Recuerda que Pablo está listo para abandonar la tierra. Él lo sabe. Y le dice a Timoteo: aquí hay algunas cosas que debes saber. Y a lo largo del libro de Timoteo, él le recuerda a su amado discípulo que él es dueño de su influencia.
Querías poder significativo. Con demasiada frecuencia, no fue examinado ni comprendido. Pero incluso en la ignorancia, sigue siendo significativo. En este tiempo, Ron Moore comienza una serie que analiza detenidamente ese punto y sus efectos duraderos en quienes lo rodean.
Hemos comenzado una serie de sermones llamada «Legado: ser dueño de mi influencia». Y vamos a centrarnos en esta verdad a lo largo de la serie. “No es lo que tienes, es lo que dejas”. Para esta serie, vamos a utilizar como esquema una lista de calificaciones de líderes, calificaciones específicas para ancianos que se encuentran en 1 Timoteo 3 y Tito 1.
En el programa anterior vimos dos características que Pablo deja a sus discípulos: Tito y Timoteo, para que aprendan a ser dueños de su propia influencia, bueno, hoy continuaremos con las otras dos características que él da a sus discípulos. Pero antes quiero recordar brevemente las primeras características:
Primero, poseer mi influencia comienza con una profunda comprensión de la misericordia de Dios. Número dos, poseer influencia se basa en la verdad sólida de Dios. Número tres, ser dueño de mi influencia requiere disciplina. Mira 1 Timoteo capítulo 4 versículo 7. Pablo dice: «Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad » Esa palabra “ejercítate” es la palabra griega “gumnazo”. Y cuando Pablo escribió esa palabra, no estaba pensando en ir al gimnasio y correr en una cinta de correr. Pablo estaba pensando en atletas profesionales en un gimnasio, haciendo ejercicio todos los días, sudando, esforzándose y entrenando sus cuerpos. Pablo dice: «entrena para ser piadoso». “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.» (1 Timoteo 4: 7-8) Y la piedad deja un legado tremendo.
En estos libros, Pablo abordará todo, desde el matrimonio hasta el dinero, desde la vida sin Dios, a Dios honrando la adoración. Y Pablo va a recordarles a Timoteo y a Tito, una y otra vez, que tiene que haber disciplina en su vida cristiana. Hay cosas que tienes que empezar a hacer que no hiciste el año pasado y debes comenzar a hacerlo este año. Hubo cosas que estabas haciendo el año pasado y debes dejar de hacer. Hay decisiones que debes llevar a cabo. Hay tentaciones de las que necesitas huir. Hay compromisos que debes cumplir y hay límites que debes establecer.
Así que, si quiero poseer mi influencia, si voy a dejar un legado, eso requiere disciplina en mi vida cristiana. Ahora, aquí es donde creo que muchos creyentes se confunden; primero decimos: está bien, nos convertimos en cristianos por la gracia de Dios, no hay nada que podamos hacer para ganarlo, nada que podamos hacer para merecerlo. Nos alejamos de Dios y en Él en Su misericordia nos salvó. Luego damos un paso hacia aquí y decimos: está bien, tengo que hacer todas estas cosas por mi cuenta, tengo que ser quien haga que esto suceda, y eso es parcialmente cierto. Pero lo que nunca debemos olvidar es que es la misma gracia y la misma misericordia que nos salva, es la misma gracia y la misma misericordia que nos permite hacer las cosas que debemos hacer para honrar a Dios. Es el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros, cuando nos convertimos en cristianos, Él que nos da toda la fuerza, pasión y deseo que necesitamos para ser el Dios cristiano que nos llama a ser.
Así que, no digas que Dios te salvó por Su gracia y ahora por tu propia cuenta debes ser disciplinado. Sí, tienes una responsabilidad, ten la seguridad que Dios te va a ayudar. En 2 Timoteo, capítulo 1 versículos 13 y 14 Pablo dice: «Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.» y esta es la clave «Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.» Pablo está diciendo que seas disciplinado, y hazlo a través del Espíritu Santo que vive en ti. Así que, estás sentado aquí hoy y dices: Ron, me gustaría leer la Palabra de Dios. Pues entonces, hoy quiero invitarte a que comiences a orar: Señor, dame el deseo de leer Tu Palabra, dame el deseo de ser obediente a ti, dame el deseo de dejar de hacer las cosas poco saludables que estoy haciendo y empezar a hacer las cosas que me permitirán dejar un legado.” Amen
Número cuatro, ser dueño de mi influencia necesita recordatorios frescos y frecuentes. Entonces Pablo les escribe a dos muchachos que conocía muy bien; Tito realizó varios viajes misioneros con Pablo, y cuando Pablo escribió su carta a la iglesia en Corinto, la iglesia estaba hecha un desastre; y Pablo básicamente le escribió una carta de ultimátum. Bueno, él envió a Tito aquella carta con el fin de implementar la enseñanza, además él tenía mucha fe en Tito.
Sabemos un poco más sobre Timoteo. Sabemos que Timoteo tenía una madre judía que se hizo cristiana, su nombre era Eunice, Él tenía un padre griego que, por lo que sabemos, nunca confió en Cristo. Y fueron: su madre Eunice, y su abuela Lois, quienes inculcaron en Timoteo la verdad de la Palabra de Dios. Ellas le dieron tremendas profundidades en el entrenamiento de las Escrituras. Y Pablo se convirtió en padre espiritual de Timoteo. Él abre su primer libro diciendo: «a Timoteo mi verdadero hijo en la fe» (1 Timoteo 1: 2).
Y luego su segunda carta a Timoteo la empieza diciendo: «mi querido hijo» (2 Timoteo 1:1). Entonces Pablo envió a Timoteo a Éfeso para supervisar la iglesia allí, aquella era una de las iglesias que Pablo había fundado. Y Pablo sabía que Timoteo iba a tener dificultades allí, él sabía que iba a ser difícil. El liderazgo es duro, poseer presente tu influencia es muy difícil. Y Pablo sabía que Timoteo iba a tener algunos desafíos allí. Él también conocía la personalidad de Timoteo: él era un poco tímido, fácilmente intimidado. Y así lo escribe en 2 Timoteo capítulo 1 versículos 7 y 8 «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,» (2Timoteo 1:7-8) Bueno pues, parece que aquí, Pablo se enteró de que Timoteo quiere irse de Éfeso porque estar allí, donde se encontraba en ese momento, era muy difícil.
Mira, ser dueño de tu influencia es difícil, por eso le dice a Timoteo, no te vayas, tienes trabajo que hacer allí. «Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, (1 Timoteo 1:18-19). En 1 Timoteo 4, dice Timoteo, sé que eres un poco tímido, pero tienes que mandar y enseñar estas cosas. Y sé que algunas personas dicen: “Timoteo, eres muy joven para enseñarme a mí, pero no escuches sus voces. No dejes que nadie te menosprecie porque eres joven, más bien sé un ejemplo para los creyentes”
Ahora, hagamos un recorrido breve por los consejos que Pablo da a Timoteo.
- 1 Timoteo 4, no descuides tu regalo.
- 1 Timoteo 5, dale a la gente estas instrucciones.
- 1 Timoteo 6, pelea la buena batalla de la fe. Sigue luchando
Mira Timoteo, vas a tener algunas situaciones difíciles en tu vida, pero mantén la mirada en Cristo, soporta las dificultades. Espero que no hayas pensado que cuando te dejé en Éfeso, iba a ser fácil, porque no es así. Mira debes soportar las dificultades y debes fortalecerte en la verdad eterna de las Escrituras.
Amigo, si tal vez hoy te sientes como Timoteo, cansado, ignorado, o piensas que continuar con tu ministerio es demasiado difícil, pues hoy te animo a que vuelvas tu mirada a Cristo. Hoy quiero invitarte a que descargues todas las cargas de tu ministerio, esfuérzate en cumplir el evangelio, ejercítate en la piedad, haz el trabajo de un evangelista, comparte el mensaje de Cristo.
Amo los recordatorios de Pablo a Timoteo. Me recuerda que Timoteo estaba en un proceso de aprendizaje, y nosotros también. Nadie ha llegado aún a la meta, y necesitamos que se nos recuerde que debemos mantener el rumbo. Necesitamos que se nos recuerde que debemos soportar las dificultades. Pelear la buena batalla.
Todos somos un trabajo en progreso. Ninguno de nosotros ha llegado aún a la meta, y eso es alentador para mí. Aquí vemos a Timoteo mientras Pablo continúa desafiándolo, así como las Escrituras siempre nos desafían a nosotros. 1 Timoteo 4:15 dice: “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.». Sé disciplinado. ¿No es sorprendente? Pero esto no es sólo para Timoteo, esto es para nosotros también, Pablo nos dice: haz el trabajo, se disciplinado, haz las cosas que necesitas hacer, entrégate por completo a Jesucristo, no te contengas, no estamos para encajar. Pablo quiere que todos vean el progreso de Timoteo y lo mismo es para nosotros.
Dios nos colocó a cada uno de nosotros en lugares y momentos estratégicos, no hay nadie más que tú y Dios tiene un propósito único en tu vida, Él no quiere que te límites a encajar, Él quiere que te destaques como un seguidor de Jesucristo, independientemente de la edad y de las circunstancias personales, Dios quiere que tengamos nuestra influencia, que la atrapemos, que la abracemos, que crezcamos en ella, porque el mundo necesita desesperadamente ver lo que significa seguir a Jesucristo. Recuerda esto, “no es lo que tienes, es lo que dejas que Dios haga contigo”, de eso se trata el legado.
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