Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy en la epístola de Pablo a los Filipenses. Un autor cristiano muy conocido el Dr. Warren Wiersbee ha escrito lo siguiente: Siembra un pensamiento, y cosecharás una acción. Siembra una acción y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino. Cuan acertadas son estas palabras para mostrar que el destino eterno de cualquier persona se origina en un pensamiento. Cuán importante es por tanto cuidar lo que pensarnos. En el estudio bíblico de hoy, el hermano David Logacho compartirá con nosotros lo que el Apóstol Pablo recomienda que pensemos.
Abra su Biblia en Filipenses 4:8-9.
En este pasaje, Pablo el autor nos habla de las cosas que debemos pensar, las cosas que debemos hacer y el resultado de todo ello.
Primeramente las cosas que debemos pensar. Filipenses 4:8 dice: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; sí hay virtud alguna, sí algo digno de alabanza, en esto pensad»
Pablo está por terminar su carta y a manera de consejo final introduce su tema con las palabras: Por lo demás hermanos. Note que Pablo está hablando a creyentes, a personas que tienen la capacidad de controlar sus pensamientos.
Luego pasa a mencionar ocho cosas que debemos pensar.
Primero, todo lo que es verdadero. El mundo amigo oyente, está lleno de mentira. El padre de mentira, Satanás, lo gobierna y eso explica la aceptación que tiene la mentira en el mundo en el cual vivimos.
La mentira parece ser el modus vivendi para la mayoría de la gente. La gente miente para justificar un atraso a sus citas, la gente miente para justificar una falta a sus lugares de trabajo, la gente miente al declarar sus ingresos para así pagar menos impuestos, la gente miente para evitar pagar sus deudas, la gente miente para conseguir un empleo, la gente miente para conseguir votos en las elecciones y así por el estilo, la lista podría ser tan larga como quisiéramos.
La mentira está a flor de labios en los más tiernos hasta los más viejos. Es tan basta la incursión de la mentira en el mundo, que parece que el hablar la verdad es algo pasado de moda o algo propio de los ingenuos. Pero los creyentes debemos ser diferentes. Pablo dice: No píense en mentir, píense solamente en todo lo que es verdadero, aun cuando si para ello tiene que pagar un precio muy alto.
Segundo, todo lo honesto. Casi como la mentira, la deshonestidad ha invadido nuestra sociedad.
En son de broma, un ciudadano de un país latinoamericano ha dicho que si se despidiera a todos los deshonestos de sus cargos en la administración pública, no quedaría en su cargo ni el presidente de la nación.
Parece que la deshonestidad es una institución reconocida y aceptada. Pero Pablo dice a los creyentes, no piensen en la deshonestidad, no piensen en como enriquecerse sin trabajar, no piensen en cómo sacar provecho del prójimo, no piense en las coimas o en el soborno, en lugar de todo eso, piense en todo lo honesto, piense en lo que es digno de respeto.
Tercero, todo lo justo. Esto tiene que ver con lo que es recto. Muchas cosas de este mundo son torcidas por naturaleza. La hechicería, la adivinación, los horóscopos, la drogadicción, el alcoholismo, la ociosidad y cantidad más de cosas que no son rectas porque atentan contra el manual de doctrina y práctica que es la Biblia. Los creyentes debemos evitar, pensar en cosas que no sean justas, o rectas. Esto no significa que debemos introducir la cabeza en la arena, para pretender ignorar estas cosas, lo que significa es que no debemos permitir que nada de estas cosas torcidas controle nuestro pensamiento.
Cuarto, todo lo puro. Esto básicamente se refiere a evitar pensar en cualquier cosa impura con relación al sexo. El mundo se ha sexualizado dice un observador secular, luego pasa a citar que prácticas en otro tiempo vedadas hoy son ampliamente aceptadas.
El homosexualismo y lesbianismo ya no se lo mira como una conducta sexual impropia. Hoy es algo natural. Los homosexuales y las lesbianas tienen sus propios espacios en la sociedad y según muchos, nadie tiene derecho a juzgar la conducta sexual de nadie.
Igualmente, palabras como prostitución, pornografía, promiscuidad sexual, adulterio, fornicación, tienen un sabor medieval para muchas personas porque piensan que son actividades loables. Una chica de 16 años es ridiculizada en su colegio, porque ella es virgen y está en contra de las relaciones sexuales prematrimoniales. Los que defendemos la pureza sexual somos menos y menos a medida que avanza el tiempo, amigo oyente, por eso Pablo dice: Piensen en todo lo puro.
Hace un tiempo atrás una joven creyente vino en un mar de lágrimas buscando consejo porque había quedado embarazada sin haberse casado y su compañero se había esfumado tan pronto como supo que ella estaba embarazada. En el diálogo, se hizo evidente que la caída de esta chica comenzó mucho tiempo atrás cuando en su mente se plantó la semilla que las caricias en el noviazgo no tienen nada de malo, esto hizo crecer la planta que en su tiempo dio el fruto llamado fornicación.
Nadie cae en pecado de la noche a la mañana, amigo oyente, todo comienza en el pensamiento y cuando toleramos pensamientos impuros estamos empezando a deslizamos por una pronunciada pendiente.
Quinto, todo lo amable. Esto se refiere a lo agradable, lo gentil. Casi toda pelea surge por falta de amabilidad, falta de gentileza. Cuando las cosas aunque sean verídicas son dichas sin tacto, conducen a los pleitos. Pablo dice, piensen en todo lo amable.
Sexto, todo lo que es de buen nombre. Esto se refiere a lo que es conocido por todos como algo digno.
Séptimo, si hay virtud alguna. Esto es muy interesante, muchas actividades de la vida no son malas, pero tampoco son buenas. En otras palabras no tienen nada de virtud. Es mejor evitar pensar en este tipo de cosas.
Octavo, si algo digno de alabanza. Ciertas acciones no son nada dignas de alabanza, porque no hay nada digno en ellas. Lo correcto es no pensar en estas cosas.
Muy bien, hemos visto las cosas que debemos pensar los creyentes. ¿Cómo actúa un creyente que piensa en estas cosas? Veamos pues las cosas que debemos hacer los creyentes.
La primera parte de Filipenses 4:9 dice: «Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mi, esto haced»
Un creyente que piensa en lo que Pablo ha recomendado, va a actuar conforme a lo que Pablo enseñó, va actuar conforme a lo que de Pablo recibió, va a actuar conforme a lo que Pablo oyó y va a actuar conforme a lo en Pablo vio.
Probablemente a Ud. le gustaría saber si está pensando en lo que Pablo recomienda. Es fácil averiguarlo. Mire su propia vida, fíjese en sus acciones. ¿Está Ud. cumpliendo con lo que Pablo enseñó? ¿Ha recibido de corazón lo que Pablo ha dicho en sus escritos y los está poniendo en práctica? ¿Está Ud. cumpliendo con lo que Pablo ha dicho? ¿Es su vida una imitación de la vida de Pablo? Las respuestas a estas preguntas le dirán si Ud. está o no pensando en lo que un verdadero creyente debe pensar.
Muy bien, hemos visto las cosas que debemos pensar y las cosas que debemos hacer. Por último, el resultado de todo esto. Al final de Filipenses 4:9 leemos: «y el Dios de paz estará con vosotros»
Esto es muy significativo porque afirma que cuando un creyente piensa y hace lo correcto. Dios será su compañero trayendo paz a su corazón, lo cual a su vez será el guardián para mantener los pensamientos en Cristo Jesús, Filipenses 4:7 dice: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
Que el Señor nos guíe a pensar en lo correcto, hacer lo correcto y a tener lo correcto.
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