Si tienes una Biblia en mano, permíteme invitarte a abrirla conmigo en Juan capítulo 3, además, me gustaría alentarte a tomar alguna notas de lo que vamos a hablar, pero si no puedes hacerlo en este momento, recuerda que puedes visitar nuestro sitio web, http://www.labibliadice.org y descargar el texto en pdf totalmente gratuito.
Bien, estoy convencido que los siguientes minutos tendrán gran significado para ti. Lo sé, puede sonar algo dramático, sin embargo, creo que estas palabras tienen algo eternamente importante que decirnos. En programas pasados tuvimos la oportunidad de analizar la base objetiva de la salvación y el Evangelio, donde llegamos a la conclusión que el justo y misericordioso Dios del universo, miró a gente sin remedio y envió a su hijo Jesucristo, a Dios en carne para cargar su ira contra el pecado en la cruz y mostrar su poder en la resurrección, y así, todos los que tienen fe en Él se reconcilien con Dios para siempre. Este es el evangelio bíblico, y es el evangelio que mucha gente conoce, pero la realidad es que, no basta con conocerlo, pues estar al tanto de esta verdad no constituye la salvación. Puedes conocer todas estas cosas y aun así un día estar frente a Jesús y escucharlo decir las siguientes palabras: “nunca os conocí, apartaos de mí; hacedores de maldad”. Por lo tanto, la pregunta aún permanece, ¿cómo nos apropiamos de este Evangelio?, ¿cómo hacer que se convierta en una realidad en nuestras vidas? ¿de qué manera se convierte este evangelio en el poder de Dios para la salvación? Y esta es una pregunta eternamente importante y es en lo que quiero que nos sumerjamos el día de hoy.
Observa conmigo la respuesta a esta cuestión en Juan capítulo 3, versículos 1 al 21. Por favor, imagina que es la primera vez que escuchas a Jesús hablando. Juan 3:1 dice: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.
“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.
¡Woo! Palabras sorprendentes. Bien, antes de avanzar quiero pedirte que me acompañes a hacer una oración para que sea Dios mismo quien hable a nuestra vida y nuestros corazones, oremos.
Dios, oramos para que mediante el poder de tu Espíritu estas palabras cobren vida en nuestros corazones, ruego que tu Palabra, que tu evangelio tenga un gran impacto en nuestras vidas. Brinda consuelo a aquellos que están en ti, dales convicción a aquellos que no están en ti todavía, de tal manera que veamos que solo tú oh Dios has hecho esto. En el nombre de Jesús oramos, Amén.
Entonces, para empezar, el texto es muy claro, Jesús dice que nadie puede ver el Reino de Dios a menos que haya nacido de nuevo. Esto plantea una pregunta, ¿has nacido de nuevo? Y esto podría parecer un poco anticuado, pero en realidad hay algunos círculos donde este es un término común, por ejemplo, en el grupo de investigación “Barna”. Barna es una Organización de Investigación Cristiana que realiza numerosas encuestas para ver cuántas personas se identifican como cristianas y cómo viven. De hecho, si Barna te hiciera una encuesta, las primeras preguntas que te harían se referirían a si eres o no un cristiano nacido de nuevo, preguntas como: ¿alguna vez has hecho un compromiso personal con Jesús, que hoy en día sea relevante? Si respondes de manera afirmativa, te harán la siguiente pregunta de seguimiento ¿crees que irás al cielo? Si tu repuesta es, “creo que voy al cielo porque acepté a Jesús” entonces, de acuerdo a Barna eres un cristiano nacido de nuevo. Con base en este análisis aproximadamente la mitad de los estadounidenses, según Barna, ha nacido de nuevo.
Pero lo interesante es que cuando profundizas en la investigación de Barna, comienzas a encontrar algunos factores interesantes. Por ejemplo, gran cantidad de estos cristianos nacidos de nuevo creen que sus obras les pueden asegurar el cielo. Luego, comienzas a adentrarte en su forma de vivir y descubres que, las creencias y los estilos de vida de este grupo de “cristianos nacidos de nuevo” eran prácticamente indistinguibles de los del resto del mundo que los rodea. Un titular decía, “cristianos y no cristianos se divorcian por igual”, otros estudios afirmaban cómo los cristianos nacidos de nuevo escuchan y miran el mismo entretenimiento que los no cristianos, aman las posesiones materiales tanto como los no cristianos, responden a la injusticia en el mundo de la misma manera que los no cristianos y el resultado es que muchas personas han tomado lo que Barna ha investigado y llegan a la siguiente conclusión, los cristianos nacidos de nuevo realmente no miran, perciben o tienen creencias muy diferentes a los no cristianos. No obstante, creo que esa es una interpretación incorrecta de los estudios. Esta conclusión es completamente inválida, cabe mencionar que, no estoy diciendo que la investigación no tenga validez ya que defiendo que son estadísticamente correctos en su objetivo. Lo que intento decir es que creo que esta investigación no muestra que los cristianos nacidos de nuevo y los no cristianos viven y creen las mismas cosas. Creo que muestra que hay muchas personas que piensan que nacieron de nuevo, “cristianos” cuyas vidas y creencias testifican lo contrario.
¿Te das cuenta? De acuerdo con Barna todo lo que necesitas ser clasificado como un cristiano nacido de nuevo es llegar a un acuerdo con Jesús y creer que irás al cielo, algo como “creo en Jesús y por eso creo que iré al cielo”. Pero permíteme decirte algo, ninguna de esas afirmaciones constituye lo que las Escrituras enseñan sobre lo que significa nacer de nuevo. Tú crees en Jesús ¿verdad? ¿quién no habría de creer en Él? Todas las personas con problemas de drogas, parejas con conflictos, hombres y mujeres que ni siquiera asisten a un culto dominical, todos creen en Jesús, sin embargo, es posible que nunca hayan nacido de nuevo.
Así que, mi intención en este programa es llevarte a reflexionar sobre lo que significa en verdad nacer de nuevo. Entonces, por favor, acompáñame a Juan, capítulo 2, versículo 23. Escucha lo que Jesús dice aquí, quiero que veas cómo es posible creer en Jesús sin tener idea alguna de lo que significa nacer de nuevo. La Biblia dice: “Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos”. Qué frase más interesante, hay mucha gente que cree en Jesús y Jesús no confía en ellos, la ilustración que tenemos de ello es Nicodemo.
Nicodemo entra en escena en el capítulo 3, verso 2. Él cree que Jesús es de Dios, pero no tiene idea de lo que significa nacer de nuevo. Jesús le dice que nadie puede ver el Reino de Dios, a menos que nazca de nuevo, entonces, creo que esta es una pregunta eternamente importante que deberías hacerte. ¿Has nacido de nuevo?
Ahora, antes de responder esta pregunta, debemos ver lo que significa nacer de nuevo. En consecuencia, hoy quiero que veamos en las Escrituras lo que Dios nos dice respecto al nuevo nacimiento, ¿qué sucede cuando nacemos de nuevo? Y ¿por qué esto es eternamente importante?
Definitivamente el nuevo nacimiento va más allá de una creencia intelectual, y lo digo porque estamos acostumbrados a sentarnos en un culto y escuchar sobre el nuevo nacimiento, incluso nuestros corazones y mentes podrían decir: “Oh, sí, creo en ello”, sin embargo, debo decir que puedes haberte sentado en un templo todos los domingos de tu vida sin haberte apropiado del evangelio y de la salvación. De hecho, es posible que todavía no hayas nacido de nuevo. Entonces, ¿qué implica nacer de nuevo?
Sin lugar a dudas, Dios es el actor supremo en la salvación, así que, la gracia de Dios impregna completamente la imagen de lo que significa nacer de nuevo. Incluso la fe en su núcleo es un don de la gracia. Y esto es muy importante porque, bueno, me has escuchado, en los últimos programas, decir que nuestra fe no se trata de repetir una oración o firmar una tarjeta. De hecho, tu fe ni siquiera está basada en una decisión. Tu fe se basa en Dios cuya gracia te ha cautivado totalmente y ha transformado tu vida. Entonces, vamos a ver cómo se desarrolla, ¿qué sucede cuando nacemos de nuevo? Y una vez más, quiero que pienses en esto con base en Juan capítulo 3. Por lo tanto, es necesario destacar cuatro aspectos diferentes, no necesariamente secuenciales. Número uno, cuando nacemos de nuevo, Dios revela nuestra necesidad. Considera que Nicodemo era un miembro fariseo del consejo gobernante judío, los versículos nos dicen que eran un hombre muy respetado, devoto por decir lo menos. Nicodemo pasó toda su vida aprendiendo cómo entrar en el Reino de Dios y enseñando a otros lo que ordenan las Escrituras mostrando qué acciones tomar para entrar en el Reino de Dios, así pasó toda su vida. Lo que es realmente sorprendente es la respuesta de Jesús a este hombre que se dedicó radicalmente a Dios y su Palabra. Jesús le dijo, que no tiene vida espiritual alguna. Entonces, ¿qué estuvo haciendo Nicodemo con su vida?
Jesús le explicó que toda su religión no tenía sentido pues sólo deseaba cubrir su separación con Dios a través de sus propias obras.
Mira, la religión puede ser el medio por el cual nos engañamos semana a semana, pero en el fondo enmascaran el hecho de que estamos separados de Dios y no importa cuánto lo intentemos, no podemos alcanzarlo. A este punto es al que se dirige Jesús aquí, revelando la necesidad de Nicodemo, y lo hace de diferentes maneras. Entonces, permíteme preguntarte ¿es posible que nuestra religión hoy, pueda ser un encubrimiento de nuestra separación con Dios? Espero que puedas acompañarnos en nuestro siguiente programa y así poder responder esta pregunta bajo la luz de la Palabra de Dios. Que Dios te bendiga.
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