Qué bueno es estar nuevamente con Usted para compartir estas palabras de esperanza. En instantes más estará con nosotros David Logacho para hablarnos acerca de la vida más allá de la muerte.
Cuando el gran científico cristiano, Sir Michael Faraday, estaba en su lecho de muerte, un periodista le preguntó acerca de su opinión en cuanto a las especulaciones sobre la vida después de la muerte. Faraday respondió: ¡Especulaciones! Para mí no son especulaciones. Para mí son hechos reales. Yo sé que mi Redentor vive, y porque él vive, yo también viviré.
¡Qué maravillosa esperanza! Es la misma esperanza que tengo yo y la misma esperanza que tienen muchos de nuestros amigos oyentes. Pero ¿Tiene Usted esta esperanza? O la vida después de la muerte para Usted es un asunto que nadie sabe y es mejor no ponerse a pensar en eso. ¡Qué triste si Usted piensa así! Porque la Biblia nos da toda la información para saber a ciencia cierta lo que ocurrirá después de la muerte.
Hubo en la antigüedad un hombre que hizo una gran pregunta. El nombre de este hombre es Job. En el libro escrito por él, capítulo 14 versículo 14 dice lo siguiente: “Si el hombre muriere ¿volverá a vivir?” Intrigante pregunta.
El hombre ha planteado todo tipo de respuestas para esta pregunta. Respuestas que van desde la reencarnación hasta la extinción.
Los que creen en la reencarnación piensan que cuando mueran, volverán a tener vida pero en otro ser, que dependiendo del karma podría ser un ser superior o un ser inferior.
Los que creen en la extinción, piensan que la muerte es el fin de todo. Más allá de la muerte no hay absolutamente nada.
Pero ¿Qué respuesta da la Biblia a esta pregunta? Bueno, en el mismo libro, capítulo 19 versículo 25, Job dice lo siguiente: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de desecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”
Job habla de su Redentor, quien vive y quien al fin se levantará sobre el polvo. Este Redentor no puede ser otro sino Jehová. Note lo que dice Salmo 19:14 “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía y redentor mío”
Allí lo tiene. Jehová es el Redentor. Será Jehová quien se levantará sobre el polvo. Esto significa que Jehová es conquistador de la muerte. Pero observemos con mayor detenimiento a Jehová como Redentor, esta vez con la ayuda del Nuevo Testamento. En varios pasajes de la Biblia aparece Jesucristo como aquel en quien tenemos redención, o aquel quien es el Redentor.
Un caso así se encuentra en Efesios 1:7 cuando hablando de Jesucristo dice: “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”
Queda claro que Jesucristo es el Redentor por cuanto en él tenemos redención por su sangre. El Nuevo Testamento es claro en presentar a Jesucristo como nuestro Redentor por cuanto fue él quien se ofreció a sí mismo como sacrificio por nuestro pecado. Jesucristo murió, y al tercer día resucitó de entre los muertos, privando a la muerte de su poder. Jesucristo literalmente se levantó sobre el polvo. Jesucristo es entonces el Redentor que vive, del cual habló Job miles de años atrás, quien se levantó sobre el polvo.
Volviendo al libro de Job, note que Job dice que después que su piel sea deshecha, o después de su muerte, aún así en su carne ha de ver a Dios. Esto muestra la seguridad que Job tenía en cuanto a la resurrección. Volverá a la vida en su carne, no en otra carne, como creen los que sostienen la reencarnación. Job sabía que no se iba a extinguir después de la muerte. Job sabía que volvería a vivir y que en su carne iba a ver a Dios. ¡Qué maravilloso!
Todo será la obra del Redentor que vive. Todo será la obra de Cristo Jesús, quien venció la muerte y garantiza victoria sobre la muerte a todo aquel que en él cree.
Durante el tiempo que Jesús estaba sobre la tierra, tuvo estrecha amistad con una familia de Betania, compuesta por Maria, Marta y Lázaro, hermanos entre ellos. En un fatídico momento, Lázaro enfermó gravemente. Sabiendo del poder sanador de Jesús, María y Marta enviaron noticias a Jesús diciendo: Lázaro está enfermo. La idea era: Jesús ven pronto, porque Lázaro está tan enfermo que puede morir de un momento a otro, a no ser que tú hagas algo para evitarlo. Cuando Jesús oyó la noticia se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después tomó a sus discípulos y se dirigió hacia Betania. Cuando se acercaba a Betania, se enteró que hacía ya cuatro días que Lázaro había muerto y había sido sepultado. Marta salió al encuentro con Jesús, mientras María se quedó en casa. Marta entonces dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero también sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Oyendo estas palabras, Jesús dijo a Marta: Tu hermano resucitará. Algo confundida, Marta pensó que Jesús hablaba de la resurrección que esperaba a todos los muertos, pero Jesús corrigió esta apreciación de Marta y le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Marta abrió su corazón y confesó a Jesús diciendo: Sí, Señor, yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Cuando María supo que Jesús había llegado, se levantó deprisa y vino a su encuentro. Tan pronto María vio a Jesús, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Para entonces Jesús estaba en lágrimas y preguntó: ¿Dónde le pusisteis? Cuando lo supo, vino Jesús vino al sepulcro y ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada del sepulcro. Marta, la hermana, protestó diciendo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús simplemente dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra y después de haber orado a su Padre, Jesús clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús por tanto les dijo: Desatadle y dejadle ir.
Grandioso milagro que ilustra perfectamente el poder sobre la muerte de Jesucristo nuestro Redentor. Es por medio de él que el hombre puede también aspirar a la resurrección. Jesús dijo lo siguiente en Juan 5:21 “Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.”
Si Usted quiere tener la esperanza de vivir después de la muerte, Usted necesita tener a Cristo Jesús en su vida. Es la única manera de aspirar a tener vida después de la muerte. De otra manera lo único que le espera es castigo eterno después de la muerte.
Volvamos a la pregunta que nos hizo reflexionar sobre la vida después de la muerte: Si el hombre muriere, ¿Volverá a vivir? Aparte de todas las posibles respuestas diseñadas por el hombre, se levanta gloriosa la respuesta de la palabra de Dios. Sí, hay vida después de la muerte. Esa vida después de la muerte es resultado del poder vivificador de Cristo Jesús, el Redentor, quien murió por el pecador en la cruz del Calvario y resucitó al tercer día venciendo la muerte.
Si Usted quiere tener esta seguridad, como el científico cristiano Michael Faraday, es necesario que hoy mismo decida recibir a Cristo como su Salvador personal.
¿Cómo hacerlo? Pues tiene que saber y creer lo que Dios ha dicho en su palabra acerca de su condición espiritual presente y lo que Dios ha hecho para otorgarle vida eterna. La Biblia dice que su condición espiritual presente es por demás crítica. ¿Por qué? Pues porque según la Biblia, Usted es un pecador. Es algo que no lo puede evitar, aunque se esconda detrás de una máscara de integridad. Es posible que no haya robado a nadie, que no haya matado a nadie, que no haya sido infiel a su cónyuge y todo lo demás, pero aun así, Usted no llega a cumplir con la perfección que Dios demanda, por tanto es pecador. Usted sabe que lo es.
¿Acaso nunca ha tenido un mal pensamiento? ¿Acaso nunca se ha disgustado con nadie? ¿Acaso jamás ha dicho algo negativo de alguien? ¿Acaso jamás ha explotado en ira por algo que ha sucedido? Pues todo esto también es pecado y es producto de nuestra condición natural como pecadores. También debe reconocer que como pecador que es, está en peligro de ir a eterna condenación. En lugar de tener vida después de la muerte, tendrá castigo después de la muerte. La palabra de Dios dice que la paga del pecado es muerte. No corra el riesgo de recibir condenación eterna. Eso será muy trágico, y lo peor es que no hay manera de remediarlo una vez que salga de este mundo sin haber recibido a Cristo como su Salvador. Además debe saber que Dios le ama. Su amor por Usted es tan puro y profundo que Dios dio a su Hijo amado para que muera en la cruz en el lugar que a Usted como pecador le corresponde.
La palabra de Dios dice que Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros. Estando en la cruz, Jesús dijo: Consumado es, y con eso estaba dando a entender que había pagado todo lo que cualquier pecador, aún el más depravado, merece. No desperdicie esa obra perfecta de Cristo.
Por último, debe saber que para hacer efectiva esa obra de Cristo en la cruz, es necesario que Usted voluntariamente reciba a Cristo como su Salvador personal. Si en su ser interior, Usted sabe que no es salvo porque jamás ha recibido a Cristo como Salvador, hoy mismo hable con Dios y dígale que quiere recibir a Cristo como Salvador. Dios responderá su oración y Usted será salvo. De esta manera Usted también tendrá la certeza de que vivirá después de la muerte. Que Dios le guíe a tomar esta decisión crucial.
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