Saludos cordiales amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le da la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio durante las últimas semanas ha sido el libro de Romanos. En este maravilloso libro encontramos detalles de la incomparable obra de Dios para salvar al pecador. Por esto, esta serie de estudios bíblicos lleva por título: Romanos, la salvación por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús. En esta oportunidad, David Logacho nos mostrará que los judíos no están en desventaja con respecto a los no judíos.
Qué gozo es estar nuevamente junto a Usted, amiga, amigo oyente. En lo que va de nuestro estudio en el libro de Romanos, hemos llegado al punto en el cual tanto judíos como no judíos son culpables delante de Dios y por tanto están en necesidad de recibir el perdón de Dios por sus pecados. Si Usted nos ha estado acompañando, recordará que el apóstol Pablo, autor humano del libro de Romanos, hizo sentar en el banquillo de los acusados al pagano que vive como bien le parece, al moralista que se compara siempre con alguien peor que él y al judío que se jacta de ser justo por haber recibido la ley de Dios. Pablo llegó a la conclusión que todos ellos son culpables delante de Dios y en consecuencia, todos ellos están esperando la ejecución de su sentencia. En esencia entonces todo ser humano necesita oír, entender y recibir las buenas noticias que están encerradas en el evangelio de Dios. Pero los judíos son un hueso duro de roer para aceptar que son culpables delante de Dios. Parece que Pablo estuviera seguro que los judíos iban a rebatir su conclusión en cuanto a que son culpables delante de Dios y por eso, va a mostrar que los judíos tienen algunas ventajas sobre los que no son judíos, pero dentro de esas ventajas no está el hecho que sean automáticamente declarados justos por Dios. Veamos pues cómo lo hace. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Romanos 3:1-8. Como antecedente, no olvide que Pablo ha puesto en un mismo nivel espiritual al pagano, al moralista y al judío. Parece que el judío no aceptaba estar en compañía del pagano y moralista, en el sentido espiritual y reaccionaba negativamente. La gran inquietud del judío era: ¿Entonces de qué me ha servido ser judío si estoy en el mismo plano espiritual que el pagano y el moralista? Esto lo sabemos por lo que dice Romanos 3:1 donde leemos: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?” Es como si hubiera surgido un interlocutor imaginario judío para refutar la conclusión de Pablo en el sentido que el judío también es culpable delante de Dios, al igual que el pagano y el moralista. Como buen judío, este interlocutor está pensando en términos de “ventaja”, de “qué me aprovecha” Cuando el texto habla de “circuncisión” se está refiriendo al judaísmo. La circuncisión era la señal externa que todo varón judío llevaba en su cuerpo para indicar que pertenecía al pueblo escogido de Dios. Veamos pues cómo responde Pablo a su imaginario interlocutor judío. Romanos 3:2 dice: “Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente que les ha sido confiada la palabra de Dios.” Los judíos han tenido muchas ventajas con respecto a los no judíos. Las ventajas son en todas maneras. Pero es conocido que a mayor privilegio, mayor responsabilidad. Los judíos estaban ignorando este hecho. El tener muchas ventajas en todas maneras, hizo que los judíos en su inmensa mayoría se envanezcan y se sientan superiores a todos los que no eran judíos. Esto era totalmente contrario al propósito que Dios tenía en mente al escogerlos como su pueblo. Dios siempre quiso que su pueblo escogido sea el medio para que todos los habitantes de este mundo puedan conocer al único Dios verdadero. Pero la mayor ventaja de los judíos sobre los no judíos es que a los judíos les ha sido confiada la palabra de Dios. La responsabilidad de los judíos era poner por escrito y preservar la palabra de Dios de modo que tanto ellos como el resto del mundo conozcan la voluntad de Dios. Pero ¿Cuál fue la respuesta del pueblo de Israel a este gran privilegio en su mayoría? Lejos de cumplir con el propósito de Dios, la mayor parte del pueblo de Israel mostró incredulidad hacia Dios y hacia su palabra. Por este motivo, el judío era, por decirlo así, más responsable que los no judíos. Recuerde que a mayor privilegio, mayor responsabilidad. Al escuchar el razonamiento de Pablo, su interlocutor judío imaginario piensa y dice: Si es así, entonces a lo mejor Dios no va a cumplir lo que ha prometido en su palabra. Note lo que dice Romanos 3:3 “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? La respuesta a esta inquietud de este imaginario interlocutor judío aparece en Romanos 3:4 donde dice: “De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso, como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado.” Imposible que Dios no cumpla con algo que ha prometido en su palabra, aun cuando ello signifique ir en contra de su pueblo escogido, los judíos. Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso, dice Pablo. Esto significa que Dios no puede mentir o engañar jamás, pero por su naturaleza caída, todo hombre es propenso a mentir o engañar. Eso es lo que dice Dios en el Antiguo Testamento. Pablo incluye la cita de Salmo 51:4 donde en su segunda parte dice: “Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.” Interesante como aparece este texto en la traducción griega, la cual seguramente utilizó Pablo. Dice así: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. Esto da la idea de un debate entre Dios y el hombre. ¿Quién ganará el debate? Pues, Dios. Él es el que siempre vence cuando es juzgado. De modo que, la incredulidad por parte de los judíos, quienes recibieron la palabra de Dios, de ninguna manera hace nula la fidelidad de Dios. Al saber sobre esto, el imaginario interlocutor judío propone otra inquietud. Si la injusticia del hombre hace que Dios obre en justicia, entonces ¿por qué es que Dios castiga la injusticia del hombre? Note lo que dice Romanos 3:5 “Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿Qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre)” El razonamiento del imaginario interlocutor judío parece convincente pero es equivocado. Si la injusticia hace brillar más la justicia de Dios, ¿no será que Dios nos ha hecho pecar? Y si fuera así, entonces ¿no sería injusto que él nos castigue por nuestra injusticia? Note que todo esto es puro razonamiento humano. Por eso es que aparece entre paréntesis Pablo dice: hablo como hombre. Veamos como Pablo responde a esto. Romanos 3:6 “En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?” Si Dios hiciera pecar al hombre para hacer brillar su propia justicia divina, significaría que Dios es el autor del pecado, pero esto sería absurdo, porque haría de Dios alguien injusto por naturaleza, pero la realidad es que Dios es justo por naturaleza. Es tan justo que será él quien juzgue a este mundo con justicia. En este punto el imaginario interlocutor judío insiste en su idea que si Dios nos hace pecar, para hacer brillar su justicia, entonces Dios no debería juzgar al pecador. Mire lo que dice Romanos 3:7 “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿Por qué aun soy juzgado como pecador?” El hombre siempre se ha caracterizado por culpar a otros sus propios errores. Adán culpó a la mujer, la mujer culpó a la serpiente. Ni siquiera Dios se ha librado de ser acusado como culpable por parte del hombre. Esto es lo que justamente está haciendo el imaginario interlocutor judío. Está diciendo: Si mi mentira hace que la verdad de Dios aumente para gloria de él, entonces parece que es Dios quien me hace mentir y siendo así Dios no debería juzgarme como pecador. Pablo rebate este argumento absurdo con lo que aparece en Romanos 3:8 donde dice: “ ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?” Si fuera razonable el argumento que Dios nos hace mentir para hacer brillar su verdad, entonces Dios sería el autor de la mentira y si es autor de la mentira, entonces podría ser el autor de todo el mal que existe en el universo. Si fuera así entonces sería válido el razonamiento que mientras más males hagamos, más bienes resultarán, algo tan absurdo que no vale la pena en realidad rebatir porque es una locura. Pero tristemente, de esto es lo que precisamente acusaban a Pablo sus enemigos. Pablo dice que era una calumnia y señala que los que así le calumniaban son merecedores de una justa condenación. En resumen entonces, amable oyente, aunque el judío también es culpable ante Dios, esto no significa que no existe ninguna ventaja en ser judío, por cuanto fue a ellos a quienes se les confió la palabra de Dios. Los judíos fracasaron en cumplir con el propósito de Dios al haberles confiado su palabra. Fueron incrédulos y desobedientes a la palabra de Dios, pero eso no anuló la fidelidad de Dios a sus promesas de juicio para ellos y también para todo pecador. Sabiendo que todo ser humano es culpable ante Dios, eso le incluye a usted amable oyente. Siendo así, usted necesita desesperadamente el perdón de sus pecados. Hoy mismo deposite su fe en Cristo y recíbalo como Salvador para que sea declarado justo por Dios y por tanto ya no tenga que recibir el justo castigo por su pecado.
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