“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25, 26)
Dicen que la vida es lo que sucede cuando estamos planificando para el futuro, pero para aquellos que siguen a Cristo la planificación lo es todo, descubrir este plan es donde nos encontramos ahora, no sólo la vida, sino una vida abundante y llena de alegría
Cuando Jesús entró en Jerusalén, aquel primer Domingo de Ramos, se produjo una algarabía entre la gente, luego en Juan capítulo 12 tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: “¡Hosanna! bendito el que viene en el nombre del Señor, bendito es el Rey de Israel” El pueblo aclamaba con esta palabra “Hosanna” qué significa “cuidar”. Y por esta vez la palabra Hosanna se convirtió en una exclamación de alabanza, pero la gente reacciona de manera diferente con algunos eventos, mientras un grupo estaba dedicado a alabar a Jesús, otro grupo estaba conspirando para condenarlo a muerte. Los líderes religiosos habían tenido suficiente de Jesús y estaban decididos a ponerle fin, así que hoy vamos a considerar este evento que establece el contexto para el Domingo de Ramos.
Toma tu Biblia y busca el libro de Juan capítulo 11, el escritor de este evangelio, Juan, comienza por decirnos que un hombre llamado Lázaro estaba enfermo. Lázaro vivió en un pequeño pueblo llamado Betania a unos tres y medio kilómetros afuera de Jerusalén, él tenía dos hermanas, sus nombres eran María y la otra se llamaba Martha. Mira el verso 2, “María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos” Es muy interesante que Juan hable acerca de María en este verso, pues él no va a contar la historia de María sino hasta el capítulo 12.
Recuerda que Mateo, Marcos y Lucas fueron escritos aproximadamente 50 o 60 años después de Cristo, Juan fue escrito en el año 90 después de Cristo, recuerda también que Jesús dijo que siempre que se cuente este evangelio la historia de María va a ser recordada. Juan asume que sus lectores saben todo acerca de María. ¿Recuerdas cuando María cayo rendida a los pies de Jesús diciendo “Sí hubieras estado aquí mi hermano aún viviría”? Ella estaba invadida de dolor al igual que Marta ¿Recuerdas a Martha? ella fue la que siempre está ocupada en esta familia, a ella le gusta cocinar y siempre está corriendo, María en cambio era más reflexiva, por esto no nos sorprende que Marta fuera la primera en salir al encuentro con Jesús, pero las dos estaban devastadas por el dolor de haber perdido a su hermano.
Tú también has estado ahí ¿verdad? cuando el dolor es tan profundo que es difícil encontrar palabras, así que las palabras son solamente un respiro entre los sollozos, “Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano” (Juan 11:32) María le dice lo mismo que le dijo su hermana Marta, posiblemente estuvieron hablando mucho de esto. Mira el verso 33, “Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió” la palabra utilizada aquí demuestra que Jesús estaba profundamente conmovido, tenía una evidente demostración de sentimientos, esta palabra literalmente significa “golpeado” Jesús estaba profundamente conmovido y con una dolorosa emoción interna, alguna de las traducciones dice que Él estaba profundamente indignado, la palabra “conmovido” significa “ser removido” agitado, por lo tanto, inspirado por Dios, Juan, que vio esto con sus propios ojos, utiliza estas palabras para describir a Jesús: “Se estremeció en espíritu y se conmovió”
Jesús estaba indignado, casi enojado, preocupado, agitado. ¿Por qué? Bueno piensa en esto, Él está de pie contemplando a la muerte, todos los resultados y la fealdad de la muerte, su último enemigo, Él está de pie contemplando el resultado del reino del mal, de Satanás, Él está indignado por el daño que el pecado puede hacer a nuestro cuerpo y que puso a Lázaro en la tumba; indignado de ver a María a quien amaba sollozando con sus lágrimas, sabiendo que cada persona frente a una tumba se va a sentir de la misma manera, Él estaba conmovido, ahora a pocos días de la cruz, Él sabía lo que iba a suceder y cómo tendría que pagar el precio por el pecado de la humanidad.
Creo que esto es un anticipo para lo que iba a suceder en el Getsemaní, grandes gotas de sudor y sangre caen de su frente “Si es posible pasa de mí esta copa” la muerte es un gran enemigo, y Satanás la utiliza como un arma terrible ¿verdad? Hebreos capítulo 2 dice: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:14,15) Jesús estaba ahí, de pie, indignado por la condición humana. Versículo 35, este es el verso más pequeño de la Biblia “Jesús lloró” (Juan 11:35). Jesús derrama sus lágrimas, lágrimas silenciosas; este es el único lugar en el que esta palabra es usada en el Nuevo Testamento.
Jesús revela su amor por la humanidad pues Él siempre se compadece de nuestras debilidades, Isaías 53:3 dice, que Jesús fue “varón de dolores, experimentado en quebranto” Jesús entiende nuestro dolor, simpatiza con nosotros, Jesús estaba de pie delante de la tumba y dijo a todos los que estaban con María y con Marta que quitaran la piedra, ellos estaban a punto de ver algo sorprendente, algo que dejaría una huella en el libro de Juan, antes de que Jesús vaya a la cruz. Mira el capítulo 11 verso 39: “Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días” Me encanta la Versión King James de la Biblia, ahí dice: “Señor, él apesta” eso es lo que Martha está diciendo. Mira ahora el versículo 40, “Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído” (Juan 11:40 y 41)
Mira esto, Jesús no está orando por Él mismo, está orando por los que le rodean, “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:41-43) Mira lo que sucede a continuación, verso 44: “Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”
Hemos de aprender de esta historia que Jesús es el dador de la vida y aquí está la mejor parte, Él nos permite participar de este proceso. Siempre estoy impresionado con esta historia porque algunas cosas están pasando aquí; primero, cuando Jesús va a la tumba para resucitar a Lázaro de entre los muertos ¿Qué es lo primero que Él pide a la gente? Que retiren la piedra, ahora, ¿no crees que sí Jesús tenía la capacidad de resucitar a un muerto, Él también pudo haber dicho a la piedra que se mueva? Él nos permite participar en el rescate de los muertos espiritualmente, ¿Cómo lo hacemos? Bueno, compartimos el mensaje de Cristo claramente, pero nosotros también debemos vivir ese mensaje, porque puede ser un verdadero obstáculo, si estamos diciendo una cosa con nuestra boca y estamos viviendo otra cosa con nuestras vidas.
Después que Lázaro fue sacado de la tumba ¿Qué es lo que hizo Jesús? ordenó que le quitaran los vendajes, piensa en esto, Lázaro ahora está vivo, pero la ropa con la que fue enterrado apestaba, este hombre había estado muerto por 4 días, así que alguien tenía que ayudarle a quitarse estas prendas, eso es lo que llamamos el discipulado. Cuando una persona viene a Cristo, tiene su ropa espiritual desgastada y maloliente, cada uno de nosotros tenemos pecados horribles, necesitamos personas que nos enseñen lo que significa caminar con Cristo, ser humildes para convertirnos en cristianos y tú también tienes que aprender a humillarte y decir: “aquí estoy, mi ropa apesta, necesito ayuda para quitarme todo esto de encima” y si tú has sido un cristiano por algún tiempo, sabes que debes aprender a involucrarte en la vida de los demás, y por supuesto, esto no es fácil.
Dios te ha dado la vida, ahora puedes ayudar a retirar las vendas, “la ropa sucia” y debo decir que este, es un gran privilegio que nos da Jesús, al permitirnos participar del proceso de salvación de la gente.
Ahora, regresemos al capítulo 12 verso 9, este es el fundamento para su entrada triunfal. Este fue el fundamento para tener un Domingo de Ramos, la multitud estaba allí, mira el verso 9 capitulo 12: “Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús” (Juan 12:9-11)
Muy bien, permíteme considerar esto; vemos, no sólo en este pasaje sino a través de todas las escrituras, que Jesús es la línea divisoria, el último milagro, la última señal de Jesús antes de llegar hasta la cruz, antes de la entrada triunfal, fue resucitar a Lázaro. Bien, vemos lo mismo cuando Jesús era apenas un bebé, en el pesebre, algunas personas se inclinan para adorarlo y otras personas quieren darle muerte. Cuando Jesús era un bebé, fue el Rey Herodes quién quería darle muerte, y ahora en Juan capítulo 11, son los líderes religiosos, Jesús siempre es la línea divisoria, por cierto, siempre hay otro grupo ¿verdad? las personas que lo ignoran; algunas personas adoran a Jesús, otras personas lo odian, y también está el grupo grande que simplemente lo ignora. Jesús que siempre es la línea divisoria; no puedes saltar el cerco cuando se trata de Jesús, no puedes decir simplemente: “Él es un gran maestro, me encantan sus enseñanzas, me gusta el sermón del monte, puedo leerlo todos los días, me gusta la oración de Jesús, la aprendí cuando era un niño, me gustan todas las cosas buenas que Él dice, claro, también hay algunas cosas que no me gustan, pero Él es un buen maestro, voy a tomar las cosas buenas de Jesús ya que es un gran maestro y también voy a desechar algunas cosas” Bueno, no puedes hacer eso.
Jesús siempre será la línea divisoria, nuestro problema no es que no podamos entender a Jesús, nuestro problema es que no podemos entender cómo convertirnos en cristianos, no deseamos que Jesús sea el Señor en nuestra vida. La razón por la cual tú no crees en Cristo es porque tú no quieres ceder ante nadie.
Por último, Jesús es la resurrección y la vida, mira el verso 25: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” ahora, Jesús nos hace la misma pregunta que le hizo a Martha, “¿Crees esto?” ¿Crees realmente en Jesús? Si es así, tú nunca vas a morir. Bendiciones
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