíteme considerar tres cosas que reducen a muchos creyentes a una vida de “postración espiritual”
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