¿Por qué la oración debe ser tan confusa, tan misteriosa y tan frustrante? ¿Por qué en la vida cristiana la oración y la culpa parecen ser dos palabras que van juntas?
¿Tu vida de oración parece como si estuvieras lanzando palabras al infinito tratando de realizar algún truco sobrenatural que pareciera que no puedes manejar? Bueno, no estás solo. En los minutos siguientes, Ron Moore compartirá los principios básicos de la verdadera oración bajo el ejemplo de quien mejor lo sabe hacer, el Señor Jesucrito.
Hola, estoy tan agradecido con el Señor por darme el privilegio de estar un día más junto a ustedes, realmente es una bendición enorme, pero también es una gran responsabilidad. Son más de 10 años que llevo viendo la mano del Señor en mi servicio pastoral, y debo confesarte que, yo sé muy bien lo que es fracasar públicamente en lo que respecta a la oración, pero también sé lo que es sentirse un fracasado en la oración privada: no orar lo suficiente o no hacerlo lo suficientemente profundo. Y ¿sabes? Algo muy extraño sucede conmigo, justo cuando siento que estoy en una buena racha con respecto a la oración, alguien me da un libro, escucho a un pastor de radio o me dan un DVD con una prédica y me doy cuenta que no estoy tan bien en eso de la oración. Pienso que ellos están orando mucho más que yo, y digo: “Ellos suenan mucho más profundos que yo, debo ser un verdadero fracaso en la oración, ¡ellos sí que sabe orar!”
Ahora, permíteme hacerte la siguiente pregunta: ¿Alguna vez te has sentido como un fracaso de primera clase en lo que respecta a la oración? Alguna vez te has preguntado: ¿Por qué la oración tiene que ser tan confusa, tan misteriosa y tan frustrante? ¿Por qué en la vida cristiana la oración y la culpa parecen ser dos palabras que simplemente van juntas? Si tu r4espuesta es un rotundo sí, en este tiempo quiero compartirte una verdad que cambiará tu vida con respecto a la oración.
Mira, sé que muchas veces has sentido que no oras lo suficiente bien, y lo sé por qué yo también he sentido eso, he sentido que no oro lo suficiente y cuando lo hago, es sorprendente cuántas distracciones vienen a mi mente, ¿tal vez te sientes identificado con ello? Mira, sé que muchas veces nos podemos sentir confundidos y frustrados porque parece que Dios responde a la oración de todos, pero la nuestra no y escuchamos cosas como: “sólo oré y al día siguiente llamaron y conseguí el trabajo”, “Oré y recibí una gran bendición”, “Oré y nos embarazamos.” Y mientras escuchas todo eso tú estás allí sentado y piensas: “¿qué estoy haciendo mal? Oré y el trabajo no está aquí, oré y obtuve los mismos problemas de siempre”. Y cuando ese tipo de pensamientos pasan por nuestra cabeza, entonces empezamos a creer que hicimos algo mal o que no dijimos las palabras mágicas de una oración efectiva, pensamos: “¿será que no pasé suficiente tiempo en adoración antes de pedir algo a Dios?, o ¿será que no tuve un momento adecuado de acción de gracias?, o ¿será que sencillamente no sé cómo es eso de suplicar al Señor?”
Ahora aquí hay algo que quiero decirte, mucha gente lucha con esto y te lo voy a poner en forma de pregunta, ¿Crees que la fe tiene algo que ver con todo esto? Si tu respuesta es afirmativa pues permíteme decirte que tienes toda la razón. Mira, muchos dicen orar con fe pero en el fondo de su corazón dudan que Dios lo vaya a hacer, y pues la verdad es que, orar con fe no significa pedir todos los días lo mismo y lo mismo al Señor y después de cada oración terminar con una duda en el corazón. Orar con fe significa ir delante de Dios y decir: “está bien Dios, esto es lo que quiero, así es como lo quiero, aquí es cuando lo quiero y gracias porque sé que así será” Debemos creer realmente en Él.
Tengo que confesarte que estoy entusiasmado por iniciar esta nueva serie, en donde juntos, a través de un pasaje de las Escrituras, veremos a Jesús enseñarnos acerca de la oración, así que, toma tu Biblia y ve al capítulo 6 de Mateo. Ahora que están buscando este verso, sólo para asegurarnos de que estamos en la misma sintonía, permítanme darles una definición de oración de uno de los mejores teólogos que existen hoy en día, un tipo llamado Wayne Grudem, y esta es su definición de oración: él dice que “La oración es una comunicación personal con Dios.» Esto parece ser muy simple ¿verdad? Y entonces ¿por qué cuando lo hacemos no resulta tan sencillo?
Bien, ahora vamos al capítulo 6 de Mateo, ahí estamos justo en medio del Sermón del Monte; el sermón más grande predicado por el predicador más grande que haya existido jamás. Jesús está a punto de hablar sobre la oración. Leamos el versículo 5, Jesús dice: » Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa»
Jesús comienza su instrucción sobre la oración y comienza con un ejemplo negativo, el favorito de los líderes religiosos, «los hipócritas» y Jesús dice que a ellos les encanta ir a la sinagoga donde las personas religiosas se reúnen y donde las personas que se impresionan con la oración vienen. Dice Jesús que, aquellas personas religiosas aman estar de pie y les encanta orar fuerte y largamente para que la gente quede impresionada con sus palabras. También les encanta ir a la esquina de la calle principal y de nuevo, orar alto y fuerte para que todos los que pasan vean qué grandes oradores son. Entonces, Jesús dice que ellos impresionan a los hombres, pero no están impresionando a Dios, y mira, si tu razón para orar es impresionar a la gente pues felicitaciones; eso será todo lo que obtendrás.
Pero la verdad es que también está el otro lado de la moneda; algunos de ustedes nunca han orado en público, pero ¿por qué no lo han hecho? ¿Acaso les avergüenza hacerlo? Mira, si oras para impresionar o si no oras porque crees que la gente no quedará impresionada, pues en realidad, eso es un mismo problema, y ese problema se llama orgullo. Ahora, recuerda esto: la oración y el orgullo nunca van juntos. Así que, Jesús dice en el versículo 6: «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.» Aquí Jesús no está diciendo que nunca debas orar en público o que el único lugar donde puedes ir a orar es en tu habitación. Jesús está usando una ilustración para recordarnos que la oración es una conversación personal y privada entre nosotros y Dios, y debemos mantener esa conversación libre de distracciones; distracciones como tratar de impresionar a la gente.
Así que, si están pensando en empezar tu vida de oración, pues empieza por ir a un lugar en privado donde no puedas distraerte. Ahora, no sé dónde está ese lugar para ti, puede estar en el bosque, en tu casa, en el parque, en una cafetería, no lo sé, el punto es que cuando ores no te debes distraer porque la oración es una comunicación personal con Dios.
Ahora mira el versículo 7: «Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos» Una vez más, Jesús no está hablando en contra de la oración larga, Él está hablando en contra de la oración formulada. Los paganos tenían esa larga lista de dioses y repetían los nombres de cada uno de ellos una y otra vez con la esperanza de que uno de ellos los escuchara y respondieran a su pedido y a veces, como cristianos solemos realizar lo mismo, ¿verdad? A veces podemos orar fórmulas que se nos dan o creamos nuestras propias formulas y de repente, nuestras oraciones no son una comunicación personal, sino viejas frases de oración desgastadas.
Te lo diré una vez más: cuando haces una oración repetitiva, simplemente pierdes la comunicación personal. ¿Te imaginas estar sentado con tu esposa en su lugar favorito y decir: “está bien cariño, hablemos”? y tu empiezas diciendo: “¿Qué tal tu día? Tienes dos minutos, tienes que seguir adelante. Concluye, ya que tenemos que llegar, ¿cómo están los niños hoy? Listo, está bien y por cierto, ¿Qué hay para la cena? ¿Y qué vamos a hacer esta noche? Perfecto, eso es genial”? Ha sido muy bueno hablar contigo, me voy porque tengo que trabajar. Adios” ¿Qué te parece esa conversación? La verdad es que a mí me parece más un monologo que una conversación. Y lo mismo solemos hacer con el Señor, sólo llegamos, le presentamos nuestras quejas y nos vamos, y entonces ¿qué te parece esa conversación?
Bueno hay algo más con todo eso de la oración, algunas veces he escuchado a la gente decir: “bueno, oro temprano en la mañana y cuando hago eso, mi día siempre va mejor” bueno pues ten cuidado con eso, claro que debemos comenzar nuestro día con Dios, pero deberíamos pasar todo el día en Dios y no usarlo como un pie de conejo supersticioso que si me levanto y oro en la mañana entonces: soy más espiritual, mis oraciones son mejores y Dios de alguna manera bendice mi día sólo porque hago esa fórmula. Ten cuidado con la intención de tu corazón al orar, recuera que orar es una comunicación personal con Dios. No digo que no debas levantarte temprano, no digo que no sea la mejor parte de tu día, sólo digo que debes tener cuidado de no empezar a depender del tiempo en lugar de la persona con la que estás orando.
Mateo capítulo 6 versículo 8 dice: «No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.» Aquí Jesús arroja esta profunda verdad teológica acerca de la soberanía de Dios y su omnisciencia, pero ahora, tal vez estés pensando: “espera un minuto, Él sabe lo que necesito antes de preguntárselo, así que ¿por qué debería orar? Te responderé eso con tres palabras: Número uno, “confianza”, cuando oro, me comunico personalmente con Dios y estoy demostrando mi plena confianza en Él; Tú eres Dios y yo no. Segundo, “relación”, nos comunicamos para construir, demostrar y desarrollar una relación con Dios. Él desea una relación con nosotros; eso debería hacer volar nuestras mentes sabiendo quiénes somos. La última palabra es la “asociación” la oración nos permite asociarnos con Dios en cosas que son eternamente importantes y Dios nos permite asociarnos con Él en estas cosas.
Muchas veces Dios no va a responder positivamente a todo lo que queremos, pero sin importar eso, el acto de orar nos otorga cosas maravillosas: confianza, relación y asociación con el Reyes de reyes, la oración nos entrelaza con Él, y hablaremos de eso en el siguiente programa. Que Dios te bendiga
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