Saludos amigos oyentes. La Biblia Dice les invita cordialmente a un nuevo estudio bíblico en el Libro de Nehemías. En nuestro último estudio bíblico, vimos que Nehemías tenia un corazón para el pueblo de Dios y la obra de Dios. Nehemías no vivía para si mismo como muchos de nosotros a veces lo hacemos. El tener un corazón interesado en el bienestar de los demás motivó a Nehemías a averiguar por el estado de los judíos en Jerusalén. El informe que recibió fue descorazonador. El pueblo de Dios estaba en gran mal y afrenta y la obra de Dios estaba con sus muros derribados y sus puertas quemadas a fuego. ¿Cuál será la reacción de Nehemías ante tan trágico cuadro? Dejemos que la Palabra del Señor responda a esta pregunta. En instantes más estará junto a nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio de este interesante asunto.
Abramos nuestras Biblias en el Libro de Nehemías capítulo 1. Con la ayuda del Señor estudiaremos los versículos 4 a 11. Tomemos como punto de partida para el estudio bíblico de hoy, el hecho que Nehemías acababa de recibir una noticia trágica. Imagine la peor noticia que podría recibir, pues algo equivalente a eso es lo que acaba de acontecer con Nehemías. ¿Qué haría Ud. en semejante situación? Bueno probablemente reaccionarla como muchos de nosotros, quizá hundiéndose en la depresión y pensando que tal vez Dios es injusto o que a lo mejor Dios nos ha abandonado, o de pronto que tenemos algún pecado oculto y por eso Dios nos está castigando. Por tanto será muy ilustrativo examinar la reacción de Nehemías para aprender de él a cómo reaccionar ante las situaciones adversas. La primera cosa que Nehemías hizo, fue EXPRESAR SUS EMOCIONES. Nehemías 1:4 dice: «Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días» Aquí tenemos a un verdadero hombre. En la sociedad en la cual vivimos, se nos ha hecho creer que expresar las emociones es sinónimo de debilidad y que por tanto un hombre no debe derramar jamás una lágrima, etc. Pero aun los médicos aconsejan que es saludable expresar de alguna manera las emociones. No está mal que un hombre llore, si es del caso llorar, el llanto es muchas veces como una válvula de escape para liberar la presión que ocasionan los momentos de dolor. No piense que por entristecerse o llorar es débil, por el contrario el tener libertad para expresar las emociones es un signo de madurez. Las emociones reprimidas son una invitación a problemas futuros. Nehemías expresó sus emociones primeramente sentándose. Esto nos habla de que detuvo su actividad, quizá buscó un lugar apartado de las miradas inquisitivas de los demás y allí dio rienda suelta a sus emociones. Estando quieto, dice el texto que lloró. Las lágrimas que estaba derramando mostraban en donde estaba verdaderamente su corazón, nadie llora por algo que no lo aprecia. Además de llorar, dice el texto que Nehemías hizo duelo por algunos días. Para Nehemías estaba como si se hubiera muerto un ser querido. Así como se hace duelo cuando muere alguien a quien se ama, Nehemías estaba de duelo por algunos días. Lo que queda claro es que Nehemías tuvo plena libertad para expresar sus emociones. Sin la presión que causan las emociones reprimidas, Nehemías pudo pensar con la cabeza fría y eso le llevó a la segunda reacción. Nehemías, además de expresar sus emociones, EXPUSO EL CASO EN ORACIÓN Nehemías 1:4 en su última frase dice: » ayuné y oré delante del Dios de los cielos» Esto si que es notable. Muchos de nosotros tal vez no tengamos mayor problema con expresar nuestras emociones, pero donde fracasamos la mayoría de nosotros es en la oración en medio del dolor. Permítame ilustrarlo con este ejemplo. Tiempo atrás una de mis hijas enfermó repentinamente y el asunto ameritaba una hospitalización. Los médicos en el hospital estaban teniendo mucha dificultad para saber a cabalidad la naturaleza de la enfermedad. Tanto mi esposa como yo expresamos libremente las emociones que el sufrimiento producía, pero con vergüenza tengo que admitir que lo que hicimos después de llorar fue, como se dice, volvernos locos, buscando especialistas en niños, análisis de todo tipo, medicinas, etc. Nos tomó un buen tiempo darnos cuenta que habíamos olvidado de acudir a Dios en oración. Cuando todo intento por resolver el problema por nosotros mismos fracasó, recién allí acudimos al Señor en oración. Cuan humanos fuimos, cuan independientes de Dios cuando buscamos resolver los problemas dependiendo de nuestra propia fuerza, de nuestra propia sabiduría, de nuestros propios recursos. Nehemías hizo lo opuesto. Fue informado del problema, expresó sus emociones con libertad e inmediatamente expuso el caso ante Dios en oración. Notemos además que Nehemías añadió el ayuno a la oración. Esta combinación es poderosa para obrar la voluntad de Dios. En los Evangelios se relata el caso de un muchacho lunático que era atormentado por un demonio. El muchacho fue llevado a los discípulos de Jesús para que sea librado de aquel demonio, pero los discípulos no pudieron hacerlo. Acto seguido, Jesús apareció en escena y arrojó el demonio fuera del muchacho. Los discípulos se quedaron admirados y preguntaron a Jesús: Por qué nosotros no pudimos sacar el demonio. La respuesta del Señor fue, por vuestra poca fe; porque este género no sale sino con oración y ayuno. Allí lo tiene amable oyente. La oración mezclada con el ayuno produce resultados maravillosos. Los versículos 5 a 11 de Nehemías 1 nos indican la manera como oró Nehemías. En su oración notamos todos los ingredientes de una oración equilibrada. Primeramente hubo alabanza. Nehemías 1:5 dice: «Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos» Nehemías está exaltando a Dios por lo que Dios es y por lo que Dios hace. Esta es una forma ideal para comenzar toda oración a Dios. Después hubo confesión. Nehemías 1:6-7 dice: «esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; si, yo y la casa de mi padre hemos, pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés, tu siervo» Hay dos cosas dignas de ser mencionadas en la confesión de Nehemías. Primero: no anda con rodeos, justificando o racionalizando su pecado. Reconoce que es culpable, está de acuerdo con Dios que lo que él ha hecho fue ofensivo a Dios. Esta es confesión verdadera. No está diciendo mis antepasados son culpables, yo soy una víctima del pecado de ellos. No, simple y llanamente está reconociendo que es culpable delante de Dios. Segundo: Reconoce la gravedad del pecado, dice que en extremo se ha corrompido. Jamás lograremos odiar verdaderamente el pecado, hasta que no lo veamos como Dios lo ve. Nehemías tenia un enfoque correcto sobre su pecado y dijo: En extremo nos hemos corrompido. Después de la alabanza y la confesión la oración de Nehemías tiene una petición. Nehemías 1:8-11 dice: «Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volvierais a mi, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón» Dos cosas son dignas de resaltar en el pedido. Primero, el pedido está basado en las promesas de Dios. Nehemías conocía muy bien la Palabra de Dios y sobre la base de su conocimiento reclamó las promesas de Dios. Cuando alguien pide algo que Dios ha prometido en su Palabra, Dios se compromete a contestar ese pedido, porque él es fiel a sus promesas. Cuán necesario es conocer lo mejor posible lo que Dios nos ha prometido en su palabra, para reclamar a Dios en oración esas promesas. Segundo: Nehemías está pidiendo buen éxito. El no quería algo mediocre, él apuntó bastante alto, no se conformaba con las migajas. Como creyentes debemos buscar en buen éxito en todo lo que hacemos para Dios. Cerrando ya el estudio. ¿Qué hacer ante situaciones adversas o aflicción? Pues expresar con libertad las emociones y exponer el caso ante Dios en oración. Mi deseo es que podamos ponerlo a funcionar en la práctica.
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