Reciba cordiales saludos amable oyente. Sea bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy. Muchas gracias por su sintonía. Agradezco por sus oraciones a favor de este ministerio. Gracias en especial a aquellos que mediante sus ofrendas hacen posible que este ministerio siga adelante. Estamos estudiando el libro de Santiago. Las pruebas son circunstancias adversas diseñadas soberanamente por Dios para ayudarnos a desarrollar paciencia, lo cual a su vez es indispensable para ser perfectos y cabales sin que nos falte cosa alguna. Las pruebas no son algo que nosotros lo buscamos, simplemente aparecen y de pronto nos encontramos en medio de ellas. A simple vista, parecería que las pruebas son contrarias a los que las padecen, pero vistas a la luz de la palabra de Dios, son beneficiosas para quien las padece. Bien se ha dicho por tanto que las pruebas son bendiciones en disfraz. Por fuera lucen horribles, pero por dentro encierran tesoros. Cuando llegan las pruebas a nuestra vida tenemos básicamente dos opciones. La primera, dejarnos controlar por nuestra carne y rechazar la prueba, culpar a Dios de ser injusto, sentir autocompasión, quejarnos de nuestra mala fortuna y buscar desesperadamente por cualquier medio la salida. La segunda, dejarnos controlar por el Espíritu Santo y tener por sumo gozo cuando nos hallemos en medio del fuego de la prueba. Esta es una actitud que el mundo considera antinatural. ¿Cómo es posible estar sufriendo y a la vez estar experimentando sumo gozo? Sin la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo es imposible, pero cuando el Espíritu Santo controla a una persona, es posible. Por eso el mundo no puede comprender el hecho de tener sumo gozo en medio de las pruebas. Una querida hermana en la fe quedó viuda después de poco más de un año de haberse casado. Su esposo fue asesinado mientras compartía el Evangelio a una tribu indígena de la selva de Colombia. En medio del dolor por el fallecimiento de su joven esposo, la viuda tuvo el valor para alabar a Dios cantando en el funeral de su esposo vilmente asesinado. Sí, brotaban lágrimas de sus ojos, pero de su boca salían palabras que expresaban el gozo que había en su corazón. En ciertas ocasiones, es relativamente fácil manifestar sumo gozo ante las pruebas, pero no siempre es así. ¿Cómo experimentar gozo por ejemplo cuando Dios se lleva a un padre de familia dejando a una viuda desamparada y varios hijos en la orfandad? No es fácil experimentar gozo en circunstancias como estas, pero es posible. Este será el tema de nuestro estudio bíblico de hoy.
Le invito a abrir su Biblia en el libro de Santiago, capítulo 1 versículos 5 a 8. En estos cuatro versículos tenemos una situación planteada, una solución propuesta y una salvedad pronunciada. La situación planteada la tenemos en la primera parte del versículo 5. La Biblia dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría. Recordemos que Santiago se está dirigiendo a judíos creyentes a quienes ordenó tener por sumo gozo cuando se hallen en diversas pruebas. El motivo del sumo gozo no era por el dolor o el sufrimiento que ocasiona las diversas pruebas sino por lo que resulta de mantenerse firme ante la prueba. El resultado es paciencia, lo cual a su vez produce que el creyente sea perfecto, cabal y sin que le falte cosa alguna. Pensar y actuar así en medio de la prueba no siempre es fácil. Se necesita de sabiduría para ello. La sabiduría en este caso es un entendimiento de los propósitos de Dios al probar. Santiago quería que Dios mostrara a esos creyentes como era la vida desde su perspectiva. La falta de esta sabiduría ocasiona que las pruebas se hagan insoportables y que los que las padecen sucumban ante ellas y en lugar de sumo gozo se produzca amargura y resentimiento contra Dios. Vemos entonces cuan importante es tener sabiduría para poder apreciar las pruebas. No todos los creyentes tienen esta sabiduría, por eso dice el texto leído: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría. En otras palabras: Si usted se halla en diversas pruebas y no logra entender lo que Dios está tratando de hacer, entonces le hace falta sabiduría. Si este es el caso, hay buenas noticias para usted, porque a continuación el pasaje bíblico nos habla de una solución propuesta. Santiago 1:5 continúa diciendo: Pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. La solución a la falta de sabiduría para mirar a las pruebas como Dios las ve es pedir a Dios sabiduría. Dios es la fuente de la sabiduría, y él está dispuesto a darla a todos los que la pidan, y cuando él da sabiduría, la da abundantemente y sin reproche. Abundantemente significa sin reservas o generosamente. Dios no quiere que nos falte su perspectiva en ninguna área de la vida, pero tenemos que pedirla y buscarla. Sin reproche significa sin censurar o sin afrentar. Si pedimos a Dios la sabiduría para entender sus propósitos al probarnos, y confiamos en él, no habrá reproche. El que busca halla. Y le será dada dice el texto. Esta es sin duda una gran promesa. Pida a Dios sabiduría y él le dará abundantemente y sin reproche. Pero como con la mayoría de las promesas existe una condición para su cumplimiento. Por tanto analicemos la salvedad pronunciada. Santiago 1:6-8 dice: Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
Jas 1:7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
Jas 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
La condición para recibir de Dios la sabiduría que tanto necesitamos para entender el propósito de Dios al probarnos, es la fe. Pero pida con fe dice el texto. Esta fe no es la misma fe que usted tuvo para confiar en Cristo y ser salvo, tampoco es el don de fe que a algunos creyentes otorga el Espíritu Santo, tampoco es el cuerpo de doctrina que también se llama fe. Es simplemente la fe de confianza diaria, aquella fe que es fruto del Espíritu Santo y de lo cual nos habla Gálatas 5:22-23. Esta fe es lo opuesto a la duda. No dudando nada afirma el texto. La duda echa a perder la recepción de la sabiduría que nos hace falta para entender la vida desde el punto de vista de Dios. Por esto, Santiago trata de mostrar cuan negativo es dudar de los propósitos de Dios. Lo hace por medio de un símil. Dice el texto, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Una persona que duda se debate entre dos pensamientos. En ciertas ocasiones da crédito a Dios por lo que Él está haciendo y le parece que Dios está haciendo algo bueno al probar, pero en otras ocasiones, piensa que Dios es cruel, o injusto o sordo al probar. Es como la onda del mar, a veces está arriba, a veces está abajo. No sabe a donde va, es echada de una parte a otra. Qué cuadro tan descriptivo de la manera como reaccionamos a veces ante las pruebas. A momentos pensamos que Dios está en control y que él sabe lo que está haciendo, pero casi instantáneamente pensamos que Dios nos ha abandonado, que está tratándonos injustamente. Con estos dos pensamientos surgiendo alternadamente, no vamos a ninguna parte, somos echados de allá para acá. Quizá lo peor de todo es que nos privamos de recibir la sabiduría de Dios que tanto necesitamos para entender el propósito de las pruebas. Por eso dice el texto: No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. La duda, que en el fondo es incredulidad, impide que recibamos no sólo la sabiduría de parte de Dios sino todo lo que él podría darnos. La fe es un ingrediente indispensable para recibir lo que pedimos al Señor. Mateo 21:22 dice: Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Santiago concluye su pensamiento diciendo: El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. La frase doble ánimo, literalmente significa dos almas. Describe a un hombre que en ocasiones confía en los propósitos de Dios, pero en otras ocasiones desconfía de los propósitos de Dios. Cuando le va bien, mira a Dios con una sonrisa, pero cuando vienen las pruebas, mira a Dios con el ceño fruncido. Un hombre así es inconstante en todos sus caminos. Esto significa que es fluctuante, inestable, alguien que cambia de la emoción de confianza a duda frecuentemente, es decir que tiene muchos altibajos. No sabe en qué o en quién confiar. Vive arrastrado por sus emociones. La inconstancia es el resultado de confiar en las circunstancias, y no en el propósito de Dios. Cuando la confianza de alguien está depositada en las cosas, Dios tiende a quitarlas para guiar a poner la confianza sólo en Él. ¿Ha perdido algo que le produjo dolor? El grado de dolor, fue el grado de su dependencia a aquello en lo cual encontraba su satisfacción. Dios quiere ser la única fuente de su satisfacción y no dude que va a quitar cualquier ídolo que esté ocupando su lugar. Es probable amable oyente, que este mismo momento esté en medio del fuego de la prueba. Sepa que las pruebas son para nuestro beneficio. Si no logra entenderlo así, ore a Dios pidiendo sabiduría, pero ore con fe, Él se la dará abundantemente y sin reproche de modo que usted pueda comprobar que la prueba es en realidad una bendición.
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