Qué bueno que podemos estar nuevamente juntos alrededor de la palabra de Dios. Bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Apocalipsis. Se cuenta que cuatrocientos años antes del nacimiento de Cristo, el renombrado filósofo Griego Sócrates, bebió la fatal cicuta y mientras esperaba la muerte, sus amigos le preguntaron: “¿Viviremos otra vez?” El moribundo filósofo solo pudo responder: “Espero que sí, pero ningún hombre puede saberlo con certeza” Bueno, sin el conocimiento bíblico, es lo más que se puede decir sobre la resurrección. Pero con el conocimiento bíblico se puede tener absoluta certeza sobre la resurrección.
Según lo que vimos en nuestro último estudio bíblico, sabemos que a raíz de la segunda venida de Cristo, el Anticristo y el falso profeta serán lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Satanás y sus demonios serán confinados a un abismo. La tierra será limpiada totalmente de toda persona incrédula. En la tierra existirán para entonces solo creyentes. Así se iniciará lo que se llama el reino milenial, en el cual Jesucristo será el Rey de reyes y Señor de señores, David resucitado será como su primer ministro. La iglesia toda, es decir el cuerpo de creyentes, todos resucitados y glorificados estará reinando juntamente con Jesucristo. Simultáneamente con esto, ocurrirá lo que leemos en Apocalipsis 20:4-6 donde dice: “Y vi tronos, y se sentaron los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” Este es un pasaje bíblico hermoso que comunica total seguridad en cuanto a la resurrección. Lo que primero ve Juan, el autor del libro de Apocalipsis son tronos, no precisa el número porque deben ser muchos. Sobre esos tronos se sentaron los que recibieron la facultad de juzgar. Se trata de personas importantes. ¿Quiénes son? No pueden ser otros sino la iglesia resucitada y glorificada amable oyente. Cuando Pablo escribió la carta a los Romanos, les dijo lo que tenemos en el capítulo 16 versículo 20: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies” Pues esta promesa se cumplirá en su totalidad cuando la iglesia esté sentada sobre esos tronos con Satanás aplastado sobre sus pies. ¿No le parece grandioso? Puede ser que hoy mismo Usted esté atravesando por situaciones muy dolorosas. A pesar que Usted conoce a Dios le ha invadido un sentir de abatimiento. Inclusive le parece que las cosas nunca van a ser diferentes. Pero no se desaliente mi amiga, mi amigo. Las cosas no siempre van a ser así, porque un día en el futuro Usted estará revestido de un cuerpo glorificado sentado sobre un trono haciendo uso de la facultad que Dios le ha concedido para juzgar, teniendo a Satanás y todo el reino del mal, aplastado bajo sus pies. Deje que este pensamiento traiga el consuelo y el ánimo que Usted necesita en este momento. Inmediatamente Juan ve algo insólito. Contempla las almas de los mártires de la tribulación. Se trata de los que pagaron con su vida el ser fieles a Jesús y a la palabra de Dios durante la tribulación. De los que prefirieron la muerte con tal de no adorar al Anticristo y a la imagen de él que el falso profeta hizo colocar en el templo de Jerusalén. De los que fueron decapitados por no dejarse poner el fatídico 666 en la frente o en la mano. Estos fieles creyentes que murieron martirizados en la tribulación, ahora gozan de vida. Han resucitado. Juan dice que vivieron. Vencieron la muerte. La resurrección es real amable oyente. La muerte no es el fin para el creyente. La muerte para el creyente es solamente una coma en el poema de su existencia eterna. No es el punto final. Los santos de la tribulación, una vez resucitados, reinaron con Cristo mil años, compartiendo el lugar de honor con la iglesia de Cristo. Maravilloso. ¿No le parece? Si Usted confía en Dios, no debe ver a la muerte como el malvado alguacil que le conduce a lo desconocido. No, amable oyente. La muerte para los creyentes es un siervo dócil que los conduce a las moradas de bendición eterna, para esperar la resurrección. Es aquí cuando Juan nos deja una enseñanza importante sobre la resurrección en general, tanto de creyentes como de incrédulos. Dice que los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. ¿A qué otros muertos se refiere? Pues a todos los que han muerto en incredulidad, desde que Dios creó al hombre hasta el último que murió en la segunda venida de Cristo. Estos incrédulos muertos también resucitarán, pero mil años más tarde de lo que resucitaron los creyentes. Juan señala que la resurrección antes del milenio es lo que se conoce como la primera resurrección. En consecuencia, la resurrección después del milenio es la segunda resurrección. Los creyentes tienen parte en la primera resurrección. Los incrédulos tienen parte en la segunda resurrección. La primera resurrección se conoce como la resurrección de vida, la segunda resurrección se conoce como la resurrección de condenación. Juan 5:29 dice: “Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” La resurrección de vida garantiza existencia eterna con cuerpos glorificados en el cielo. La resurrección de condenación garantiza existencia eterna con cuerpos indestructibles en el infierno. Sobre esto último estudiaremos con mayor detalle a medida que vamos avanzando en nuestro estudio del libro de Apocalipsis. Tener parte en la primera resurrección trae beneficios invalorables. Por eso Juan dice: Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. Lo beneficios son que la segunda muerte no tiene potestad sobre ellos. La segunda muerte es el castigo eterno en el lago de fuego que arde con azufre. Note lo que dice Apocalipsis 21:8 “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Gran beneficio de los que tienen parte en la primera resurrección. Nunca jamás serán lanzados al lago de fuego. Otro beneficio de los que tienen parte en la primera resurrección es que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Grandioso amable oyente. Si Usted quiere ser un sacerdote de Dios y reinar con Cristo en la tierra durante mil años, debe recibir a Cristo como Salvador, para así tener parte en la primera resurrección. Antes de finalizar, me gustaría examinar con algo más de detalle la primera resurrección. Esta resurrección, como ya dijimos, sucede antes del milenio, pero no ocurre en un solo evento. Se reconoce al menos tres fases. La primera fase, es la resurrección de Cristo. Note lo que dice 1 Corintios 15:20 “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” Como primicias, Cristo es el primero de muchos que como él también resucitaremos antes de que se inicie el milenio. La segunda fase es la resurrección de los creyentes que mueran antes del arrebatamiento de la iglesia. Sobre esto nos habla 1 Tesalonicenses 4:13-18 donde dice: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” En esta fase de la primera resurrección, resucitarán todos los que en vida confiaron en Cristo como Salvador. En la tercera fase de la primera resurrección participan dos grupos. Por un lado los creyentes que murieron durante la tribulación, conforme a lo que acabamos de estudiar en el libro de Apocalipsis y por otro lado los creyentes del Antiguo Testamento. Sobre esto último nos habla Daniel 12:1-2 donde dice: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Según este texto, los creyentes del Antiguo Testamento resucitarán después del tiempo de angustia. Es decir después de la tribulación. Así se completa la primera resurrección. Por haber recibido a Cristo como mi Salvador, yo tendré parte en la primera resurrección, eso si me muero antes que Jesucristo venga a arrebatar a su iglesia. Es para mí la promesa de no experimentar la muerte segunda y de ser sacerdote de Dios y de Cristo y de reinar con Cristo mil años. ¿No le gustaría que esta promesa sea suya también? Si es así, Usted necesita recibir a Cristo como su Salvador personal. Hágalo hoy mismo.
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