Es muy grato para mí, saludarle en el nombre del Señor Jesús. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Continuamos con el estudio del libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico terminamos con el capítulo 7, en el cual Daniel relató una visión que muestra los diversos poderes gentiles que se van a levantar en el mundo sucesivamente hasta el establecimiento de un reino eterno cuyo rey es el Señor Jesucristo, y cuyos súbditos, somos los santos del Altísimo, una referencia a todos los que somos hijos de Dios. Hoy vamos a comenzar el estudio del capítulo 8 de Daniel.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 8. Antes de introducirnos a examinar el contenido de este capítulo es necesario recordar algo que señalamos cuando estudiamos el capítulo 2 de Daniel. En esa ocasión dijimos que a partir de Daniel 2:4 hasta el final del capítulo 7, el idioma en que se escribió esa porción del libro de Daniel, en el texto original es Arameo, no Hebreo. A partir del capítulo 8 se retoma el Hebreo en el texto original hasta el final del libro. La razón para esto probablemente tiene que ver con el hecho que toda esa porción escrita en idioma Arameo tiene que ver principalmente con el mundo gentil, mientras que a partir del capítulo 8 y hasta el final del libro de Daniel, la porción tiene que ver principalmente con el pueblo de Israel. Habiendo recordado esto, vayamos al texto en el capítulo 8. Se trata de otra visión que tuvo Daniel. En primer lugar tenemos el tiempo de la visión y el receptor de la visión. Daniel 8:1 dice: En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes.
El receptor de la visión es Daniel. En este versículo simplemente se está fijando en el tiempo el momento que tuvo la visión que aparece en el capítulo 8. Dice que fue en el año tercero del reinado del rey de Babilonia, Belsasar. Esto es en el año 551 AC. Esta visión fue posterior a la que tuvo Daniel en el año primero del rey de Babilonia, Belsasar, y cuyo relato aparece en el capítulo 7. En segundo lugar, Daniel nos habla de las circunstancias de la visión. Daniel 8:2 dice: Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
Los intérpretes están divididos en cuanto a si Daniel estaba físicamente en Susa, junto al río Ulai cuando vio la visión, o si estaba físicamente en algún otro lugar y se vio a sí mismo en visión como que estaba en Susa, junto al río Ulai. Ambas posibilidades son viables. En cualquier caso, Susa llegó a ser la capital del imperio Medo-Persa. Está a 400 km. al Este de Babilonia. ¿Qué le parece? Los Medo-Persas todavía no habían conquistado al imperio babilónico, pero Daniel en visión ya vio que la ciudad de Susa, en la provincia de Elam sería la capital del futuro reino medo-persa. Solamente Dios puede revelar cosas así. En tercer lugar tenemos la descripción de la visión. Esto lo tenemos entre los versículos 3 a 14 del capítulo 8. Veámoslo en partes. Lo primero que vio en visión Daniel fue a un carnero. Daniel 8:3-4 dice: Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.
Dan 8:4 Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.
En su visión, Daniel contempló a un carnero delante del río Ulai. El carnero tenía dos cuernos, algo normal en los carneros. Pero este carnero era especial, porque además de que los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro, y a medida que Daniel contemplaba este animal, notó que el cuerno más alto crecía mucho más. Adelantándonos un tantito, según lo que dice el versículo 20 de este capítulo, este carnero representa al reino medo-persa. Los cuernos del carnero denotan el poder. El hecho que uno de los cuernos era más alto que el otro y seguía creciendo denota que en la alianza medo-persa, una de las partes era más poderosa que la otra. Si bien Persia era el reino más joven de la alianza, sin embargo, bajo Ciro se convirtió en la parte dominante de la alianza. En la visión, Daniel notó que el carnero corneaba o hería con los cuernos, al poniente o al oeste, al norte y al sur, y no había bestia que le resista, ni había quien se libre de su poder. El carnero con sus poderosos cuernos desiguales hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía. Comentando sobre este hecho, Evis Carballosa dice lo siguiente: La unión de medos y persas en un solo imperio creó un ejército poderoso que conquistó territorios hacia el oeste, como Babilonia, Siria, Asia menor, hacia el norte como Armenia, y hacia el sur como Egipto y Etiopía. Ningún ejército existente en aquellos tiempos tenía la fuerza o la capacidad para detener el empuje de los medo-persas. De modo que el carnero hacía conforme a su voluntad y se engrandecía. Mientras el carnero hería con sus cuernos, Daniel notó la presencia de otra bestia. Se trata de un macho cabrío. Daniel 8: 5-7 dice: Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos.
Dan 8:6 Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza.
Dan 8:7 Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder.
Daniel miraba en visión al carnero haciendo conforme a su voluntad y engrandeciéndose, pero algo llamó poderosamente su atención. Era la presencia de una segunda bestia. Era un macho cabrío. El macho cabrio venía desde el poniente o desde el oeste, sobre la faz de toda la tierra, pero sin tocar la tierra. Según el versículo 21 del mismo capítulo, este macho cabrío representa al imperio griego. El imperio griego vino justamente desde el oeste con respecto a Susa, conquistando y arrasando a todos sus enemigos a una velocidad escalofriante. Por eso es que Daniel en su visión vio al macho cabrío como abarcando sobre la faz de toda la tierra y corriendo tan rápido, como si fuera un avión, sin tocar tierra. Daniel notó que este macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. Este cuerno notable entre los ojos del macho cabrío representa a Alejandro Magno, quien en un período de cómo diez años conquistó todo el mundo habitado de su época. Daniel vio en visión que el macho cabrío con su cuerno notable entre sus ojos vino a la carrera y cuando vio al carnero de dos cuernos, arremetió contra él con toda la furia de su fuerza. El combate fue terrible, Daniel vio que quien llevó la peor parte fue el carnero de dos cuernos, pues el macho cabrío lo levantó, lo hirió y quebró sus dos cuernos. El carnero quedó tan mal parado que no tenía fuerzas para defenderse y por tanto fue derribado a tierra y quedó allí sin encontrar a nadie que pueda ayudarle. Esta parte de la visión simboliza la manera como el imperio griego bajo el mando de Alejandro Magno, el cuerno notable, acabó con el dominio del imperio medo-persa. Pero además de todo esto, Daniel vio en visión la ruptura del cuerno notable entre los ojos del macho cabrío. Daniel 8:8 dice: Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.
El macho cabrío se engrandeció sobre manera. Esto significa que su poder y dominio se extendió grandemente. En cierto momento de la historia de la humanidad, el imperio griego bajo el reinado de Alejandro Magno dominaba todo el territorio conocido en su época. Pero estando en la cúspide de su poder y dominio, estando en su mayor fuerza, dice el texto, ocurrió algo inesperado. El cuerno notable fue quebrado. No se identifica quien lo quebró, por tanto debe ser por intervención directa de Dios. En su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Comentando sobre este hecho, Evis Carballosa dice lo siguiente: Este versículo profetiza la inesperada muerte de Alejandro Magno en Babilonia en el año 323 AC, cuando se encontraba en el cenit de su carrera político-militar su vida fue truncada de manera misteriosa. A raíz de su muerte, el imperio conquistado por Alejandro fue dividido entres sus cuatro prominentes generales, Casandro, Lisímaco, Seleuco y Ptolomeo. Debe notarse que esta maravillosa profecía del ascenso y caída de Alejandro Magno se cumplió literalmente unos 200 años después de haber sido revelada a Daniel. En nuestro próximo estudio bíblico veremos lo que sucedió después. Espero su compañía.
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