Es difícil ver a un Dios invisible, pero al mirar un cielo nocturno podemos ver la obra de sus manos, aunque en realidad, la mayoría de nosotros, no vivimos mirando hacia arriba el cielo nocturno.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, pero ese no es el mejor lugar para verla, hoy daremos una visión de esta Gloria, y cuando el mensaje haya terminado podremos verla en el espejo.
Durante esta temporada de navidad, nos hemos involucrados en esta serie de mensajes, hemos titulado a esta serie como: “Generosidad” y le hemos pedido a cada uno de ustedes que amen a su prójimo. Somos un pueblo que ama a Dios, honramos su nombre, confiamos en Él y sabemos que lo que dice Dios se cumple, también sabemos que podemos ser sus manos y sus pies. No basta con hablar de la generosidad, debemos ponerla en acción.
Vivimos en lugares reales, con situaciones reales, con verdaderos desafíos, nuestros días están llenos de pruebas: a veces la enfermedad golpea nuestra vida, nos rompe el corazón, cuerpos heridos y seres queridos que se van; nuestras vidas están llenas de situaciones inesperadas e indeseables y nos guste o no, nuestras vidas pasan por un montón de cambios, entonces ¿Cómo puede el mundo ver a Dios? Tú sabes la respuesta ¿Verdad? El mundo ve a Dios a través de nosotros: lastimados, rotos, ansiosos, temerosos, gente pecadora llamados hijos e hijas de Dios, sólo por su generosidad, sólo a causa de la gran salvación, del pago por nuestros pecados, por ese amor extravagante, por el precio pagado por Cristo en la cruz, sólo por este amor que Dios pródiga sobre nosotros, sólo a causa de este extremo e insondable perdón, Dios siempre nos da la bienvenida de vuelta a casa.
¿Cómo podemos hacer que este mundo vea la generosidad de Dios? a través de ti y a través de mí, Dios pone en nosotros la tarea de ser sus manos y sus pies, eso es lo que estamos llamados a ser. Toma tu Biblia y busca el libro de Salmos capítulo 37, lo que queremos hacer hoy, es buscar un par de pasajes de las escrituras, y quiero dejarte una tarea, busca el salmo 37 versículo 25, el rey David es el escritor de este salmo y comienza diciendo: “Joven fui, y he envejecido”, David dice que ha visto muchas cosas en la vida, lo que voy a decir no es un pensamiento utópico, no es un capricho, yo mismo he visto lo que ustedes van a escuchar.
Desde que David fue muy joven hasta cuando tenía muchos años encima, esto es lo que él había visto, versículo 25: “Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” ¿No te parece una hermosa declaración? ¿No crees que es una gran promesa? David dice que ha vivido una vida muy larga y ha visto a mucha gente pasando a través de muchas circunstancias, pero nunca ha visto a un justo desamparado ni su descendencia mendigando pan.
Ahora, quisiera estar seguro de que comprendemos que los justos, en este versículo, son aquellos que están de pie delante de Dios, y esto no es algo que ellos hayan hecho por su propia cuenta, todos fuimos comprados a precio de sangre por la muerte de Cristo en la cruz. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, es la muerte de Cristo en la cruz lo que ha pagado la pena por el pecado, es la muerte de Cristo en la cruz lo que nos hace justos delante de Dios, nosotros no podíamos hacer eso, somos pecadores y no podemos hacer nada para tener el derecho de permanecer de pie delante de Dios, pero es justamente para eso para lo que vino Jesús.
Sólo por Cristo podemos ser llamados hijos de Dios, no todo el mundo es hijo de Dios, sólo aquellos que han creído en Jesucristo. Él pagó la deuda, Él hizo lo que nosotros no podíamos, para que seamos llamados hijos e hijas de Dios. En Tito, Pablo lo dice así: “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:3-5)
No es por nuestros actos morales o nuestras obras de virtud que tenemos derecho para estar delante de Dios. Quiero subrayar que durante esta serie, no decimos que es gracias a que hacemos esto que nos convertimos en justos delante de Dios, eso es sólo gracias a su gran misericordia. David dijo: “Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” pero aquí está lo que él hizo, mira el versículo 26, “En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su descendencia es para bendición” (Salmo 37:26) los justos dan a los necesitados y a sus hijos, y están velando porque la vida de aquellos desamparados también cambie.
Verás, la generosidad no convierte a una persona en justa delante de Dios, la filantropía no te compra un lugar en el cielo. Andrew Carnegie financió 2800 bibliotecas en todos los Estados Unidos, una de esas bibliotecas estaba en mi ciudad natal, en aquellos días él cedió 350 millones de dólares, eso es admirable, pero no compra la salvación. La generosidad no nos hace justos delante de Dios, sólo creer en Cristo lo hace.
Escucha esto, cuando crees en Cristo y cuando has experimentado su generosidad, como una demostración tangible de la obra de Dios en tu corazón, esto nos convierte en personas generosas y aquí está el punto principal, los hijos de Dios son llamados a responder a aquellos que están en necesidad, porque hemos recibido la generosidad de Dios y como respuesta natural debemos ser generosos con los demás, 1 de Juan dice: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:17 y 18)
Juan está diciendo esto: “¿Cómo podría un creyente ver a una persona en necesidad y no hacer algo al respecto?” Permíteme decir esto a los adolescentes y a los jóvenes, la generosidad no es algo para los adultos, no es algo que empieza después de la secundaria, de la universidad o cuando consigues tu primer trabajo, los hábitos que se desarrollan en la juventud, los hábitos que desarrolles hoy, serán los hábitos con los que vivas el día de mañana. Te desafío joven, así como desafío a cada uno de los adultos, los desafío para que sean personas generosas. Así que, ¿Con qué vas a ser generoso? y no hablo solamente de esta temporada de navidad, esto es sólo el inicio para nosotros, tu sacrificio puede marcar la diferencia en este mundo.
Vamos al libro de Mateo capítulo 25, Jesús ha contado algunas parábolas y ahora veamos el versículo 31, Él está hablando sobre la historia de las ovejas y las cabras, Él está dando algunas enseñanzas. Esta enseñanza se concentra en el contexto del fin de los tiempos, pero nuestro objetivo de hoy no es estudiar sobre escatología sino sobre la generosidad a la que Cristo nos está llamando, mira el versículo 31: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda” (Mateo 25:31-33)
¿Quiénes crees que son las cabras? Los no creyentes, y las ovejas son aquellos que han creído en Él y por eso tienen una posición privilegiada a su lado derecho. Mira el versículo 34: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” Ahora, quiero que veas la generosidad de Dios con los seguidores de Cristo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10) Ahora mira cómo responden los seguidores de Cristo a su generosidad, verso 35: Jesús dijo: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?” Versículo 40, “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:35-40)
Piensa en esto, Dios nos llama a ser generosos con los necesitados, la generosidad no sabe de ahorros, una vez que tu corazón ha sido transformado tú puedes vivir con la generosidad que proviene de Dios, tú puedes ser la manifestación visible y tangible de Dios, tú puedes ser sus manos y sus pies. Ahora, vamos a terminar con esta enseñanza, mira el versículo 41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:41-46)
¿Crees que Dios se preocupa por los pobres y necesitados, por los hambrientos y los sedientos o por aquellos que están en prisión? Los hijos de Dios somos los llamados a responder a aquella necesidad.
Quiero contarte una historia acerca de un hombre llamado George Carson, el doctor Carson fue una de las primeras personas a las que mi esposa y yo conocimos en la iglesia, el primer viernes por la noche que estuvimos allí, él nos llevó a uno de sus restaurantes favoritos, él nos mostró su hospitalidad y muchas veces nos invitó a comer. Él conocía a todas las personas en ese lugar, desde el propietario hasta al cocinero, él decidió tomar de su tiempo e invertirlo en la gente, un día de Acción de Gracias habló con los propietarios de un restaurante para qué en ese día pudieran proporcionar comida gratis a las personas, él llevó a algunos enfermos mentales y también a algunos discapacitados físicos, ese día, algunas personas desafortunadas tuvieron una comida juntos. El doctor Carson se enteró de que un gran porcentaje de estos lugares, en donde están las personas desamparadas, nunca reciben una llamada o una visita, también se enteró de que muchos niños en nuestra zona no tienen abrigos durante el invierno, así que hizo un proyecto; conversó con algunas tiendas de la zona y les habló acerca de esta situación, él recaudó algún dinero para ellos y durante un tiempo, antes de la Navidad, entregó abrigos a aquellas personas que tenían hijos y no tenían la posibilidad de comprar un abrigo para ellos. Él dio de su tiempo para los pobres y los necesitados y ésta fue una gran demostración de generosidad.
Él invirtió su tiempo, ésta era su posesión más valiosa, cuando tú inviertes tu tiempo estás invirtiendo tu posesión más valiosa, invertir tu tiempo no es simplemente escribir un cheque y enviarlo en el correo, cuando tú estás invirtiendo tu tiempo estás invirtiendo tu vida.
Aquí hablamos mucho acerca de la palabra de Dios y es importante que leamos la palabra de Dios, hablamos mucho de tener una vida de oración y es importante que tú tengas una vida de oración, hablamos mucho de estar involucrados en algún grupo de estudio y es lo que tienes que hacer, pero la vida espiritual es mucho más que tener un devocional por la mañana, la vida espiritual es más que ir a un estudio de la Biblia. Como cristianos estamos llamados a mostrarle al mundo el amor de Dios que tan desesperadamente necesitan.
Invierte tu tiempo en esto, a veces es tan importante como la necesidad que tienen las personas de ropa o comida, invierte tu tiempo en esto, no te escondas en aquellos grupos pequeños, estos son lugares acogedores, confortables, son lugares para crecer espiritualmente y eso es bueno, pero si te quedas ahí, estás atrapado. Dios llama a sus hijos para responder a aquellos que están en necesidad.
Pero ¿Que podríamos hacer con el fin de satisfacer las necesidades de alguien más? Deseamos que nuestra iglesia se contagie de esta generosidad, no solamente que hablemos de ello, no solamente que pensemos en ello, no solamente que hagamos planes. Mira, cuando hacemos planes, muchas personas pueden pensar que eso es una muy buena idea y muchos pueden pensar en animarse a hacerlo, pero puede pasar un año entero sin que hagamos nada al respecto. Hoy queremos marcar la diferencia queremos que, de la mano de Dios, marquemos un impacto en la vida de cada creyente para que nos motivemos a despertar esa generosidad en nuestra vida.
No se trata de la cantidad de generosidad que te dan, se trata de la actitud, de la entrega, Bob Russell, pastor y autor, dice: “Son muy pocas las personas que pueden dar gracias por lo que contiene su taza en lugar de quejarse por el tamaño limitado de su taza” Esto es muy cierto ¿verdad? No sé de qué tamaño es la taza que Dios te ha dado, pero puedo decirte que Dios la ha llenado con su generosidad, y ahora estamos pidiendo que seas agradecido como un niño y que le demuestres al mundo, que tan desesperadamente necesita un Salvador, que le demuestres y les permitas conocer del amor de Dios, del perdón de Dios y de la salvación de un Dios eternamente generoso.
Hoy quiero que sepas que Dios te ama, te ama tanto, que envió a su hijo para ti, y cuando confías y crees en Cristo, Dios vive contigo y en ti por su Espíritu Santo, Él quiere que nosotros podamos reflejar la gloria del Dios vivo. Nuestro propósito aquí en “La Biblia Dice” es reflejar la gloria de Dios a través de su palabra.
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