“¿Qué es lo que marca mejor a la iglesia universal? Pues que ofrece a toda persona lo que más necesita y que no puede conseguirse en ninguna otra parte” decía Gilbert Keith Chesterton, escritor y periodista británico. Con esta cita presentamos así, nuestra nueva serie: Hilos.
Les damos la bienvenida a nuestro programa de hoy. Donde se va a hablar sobre lo que significa la iglesia, que no es un templo o edificio, sino que la conforman cada uno de ustedes. En el camino, tal vez, pensaron lo que decía la cita anterior que la iglesia es un lugar donde se recibe lo que necesitamos, pero hemos olvidado el objetivo principal que es glorificar a Dios, al hacer discípulos en todas las naciones y para ello debemos ser verdaderos discípulos de Jesús.
El motivo de este mensaje es para que tú no te encierras en las cuatro paredes de tu iglesia, sino, que te animes a difundir el evangelio a todas las naciones. Porque te cuento que cuando Jesús estuvo con nosotros en la tierra ya te motivó a hacerlo y si no lo has hecho todavía, quiero animarte y decirte que ahora es el tiempo para cumplirle a Dios a través de hacer discípulos. Y quizás te preguntes, ¿cómo lo voy a hacer?
Dios quiere que seas un impacto en tu mundo, ¿eres lo suficientemente valiente para hacer esta oración? Jesús, provee una prueba para mí, estoy luchando, quiero ser un seguidor fiel, dame una prueba. Basado en las escrituras y sobre la base de lo que ha sucedido en el pasado, si haces esta oración, entonces, Dios hará algo impresionante en tu vida. Tal vez te digan que eso es imposible, pero por la mano de Dios, lo imposible se vuelve posible, ¿estás dispuesto a hacer esta oración? Jesús, dame una prueba.
Pues, debes ser intencional y puede que sea difícil, pero te comento que en una Iglesia de Estados Unidos un grupo de jóvenes apasionados por Cristo, después de un retiro en un fin de semana, empezaron a reunirse en las casas los días viernes e invitaron a sus amigos a estudiar la palabra de Dios. De esta manera están guiando a sus amigos a conocer a Jesús. Esto te digo para que te animes y sepas que nada es imposible.
Piensa por un momento, cuán bueno es Dios que te hace parte de este plan maravilloso, el de ir a todo el mundo a hacer discípulos, porque Él cuenta contigo. En el camino surgen preguntas como ¿Cuál es mi necesidad como miembro de la iglesia?, ¿qué debo estudiar más para cumplirle Dios?, ¿qué necesito oír continuamente? Pero antes de responderlas, quiero que escuches lo que Jesús dijo a la iglesia de Efeso en Apocalipsis capítulo 2 versículo 2 al 4: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Esto lo dijo Jesús refiriéndose a que la iglesia tuvo miedo de la persecución y dejó de hablar el evangelio y eso mostró la falta de amor por Jesús y por las personas que aún no conocían a Cristo.
Esta serie te va a permitir conocer más sobre lo importante que es llevar el evangelio a todo el mundo cuando yo me convierto en un fiel seguidor y discípulo de Cristo. Puede que tu entorno sea difícil y pienses que las personas a tu alrededor van a rechazar la palabra de Dios. Pero déjame recordarte que nada se compara con ser discípulo de Jesús en lugares como Asia donde aquellas personas que reciben a Cristo, inmediatamente empiezan a hacer una lista de sus conocidos para ir y compartirles de la verdad, sin importar que su vida corra peligro de muerte.
Jesús en el inicio de su ministerio les dijo a sus discípulos: “síganme y les haré pescadores de hombres”. Entonces, ¿por qué la mayoría de sus seguidores no están compartiendo el Evangelio activamente para llevar a otros a Cristo? Pienso que hay varias razones detrás de eso y creo que la principal razón quizá sea el miedo. Ciertamente es la situación en el Medio Oriente donde hay miedo a las cosas, a lo que Jesús se estaba dirigiendo en el primer siglo. Miedo a la persecución y sus repercusiones. Pero en tu caso creo que el miedo es diferente.
En nuestra cultura, el miedo es a la reacción de las personas y a la dificultad para hacerlo porque pensamos que nuestras conversaciones se volverán incómodas. Preferimos evitar la confrontación y si llevas a Jesús, por ejemplo, a tu oficina, creerás que la relación con tus amigos y compañeros se volverá tensa e incómoda. Me refiero a los temas que hablas todo el día sobre fútbol, el clima, las nuevas tendencias o lo que sea, pero cuando empiezas a hablar sobre la vida eterna en el cielo, la condenación eterna y el infierno, las cosas se ponen un poco intensas y hay un temor a la crítica de compartir el evangelio.
De esta manera, quiero que a través de esta serie llamada “Hilos” me permitas tejer el evangelio como una conversación diaria porque entenderás lo importante de llevar a Jesús a todos los ámbitos de nuestra vida. Bien, antes de empezar quiero advertirles, que escucharán cinco hilos del evangelio, que son programas cortos que te enseñarán a introducir al Señor en tu diario vivir y así podrás experimentar la nueva vida en Cristo. Quiero animarte a que te sumas a este reto de llevar el evangelio. Esas son buenas nuevas, no solo para los que no tienen a Cristo sino para ti también.
Ahora, leamos Juan capítulo 5, versículo 8: “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda” esto lo señaló cuando estuvo de visita en un estanque llamado Bethesda y se encontró con un cojo que durante 38 años estaba enfermo. Y el hombre así lo hizo. Después de 38 años de ser cojo fue capaz de levantarse y caminar. Este hombre caminó por los alrededores y en eso, algunos líderes religiosos judíos vinieron a él y le dijeron: “Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho”. Y este respondió: “El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda”. Pero a los judíos no les importa eso, porque la ley decía que no debía llevar su lecho en día de reposo, así que se enojaron con Jesús por sanar a este hombre en el día de reposo.
Sigamos escuchando los versículos 17 al 25, esto dice: “Mi padre hasta ahora trabaja y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán”. A través de estos versículos quiero que conozcan la relación asombrosa que tenían entre Dios padre y Dios hijo.
La Biblia nos enseña que Dios son tres personas: Dios padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo. No es una contradicción, pero es un misterio como la trinidad trabaja para revelar a un Dios entre tres personas. Tres personas distintas, pero un solo Dios. Lo que estamos escuchando en Juan capítulo cinco es la ventana que nos dirige a Jesús, quién se relaciona como hijo ante Dios. Entender esta relación trae grandes implicaciones a nuestra vida. Entonces, hay seis verdades dentro de lo visto en Juan capítulo cinco, el día de hoy voy a mencionarles tres de ellas.
La primera verdad es que Jesús sabía que Dios, el padre estaba trabajando. El versículo 17 dice: “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Esto lo dijo refiriéndose al día de reposo. La verdad es que Dios reposa, claro, pero al mismo tiempo Dios siempre está sosteniendo el universo y siempre está trabajando, buscando a su pueblo desde que el pecado entro al mundo como está escrito en el capítulo tres de Génesis.
Con esto en mente, les presento la segunda verdad, Jesús sabía que separado del Padre, no podía hacer nada. Escuchemos el versículo 19: “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”. Así Jesús quiere que entiendas la dependencia que hay que tener con el Padre. Esto se enfatiza una y otra vez en el libro de Juan, incluso después del pasaje que acabamos de leer.
Ahora quiero que escuches el versículo 30: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”. El trabajo de Jesús fue totalmente dependiente del trabajo del Padre. El Hijo nunca actuó independientemente del Padre. Él no hizo nada. Él no podía hacer nada por sí mismo. Él era totalmente dependiente del padre. Entonces, ¿cómo funciona esto?
Y vamos a la tercera verdad para responder esto, Jesús miró y escuchó para saber dónde y cómo el Padre estaba trabajando. En los versos 19 y 20 dice: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis”.
Una vez que has escuchado esto de parte de Jesús sobre lo que ve a su Padre Dios hacer, te voy a mencionar algunos ejemplos que se encuentran escritos en los evangelios. Si vas al evangelio de Juan capítulo 4 vemos a Jesús compartiendo con una mujer samaritana sobre el agua viva que satisfará su alma. Jesús pasa tiempo con una mujer marginada de esa ciudad que el Padre está atrayendo a sí mismo. Mientras que en Marcos capítulo 5, versículo 30 vemos al Señor caminando a través de la multitud y de repente se detiene en medio y dice: “¿Quién ha tocado mis vestidos?” Lo que provocó era el nacimiento de la fe de esa mujer. Y en el versículo 34: “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de su azote”.
Mientras que en el evangelio de Lucas capítulo 19, Cristo tiene un encuentro con un hombre llamado Zaqueo, en el versículo 5 y 6 dice: “Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso”. A través de estos pasajes y muchos más que los puedes encontrar en la Biblia, puedes comprender la sintonía de Jesús con su Padre Dios porque él hacía lo que vio hacer a Jehová. Esto nos lleva a la cuarta verdad. Pero esas las revisaremos en el siguiente programa, espero que puedas acompañarnos para aprender juntos más sobre las verdades eternas de la Palabra. Que Dios te bendiga.
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