Es grato placer saludarle amable oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Apocalipsis. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará los detalles de un feroz combate que tendrá lugar en el cielo entre dos colosos del mundo espiritual.
El pasaje bíblico para el día de hoy se encuentra en Apocalipsis 12. Como antecedente, si Usted nos ha acompañado en nuestro estudio bíblico último, recordará que Satanás trató de evitar, de todas las maneras posibles, que Cristo venga a este mundo en la persona de Jesús. Como fracasó todo intento, Satanás se embarcó en una apasionada lucha por destruir a Jesús. Satanás fracasó también en esto por cuanto Jesús fue arrebatado para Dios y para su trono. Satanás es un perdedor consumado, pero a la vez es un luchador consumado. Ya quisiéramos tener la persistencia de él, para hacer lo bueno por supuesto. Como Satanás no pudo hacer daño a Jesús, apuntó su artillería contra el pueblo del cual desciende Jesús, contra el pueblo de Israel. Es así como el pueblo de Israel tuvo que huir al desierto donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí le sustenten por 1260 días o tres años y medio, es decir hasta que finalice la tribulación. Este es el preámbulo de lo que vamos a tratar en el estudio bíblico de hoy. El tema gira alrededor de una batalla. Apocalipsis 12:7 dice: “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;” El texto comienza diciendo: Después. Esto pone a la batalla de la que estamos hablando, a la mitad de la tribulación, porque el evento inmediatamente anterior ocurre justamente a la mitad de la tribulación. Es decir que esta batalla está todavía en el futuro, desde nuestra perspectiva, por cuanto todavía no ha comenzado la tribulación. Dicho esto, pensemos ahora en la intensidad de la batalla. El texto leído dice que se trata de una gran batalla. Esto significa guerra declarada entre los bandos contendientes. No se trata de un conflicto menor. Es una gran batalla. En cuanto al lugar donde ocurre la batalla, dice el texto que es en el cielo. En relación con el motivo de la batalla, la Biblia no lo declara textualmente, pero no reviste mucho problema asumir que podría estar relacionado con el hecho que la iglesia fue arrebatada al cielo justo antes que comience la tribulación. A lo mejor Satanás quería seguir causando problemas a la iglesia aún en el cielo. No sería extraño en un enemigo tan lleno de odio contra la iglesia de Cristo. También tenemos los participantes de la batalla. Por un lado tenemos a Miguel y sus ángeles. El nombre Miguel significa: ¿Quién como Dios? Por lo que dice Judas 9, Miguel es un arcángel. En Daniel 10:13 se le describe como uno de los principales príncipes. Siempre que se lo menciona en la Biblia es con relación a la lucha contra Satanás, especialmente en defensa del pueblo de Israel. Junto a Miguel están sus ángeles. Esta forma de expresión da a entender que se trata de los ángeles que están bajo el liderazgo de Miguel. Por otro lado está el dragón. Se trata de Satanás. También él hace uso de sus ángeles para la batalla. No olvide amable oyente, que los ángeles de Satanás se conocen también como los ángeles caídos o demonios. Inmediatamente después la Biblia nos presenta el desenlace de la batalla. Apocalipsis 12:8-9 dice: “pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” La gran batalla tiene un gran vencedor. Es Miguel y sus ángeles. Una vez más, Satanás es derrotado. Pobre diablo. Como resultado de su aplastante derrota, Satanás y sus demonios serán excluidos del cielo. Esto es interesante. A pesar de ser él mismo un ángel caído, Satanás no perdió el privilegio de entrar al cielo. Lo vemos junto a otros ángeles delante de Dios en el cielo en el libro de Job. Job 1:6 dice: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.” Además, la Biblia enseña que Satanás acusa a los hijos de Dios delante de Dios día y noche. Es otra prueba de que Satanás tiene acceso a la presencia de Dios. Pero este privilegio de entrar al cielo, llegará a su fin cuando Satanás sea humillado con la derrota en manos de Miguel y sus ángeles. Pero la pérdida del privilegio de entrar al cielo, no fue lo único que perdió Satanás y sus ángeles. Dice el texto que además de ello, fue lanzado junto a sus ángeles a la tierra. En este punto de la existencia de Satanás, su esfera de acción se limitará a la tierra. Es fácil deducir por tanto que la tierra sufrirá enormemente por la presencia personal de Satanás y sus demonios. El texto nos provee de tres nombres para Satanás. Es la serpiente antigua. Esto nos hace pensar en la ocasión cuando Satanás usó una serpiente en el huerto de Edén para engañar a Eva y provocar la caída de Adán en el pecado. Satanás también es el diablo. Diablo significa calumniador o acusador. Su pasatiempo favorito es apuntar el dedo a los hijos de Dios. Y él es por supuesto Satanás, que significa adversario. Está opuesto a Dios, y a todo lo que tiene que ver con Dios. También el texto leído nos presenta la actividad más importante de Satanás. Engaña al mundo entero. Satanás es un experto engañador. Su vida gira alrededor del engaño. Promete paz y produce guerra. Promete felicidad y produce tristeza. Promete riqueza y produce pobreza. Promete sabiduría y produce ignorancia. Promete libertad y produce esclavitud. Promete vida y produce muerte. Ese es el modus operandi de Satanás. Muchos en este mundo, hoy mismo, viven engañados totalmente por Satanás. Luego de la gran victoria de Miguel y sus ángeles sobre Satanás y sus demonios, es de esperarse una gran celebración. Eso es justamente lo que acontece. Apocalipsis 12:10-12 dice: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Mucho para comentar en este par de versículos amable oyente. La voz que oyó Juan provenía del cielo. Todos los redimidos por Cristo que estén en el cielo durante la tribulación, celebrarán al unísono la victoria sobre Satanás y sus demonios. En su cántico de victoria reconocerán que ha llegado el momento para la consumación de lo que Dios ha querido para la tierra y sus habitantes, desde antes de la fundación del mundo. Ha venido la salvación. Satanás ha sido derrotado su ruina total será una realidad en cuestión de poco tiempo. Ha venido el poder. Satanás y sus demonios pensaban que no había poder superior a ellos en el universo. Se equivocaron. Se ha manifestado el poder de Dios para humillar a Satanás hasta el polvo. Ha venido el reino a nuestro Dios. Satanás ha dejado de reinar en el mundo. Dentro de poco estará reinando Dios por medio de su Cristo. Ha venido la autoridad de su Cristo. Ha llegado el momento cuando Cristo gobernará con vara de hierro a las naciones. Otro motivo de celebración es que Satanás, el adversario de Dios y de los que pertenecen a Dios, o el diablo, quien acusaba a los hermanos delante de Dios día y noche, ha sido arrojado del cielo para siempre. A partir de este momento, no habrá dedo acusador en contra de los hermanos en el cielo. Pero Dios es supremamente generoso con los suyos amable oyente. Dios sabe que en el fondo ha sido él mismo quien ha derrotado a Satanás y sus ángeles, pero en un acto de suprema gracia dice que los hermanos han vencido a Satanás por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y el menosprecio de sus vidas hasta la muerte. Los redimidos del cielo nos explican como los creyentes en la tierra lograron mantenerse firmes ante los ataques de Satanás. Son tres elementos fundamentales para no permitir que ese enemigo derrotado llamado Satanás nos haga tambalear. Lo primero, la sangre del Cordero, la preciosa sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario. Satanás tiembla ante la persona más sencilla pero que ha lavado sus pecados en la sangre del Cordero. Segundo, la palabra del testimonio de ellos. Los santos de la tribulación, mostraban a Cristo en sus vidas, ya sea en conducta o en palabra. Satanás tiembla ante un creyente que vive a Cristo en su diario vivir y habla de Cristo en su diario hablar. Tercero, el menosprecio de la vida hasta la muerte. Los creyentes en la tribulación, no vivirán para ellos mismos, sino para aquel que vivió y murió por ellos. Vivirán para Cristo, aun si eso significa tener que morir por él. Jamás debemos decir que estamos dispuestos a morir por Cristo si primeramente no estamos dispuestos a vivir por él. Satanás tiembla ante un creyente que no tiene temor de morir por Cristo. Por todo esto, el cielo está desbordando de gozo. Pero por contraste, la tierra debe estar temblando de miedo, porque Satanás y todos su demonios han sido confinados a la tierra y están furiosos por la derrota que acaban de sufrir. Además, Satanás y sus demonios saben que les queda poco tiempo para ser finalmente condenados por la eternidad. Es de esperarse que hagan su último y gran esfuerzo de rebelión contra Dios y contra lo que tiene que ver con Dios. Por eso a la tierra le esperan momentos tormentosos, como estudiaremos en nuestro próximo programa.
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