Bienvenidos, estoy muy contento porque tengo el privilegio, de una vez más estar al aire y compartir contigo un programa más de la serie Hilos, que lo único que pretende es que compartas el evangelio a personas que no conocen a Cristo al introducirle en tus conversaciones diarias. De eso es de lo que estamos hablando durante esta serie, alentándonos intencionalmente unos a otros a ser verdaderos seguidores de Jesús, compartiendo a las personas momento a momento, día tras día, hablando sobre el carácter de Dios y la pecaminosidad del hombre y la suficiencia de Cristo, la necesidad de la fe y la urgencia de la eternidad.
En cada uno de los programas vamos a tratar de contestar esta pregunta: ¿Cómo tejemos el evangelio en el contexto de nuestras conversaciones cotidianas? Porque este evangelio es demasiado bueno para guardarlo para nosotros mismos como el significado literal de la palabra: “Evangelio” como son buenas noticias. Entonces, si no compartimos la buena noticia de lo que Dios ha hecho por nosotros, básicamente estaríamos diciendo una de dos cosas: que no creemos realmente en este evangelio y que solo estamos jugando un juego religioso o que no se te ha compartido aun las buenas nuevas. Sea cual fuera tu respuesta, sino estamos cumpliendo con el mandato superior quiere decir que no amamos verdaderamente el evangelio.
Esta es la esperanza que Dios tiene contigo, que al escuchar su voluntad el día de hoy puedas empezar a hablar con otros de las grandes cosas que ha hecho el Señor en tu vida. Para empezar, quiero mencionarte dos cuestionamientos que nos llevará a entender el propósito específico de este programa: ¿por qué tengo que poner mi fe en Jesús para ser restaurado por Dios? y ¿por qué necesito ser restaurado primeramente?
Antes de responder a estas preguntas, quiero recordarles lo que se mencionó anteriormente sobre el dilema del ser humano respecto al carácter de Dios, me refiero a la siguiente pregunta: ¿cómo puede el Dios que es juez justo salvar a pecadores? Recordando el carácter de Dios, se dijo que Él es el santo creador, puro, infinitamente bueno y de acuerdo a la palabra de Dios, escucha lo que dice Isaías capítulo 43, versículo 15: “Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey”. Aquí Jehová se presenta como el Señor y creador, sin embargo, el hombre decidió rebelarse contra Él. Mientras que en Romanos 3, 12 dice: “todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Para muchos, eso se manifiesta en autocomplacencia, en las cosas de este mundo. Para otros, se manifiesta en auto justicia y en intentos religiosos de ganarse el favor de Dios. Pero para todos es la evidencia de que nos alejamos de Dios para vivir bajo nuestro propio parecer. Y como resultado, estamos separados de Dios. Esto está fundamentado en el capítulo 3 del libro de Romanos, versículo 23 que dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” la separación de Dios a causa del pecado es real e inevitable, y con esto puedes preguntarte, entonces ¿Dios no me ama?
Claro que sí, porque Él en sí mismo es amor, bueno esto lo entenderemos más adelante, pero a lo que iba es que Dios es justo y como juez justo, por su propia naturaleza, debe decirle al inocente, usted es inocente y debe decirle al culpable, usted es culpable. Así lo manifestaba en Proverbios capítulo 17, versículo 15: “el que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová”. Por su propio carácter no puede justificar al pecador, entonces el hombre es pecador por su propia naturaleza y la paga del pecado es la muerte. Tal y como está escrito en el capítulo 6 de Romanos, versículo 23: “porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. En referencia a la muerte espiritual, a la muerte eterna que nos separa de Dios. Y claro, puedes decir, ¿qué clase de buenas noticias son estas? Es que, aunque esta realidad sea muy mala, hay una verdad aún más grande y es que Dios es misericordioso.
Teniendo esto en mente, acompáñame a leer si tienes por allí tu Biblia o solamente escucha lo que dice Tito 2:11: “porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” y es aquí donde inicia el dilema del ser humano representado en las siguientes preguntas: ¿cómo puede el Dios Santo salvarnos?, ¿cómo puede mostrar su amor hacia nosotros que somos pecadores dignos de juicio?, ¿cómo Dios puede justificarnos de nuestra culpabilidad, si su esencia es ser justo?
Perdóname si esto parece una metralleta de preguntas, pero creo que es necesario para comprender todo lo que Jehová hace en su sola potestad. Porque según la naturaleza de Dios sobre su santidad y justicia, ¿cómo puede él perdonar los pecados?, ¿cómo puede expresar el amor santo sin perdonarnos de nuestro pecado? Si Dios es amor. ¿Cómo puede amarnos Dios? Y es eso exactamente de lo que trata este dilema fundamental. Ahora bien, no es el problema que la mayoría de las personas normalmente identifica. Piénsalo. ¿Cuántas personas en nuestra cultura están preocupadas hoy, sobre cómo Dios puede ser justo y amar a los pecadores? Bueno, la verdad va más por esta pregunta, ¿cómo puede dejar que la gente buena vaya al infierno? Hasta aquí van las preguntas que las personas se hacen y tal vez tú lo has hecho, pero lo más importante es volver a preguntar acorde a la Biblia, si ese es el caso, la cuestión iría por ¿cómo podemos ser salvos? y, ¿cómo puede Dios declararnos justos cuando no lo somos?
No tenemos idea de la magnitud de aquel contra quien hemos pecado y no nos damos cuenta de que, si Dios pasara por alto el pecado, su santidad y justicia quedarían completamente comprometidas. Él ya no sería más Dios. Entonces este dilema nos prepara para continuar al siguiente hilo del evangelio, la suficiencia de Cristo. Actualmente, existen muchas religiones en todo el mundo y probablemente más que cualquier otro tiempo, y las personas creen que todas ellas conducirán al mismo lugar y por eso todas son, igualmente, válidas. Nadie es inferior o superior a los demás, pero la única verdad es que solo Jesús es el único camino hacia la restauración con Dios, quien es santo, justo y creador de todas las cosas. De esta manera, comprendamos quiénes somos, hombres y mujeres que han sido creados por Dios, pero corrompidos por el pecado al rebelarse contra Dios, y como consecuencia estamos separados de Él.
Sólo Jesús puede limpiarnos de toda maldad y llevarnos a reconciliarnos con el Padre. Este hilo del evangelio quiere mostrarnos al hijo de Dios como el único que puede darnos la salvación. Pero, ¿es Jesús el único en el mundo lleno de una multiplicidad de religiones? Pues sí, solo Él puede darnos una vida nueva, sólo Él puede redimirnos, es decir librarnos de la condenación por dos razones importantes: una, por quién es Él. Así que he aquí el misterio de quién es Jesús. Por un lado, mira, la humanidad de Jesús es de un carácter humilde. Casi todas las personas en el mundo que saben algo de Jesús, incluso los eruditos seculares dirían que Jesús fue un buen hombre. En la historia religiosa, las personas pueden identificarse con Jesús. Él no vivió una vida protegida. Él era el hombre que está familiarizado con el dolor, las luchas y el sufrimiento. Incluso aquí, en el siglo XXI, las personas en nuestra cultura, encuentran mucho que admirar, porque por ejemplo, Él defendió la causa de los pobres y los necesitados.
Fue un hombre excepcional, hizo amistad con los descuidados, los débiles, los oprimidos. Salía con los despreciados y rechazados. Él amaba a sus enemigos y les enseñó a otros a hacer lo mismo, incluso cuando fue atacado injustamente sin tomar represalias sobre ello. Y todas estas formas muestran su carácter, humilde, que muchos en todo el mundo lo reconocieron. Al mismo tiempo, Jesús también revela una sorprendente egocentricidad porque hablaba continuamente sobre sí mismo, yo soy. Ven a mí, sígueme. Le dijo a la gente, si vienes a mí, lo haré.
Entonces, al mismo tiempo, vemos que es una humanidad humilde, sin embargo, hizo afirmaciones extravagantes sobre sí mismo. El teólogo John Stott describe esto mejor. Escucha lo que dice: “una de las cosas más extraordinarias que mencionó, discretamente, en su enseñanza fue sobre su propósito. Por ejemplo, al afirmar que era el buen pastor que salió al desierto a buscar a su oveja perdida. En otras palabras, se puso en una categoría moral en la que estaba solo. Todos los demás estaban en la oscuridad. Él era la luz del mundo. Todos los demás tenían hambre y Él era el pan de la vida. Todos los demás tenían sed y Él podía saciar su sed. Todos los demás eran pecadores y Él podía perdonar sus pecados. De hecho, en dos ocasiones distintas, lo hizo y las dos veces los observadores se escandalizaron, entonces preguntaron, ¿por qué este hombre habla así? Les molestaba que diga que Él puede perdonar pecados. Varias de sus parábolas implicaban su relación con el Padre, por ejemplo, que llegaría el día en que se sentaría en su glorioso trono. Todas las naciones se pararían frente a Él y Él las separaría. En otras palabras, Él resolvería su destino eterno”.
Con todo esto que les estoy mencionando, ¿no creen que Jesús es el centro del día del juicio? Nuestro Señor afirmaba ser el Salvador y el Juez de todo, sin duda, pensó que era único. El teólogo Lewis, dijo: “tratando de evitar que alguien diga la mayor de las tonterías que a menudo se han dicho en cuanto a Él: “estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro de moral, pero no acepto su afirmación de que era Dios”. Esto es algo que no deberíamos decir. El hombre que sin ser más que hombre haya dicho la clase de cosas que Jesús dijo, no es un gran moralista. Bien es un lunático que está al mismo nivel del que dice que es un huevo frito o un demonio del infierno. Puedes hacer tu elección. O bien este hombre era y es el Hijo de Dios; o era un loco o algo peor. Escarnécele como a un insensato, escúpelo y mátalo como a un demonio; o cae a sus pies y proclámalo como Señor y Dios.
Leave a comment