Cordiales saludos amable oyente. Soy David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la epístola de Pablo a Tito, en la serie titulada: Rasgos de una iglesia saludable. Los creyentes en general deben tener siempre presente en su mente que la gracia de Dios en la persona del Señor Jesucristo, no solamente trajo salvación, sino también el poder para vencer al pecado y una esperanza bienaventurada, la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Tito tenía que hablar esto, exhortar con esto y corregir con esto. Tenía que hacerlo con toda autoridad. Nadie debía despreciarlo. En el estudio bíblico de hoy vamos a ver más instrucciones que Pablo dio a Tito.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Tito capítulo 3, versículos 1 y 2. La Biblia dice: Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Tit 3:2 Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
El pasaje bíblico para nuestro estudio de hoy comienza con un pedido de Pablo a Tito. El pedido es: Recuérdales. Esto lleva a pensar que los creyentes de las iglesias en Creta ya habían oído, bien sea de Pablo o del mismo Tito, lo que Tito tenía que recordarles. Lo que pasa amable oyente es que el ser humano es olvidadizo por naturaleza. Pablo sabía sobre esta debilidad humana, y por esto pide que Tito les haga acuerdo. Esta no es la primera vez que Pablo habla de insistir sobre algo que antes ya había dicho. Lo mismo encontramos en Filipenses 3:1. Note lo que dice: Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.
Así es. No nos gusta que nos repitan algo que antes ya nos dijeron, pero es necesario hacerlo, porque nuestra tendencia es olvidar lo que se nos ha dicho, especialmente cuando se trata de algo que no estamos muy dispuestos a cumplir. ¿Qué es entonces lo que Tito tenía que recordar a los creyentes de Creta? Se trata de dos cosas. La primera tiene relación con los gobernantes y autoridades. Cuando Pablo habla de los gobernantes y autoridades se está refiriendo a las autoridades civiles en general. Lo primero que Pablo pide es que los creyentes se sujeten a los gobernantes y autoridades. El verbo sujetarse es la traducción de un verbo en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento, que literalmente significa “ponerse en orden por debajo de” Es un término que se usaba en el campo militar para indicar que cada miembro de la milicia ocupe el lugar que le corresponde en la cadena de autoridad. El soldado debe ocupar el lugar de soldado. El general debe ocupar el lugar del general. El soldado jamás debería ocupar el lugar del general. Dios ha puesto gobernadores y autoridades en los países y lo correcto es que los creyentes se sometan o se sujeten a ellos, o se pongan por debajo de ellos en el lugar que a ellos les corresponde. Esto guarda concordancia con lo que el mismo apóstol Pablo dice en Romanos 13:1-2 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
Rom 13:2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
La sujeción a los gobernantes y autoridades debe manifestarse de dos maneras. La primera, obedeciéndolas. La obediencia comprende hacer lo que se nos pide hacer con exactitud, hacer lo que se nos pide hace a tiempo y hacer lo que se nos pide hacer con una buena actitud. La única ocasión cuando un creyente puede desobedecer a los gobernantes y autoridades es cuando nos pidan hacer algo que está expresamente prohibido en la Biblia. En un caso así los creyentes pueden decir lo mismo que dijeron los discípulos cuando el Sanedrín les ordenó que no hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. La respuesta de los discípulos fue: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios. La segunda, estar dispuestos a toda buena obra. Esto significa una actitud de voluntaria cooperación en todo lo que contribuya al bienestar de la comunidad. Tiene que ver con poner en práctica lo que dice Mateo 5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos.
Muy bien, la segunda cosa que Tito debía recordar a los creyentes de Creta es la manera de relacionarse con todos los demás, sin importar si son creyentes o incrédulos. ¿En qué consiste esto? El primer ingrediente es que a nadie difamen. El verbo difamar es la traducción de un verbo que en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento tiene un significado muy amplio. Puede significar también blasfemar, vilipendiar, hablar impíamente, insultar o hablar mal. Los creyentes debemos cuidar mucho la forma como hablamos a otros, no sólo a creyentes sino también a los incrédulos. Esto es especialmente importante cuando los creyentes somos provocados a ira. Es muy fácil dejarse llevar por la ira y dejar salir de nuestra boca palabras que lastiman. El segundo ingrediente es que no sean pendencieros. La palabra que se ha traducido como pendencieros, denota uno que fácilmente se ve envuelto en una pelea, alguien que no espera mucho para iniciar una riña. Los creyentes debemos tener siempre en mente lo que dice Santiago 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
Tardo para airarse tiene que ver con no dejarse controlar por la ira para responder con violencia. Hace unas semanas estacioné mi auto frente a mi casa. Al poco tiempo, desde adentro escuché el ruido inconfundible de una colisión. Salí apresuradamente y encontré que un auto conducido por un menor de edad sin licencia para conducir había golpeado mi auto. El joven estaba aterrado y casi en lágrimas me pedía que no llame a la policía de tránsito. El joven sabía que si venía la policía de tránsito iba a estar en más problemas que lo que ya estaba. Afortunadamente el daño a mi auto no fue mayor y movido a misericordia solamente acepté sus disculpas. Cuando todo terminó, algunas personas me decían que no estuvo bien que haya dejado ir al joven sin exigir un escarmiento. Mi respuesta fue: En el vecindario me conocen como un pastor y se supone que los pastores no debemos ser pendencieros sino amables, tardos para airarnos, a pesar de que alguien haya violado nuestros derechos. Siempre habrá un precio que pagar para guardar el buen testimonio. Esto me lleva al tercer ingrediente. Sino amables. La palabra que se ha traducido como amables significa también actuar con propiedad, ser gentiles, moderados, pacientes. A decir verdad, en el mundo vamos a encontrar una cantidad de personas que consciente o inconscientemente tratarán de sacarnos de quicio. Es decir personas que son difíciles de soportar. En casos así es necesario tomar muy en cuenta lo que dice este versículo. Debemos actuar con propiedad, debemos ser amables, no respondiendo mal por mal. Debemos ser gentiles a pesar que las personas que nos provocan sean groseras. Debemos ser moderados, evitando ir a extremos que agravan el conflicto. Debemos ser pacientes, soportando la debilidad de los que nos ofenden. El mejor ejemplo de alguien así es el Señor Jesucristo. 1 Pedro 2:23 dice: quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;
El cuarto ingrediente de la manera como debemos tratar a otros es mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. La palabra mansedumbre, puede traducirse también como humildad. Ser humilde no significa sentirse ni igual a los demás, ni inferior a los demás. Significa no pensar en uno mismo. Esta debe ser la actitud de los creyentes en su relación con los demás, no importa si se trata de otros creyentes u otros incrédulos. Pablo dice: mostrando toda mansedumbre o humildad para con todos los hombres. En resumen, amable oyente, uno de los rasgos de una iglesia saludable es que los creyentes que allí se congregan se sujeten a los gobernantes y autoridades. Un creyente que se rebela contra las autoridades civiles no está actuando conforme a lo que enseña la Biblia. Además, deben ser creyentes que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Que Dios nos ayude a vivir este estilo de vida.
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