Queridos oyentes, bienvenidos a un programa más, gracias por sintonizarnos y acompañarnos en esta serie denominada Hilos ya que el propósito es tejer los hilos del evangelio en nuestras conversaciones diarias.
Para el día de hoy vamos a continuar con el número tres, que trata de la suficiencia de Cristo. Les recuerdo que ya topamos los dos anteriores sobre el carácter de Dios y la pecaminosidad del hombre. Con esto en mente, retomamos la idea de que Jesús es absolutamente único, su vida, su muerte, su resurrección. Él fue suficiente para redimirnos de todo pecado. Esto quiero que entiendan para que vayan, sin dudas, sin miedo, sin desconocimiento a compartir las buenas nuevas.
Bien, en el programa anterior vimos que en la Biblia está escrito que nos regocijamos en todo tiempo, aún en medio de la adversidad y debemos regocijarnos porque Cristo ha vencido a la muerte. Y cuando esta verdad se hace realidad en nosotros, vemos y actuamos de diferente manera, y cuando eso sucede, entonces la gente comienza a preguntarse: ¿qué pasa? Y es porque estamos hablando de una permanente sensación de confianza y alegría porque Cristo ha resucitado y ahora sabemos que la muerte es ganancia y el vivir es Cristo.
Entonces en torno a todo esto, existen un sinnúmero de religiones alrededor del mundo, pero creo que, tanto yo como ustedes, coincidimos que existen pruebas indubitables sobre la singularidad vida de Jesús. Entonces, yo te pregunto: ¿si esto es así, el fin último de todas las religiones es válido? ¿Tienen un mismo propósito todas ellas? ¿Tienen un mismo destino? Pues déjame decirte que no, la verdad es que existe todo tipo de creencias que no se acercan en nada con lo que el cristianismo declara, así que, efectivamente, el cristianismo no funciona para todos. Sin embargo, Jesús, a pesar de todo ello, sí murió por todos, Él vino a traer libertad para todos.
Es extremadamente común en nuestra cultura y mundo que el tema de las religiones sean una cuestión de gustos, de tradición como si fuese una cuestión de preferencia. Al igual que eliges tu sabor favorito de helado, eliges tu sabor de fe o religión de acuerdo a la tradición, dónde naces o a la cultura en la que te encuentras. Entonces, si naciste en India, probablemente seas hindú. Si naces en Arabia, probablemente seas musulmán. Si naciste en Latinoamérica, probablemente seas una religión cristiana. En fin, la fe es simplemente una cuestión de tradición. Existe esta idea pluralista de que todas las religiones son iguales y debes elegir lo que sea mejor para ti, pero lo que estas ideas no hacen, es mirar la fe en términos de verdad, porque todas estas religiones no pueden ser verdaderas y lo triste es que muchos actualmente se encuentran viviendo en base a una mentira.
Ahora, nosotros sabemos que vivimos en la verdad, porque leemos en Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Entonces, ante esto, la conclusión es que, si nosotros vivimos en la verdad, los demás son los que viven en la mentira. Mira, si tan sólo comparamos entre el islam y el cristianismo, vamos a darnos cuenta que van por caminos totalmente diferentes; nosotros como seguidores de Cristo sabemos que Jesús vino, nació de María, creció, desarrolló su ministerio, murió en la cruz y resucitó al tercer día. Mientras que algunos del islam dicen que nunca murió en la cruz, que fue otra persona parecida a Él quien lo hizo; otros, en su lugar dicen que Jesús no murió allí, que sólo lo lastimaron y por lo tanto no se levantó de la tumba. Entonces, las personas pueden preguntarse ¿cuál historia es verdadera y cuál es mentira? Y antes de contestar, quiero aclararles que la resurrección de Cristo es la base de nuestra fe, porque no adoramos ni alabamos a un Dios muerto, sino a un Dios vivo. 2 Corintios capítulo 5, versos del 14 al 15 dicen: “porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.”
La verdad es única aquí y en la China, la verdad no depende del lugar geográfico en donde se encuentren. Ciertamente depende de nosotros, de cada persona el decidir en donde vamos a pasar la eternidad, es decir, es una cuestión de fe; o ponen su fe en Dios, el mismo Dios de Abraham, Isaac y Jacob, o ponen su fe en otro o no la ponen en ninguno. Creerán en la resurrección de Jesús o no, cualquiera de ellos implicará un acto de fe.
Ahora, por un momento quiero referirme a los amigos no cristianos, y decirles que la carga de la prueba cuando se trata de la resurrección no es sólo para los cristianos. También hay una carga de prueba para los no cristianos porque no hay duda, ni siquiera entre los laicos o los eruditos de hace 2000 años, ni comunidades y movimientos religiosos completamente nuevos, que Jesús existió y quienes proclaman la resurrección como una verdad deben tener tanta fe como aquellos que proclaman que no existió tal resurrección. Todo este tipo de discusiones teológicas y filosóficas es para que puedan comprender que la fe no es un tipo de sabor, ni una tradición, la fe no pertenece a un lugar específico, ni a una convicción propia.
Alguna vez alguien me dijo que nosotros los latinos, nacimos en una cultura donde existen muchas iglesias cristianas y entonces pregunto que: «en el caso de haber nacido rodeados de templos, mezquitas ¿hubiéramos sido musulmanes o hindúes?” Y pues mira, hoy quiero responderle a toda esa pregunta, y es que, independiente de que Jesús ha sido aceptado mayormente en nuestra cultura, para mi Jesús y su resurrección es una verdad absoluta. Entonces, hoy te pregunto: ¿Por qué deberíamos ser cristianos?, ¿acaso están dispuestos a comenzar un viaje donde puedan explorar las afirmaciones de verdad sobre Cristo?
Sí tu repuesta es afirmativa, les recomiendo leer el libro “Por qué soy cristiano” del pastor John Stott porque va a ser útil para comprender de mejor manera lo que estamos tratando el día de hoy. En su libro, Jhon escribe, respondiendo a su pregunta ¿por qué soy cristiano?: “No porque la fe cristiana sea atractiva, sino porque es verdadera… La correspondencia entre nuestras aspiraciones y su cumplimiento en Cristo no se debe a las fantasías de nuestra propia imaginación, sino a la realidad que Dios ha establecido”. E inmediatamente cita a Lewis y dice: “C.S. Lewis lo expresó con enorme claridad: Nuestra nostalgia de por vida, nuestro anhelo de reunirnos con un algo en el universo del cual ahora mismo nos sentimos separados, nuestro deseo de estar en el lado de dentro de una puerta que siempre hemos visto desde afuera: éstas no son ilusiones neuróticas, sino el más claro indicio de nuestra verdadera situación.”
¿Lo ves?, no hay dudas, en el camino surgirán muchas preguntas, razones que impidan el creer totalmente sobre la veracidad de la vida de Jesús que además no es cuestión de gustos, pero la verdad es que su Palabra es nuestra mejor respuesta. Entonces, si otras personas nos preguntan, si Dios es tan amoroso como dices, entonces, ¿por qué envía personas al infierno? En lo que debemos enfocarnos es en hablar del amor incondicional de Dios, el cual se muestra a través del evangelio, es decir, que no podemos caer en las preguntas triviales y muchas veces mal intencionadas de personas que no conocen a Cristo.
Ahora, no quiero que pienses que los estoy juzgando, pero nosotros que tenemos la verdad debemos llevarles a que lo conozcan y no a un rin de sobre quien tiene la razón o no. Una vez escuché que un hombre empezaba a compartir de Dios diciéndoles: “Supongamos que hay un Dios porque en el caso de que digas lo contrario, quiere decir que has buscado todas las posibilidades, el conocimiento para tener esta percepción. Y si aún sigues pretendiendo que no existe al mismo tiempo estás declarando tu divinidad. Pero, seguimos suponiendo que existe un Dios creador del cielo y de la tierra, de las plantas, las montañas, los animales, del hombre y la mujer; pero el propósito de haberte creado fue para que experimentes y tengas una relación con Él, lo puedas disfrutar y conocer. Ahora, si tomas la decisión de alejarte y desobedecer, entonces experimentarás la muerte y creo que no quisieras eso. Sin embargo, Jehová conocía que lo haríamos e ideo un plan para reconciliarnos con Él”. Y continuo, hablándoles del plan maravilloso de Dios.
Entonces, así como aquel hombre quiso que su compañero o amigo conozca esto, así quiero que hoy escuchen nuevamente este mensaje para que vayamos y lo comuniquemos a otros. Dios deseó mostrarnos su bendición, su misericordia, para que vayas al mundo y conozcan su bondad a través de la relación que podemos tener con el creador, sin embargo, de la misma manera en cómo se relacionó el pueblo de Dios en el antiguo testamento cuando afirmaron seguir a su único Dios y después que Dios mostró su misericordia su pueblo decidió dejarle e ir en pos de otros dioses como terneros de oro, de la misma manera nosotros hacemos eso con Dios.
Mira, el propósito del Señor al hacernos parte de su familia es que le adoremos, le alabemos, le glorifiquemos al propagar su bondad. Sin embargo, hacemos lo mismo que los israelitas en el Antiguo Testamento, ustedes pueden decir, bueno, eso paso hace mucho tiempo y no es nuestra realidad. Pero, déjenme decirles que no, tal vez ya no adoramos a becerros de oro, pero si a nuestro trabajo, al dinero a nuestras propias acciones.
Ahora hay algo maravilloso en medio de eso, y es que Jehová nos conoce de tal manera, que envió mensajeros para que lleven las nuevas noticias, mensajeros que cuenten de la gracia, misericordia y amor de Dios, de esta manera las personas puedan volverse del pecado. Pero no solamente eso, sino que decidió venir por su propia cuenta a través de su hijo para vivir en medio de su creación: amándola, cuidándola, restaurándola, trayendo buenas noticias a su pueblo. Y, ¿saben cómo le recibimos nosotros a nuestro Padre, Hermano, Creador? Pues, para responderles leamos Isaías capítulo 53, versos del 3 al 5, esto dice: “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestro dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Mira, el deseo de Dios fue amarnos, perdonar nuestros pecados, limpiarnos, restaurarnos, pero nosotros no respondimos favorablemente. Ahora, ¿crees que alguien que llegue a conocer esto, pueda seguir preguntando por qué hay un sólo camino para llegar al amor? Después de haber escuchado esto, volvemos a la pregunta: ¿qué significa realmente ser cristiano? Mira, hay personas que privatizaban su fe, pensando solo en el bien personal, pero cuando uno conoce realmente la palabra de Dios es imposible seguir callando. Es imposible creer en la vida, muerte y resurrección de Jesús y no contárselo a nadie más, sería como conocer la fuente de agua en medio del desierto y no decirlo a nadie.
Por eso quiero motivarte, de todo corazón, a que desde hoy empieces a compartir de Cristo a las personas que están a tu alrededor. Sé que tal vez el miedo, la vergüenza y nervios no desaparecerán; pero después de hacerlo tendrás la mayor satisfacción. Invita a las personas a creer y confiar en el amor de Dios, aquel amor expresado a través de su Hijo Jesús que dio su vida por nosotros para salvarnos de la muerte y darnos vida eterna.
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