Saludos cordiales amigo oyente, bienvenido a un nuevo estudio bíblico sobre el Espíritu Santo. En nuestro estudio bíblico anterior, vimos que es muy importante conocer la persona y obra del Espíritu Santo. Es por medio del Espíritu Santo que podemos tener la palabra de Dios en nuestras manos. Es por medio del Espíritu Santo que podemos entender la palabra de Dios. Es por medio del Espíritu Santo que llegamos a ser salvos en Cristo. Es por medio del Espíritu Santo que podemos manifestar a Cristo en nuestras vidas. Es por medio del Espíritu Santo que tenemos el poder para vivir vidas santas delante de Dios. Es por medio del Espíritu Santo que los creyentes estamos unidos en un cuerpo. Es por medio del Espíritu Santo que podemos proclamar un mensaje cristocéntrico. Es por medio del Espíritu Santo que tenemos dones para servirnos unos a otros y para servir al Señor. La lista es muy larga y eso que solo hemos mencionado lo más obvio a riesgo de dejar de lado tantas obras importantes, propias del Espíritu Santo. Es vital entonces saber a ciencia cierta lo más que podamos sobre el Espíritu Santo. Es por esto que hemos iniciado esta serie y confiadamente esperamos en el Señor que el material que hemos preparado le ayude a conocer y apreciar aún más al Espíritu Santo. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos hablará sobre la personalidad del Espíritu Santo. Bienvenido, David, que el tema que Dios ha puesto en tu corazón sea de bendición para todos.
En los anales de la historia han quedado registrados eventos en los cuales el Espíritu Santo ha hecho cosas espectaculares. Considere por ejemplo, la manera como actuó con Pablo. Pablo tenía el firme propósito de llevar el mensaje del Evangelio a Asia, pero note lo que dice Hechos 16:6 “Y atravesando Frigia y a la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asía” En obediencia a esta prohibición, Pablo cambio su rumbo, ya no iba hacia el sur, a Asia sino hacia el norte y llego a Misia. El deseo de Pablo era seguir hacia más al norte, hacia Bitinia, pero observe lo que paso. Hechos 16:7 dice: “Y cuando llegaron a Misia intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se los permitió”. Bueno, Pablo no podía ir al norte ni al sur. El Espíritu Santo no se lo permitió. ¿Que hizo entonces? Pues avanzó hacia el Sur Oeste. Hechos 16:8 dice “Y pasando junto a Misia descendieron a Troas” Este fue el inicio de un fructífero ministerio de Pablo en Macedonia. Este trayecto fue algo que jamás había planificado Pablo, pero el Espíritu Santo así lo determinó. Esta manera de actuar del Espíritu Santo no fue algo propio del primer siglo, porque de igual forma el Espíritu Santo sigue actuando así en el campo misionero. Adoniram Judson quiso ir a la India, pero el Espíritu Santo no se lo permitió y lo condujo a Birmania. Cuando David Livingstone tenía 12 años, leyó un desafió a ir a la China como misionero. De lo más hondo de su corazón nació un sincero deseo de invertir su vida en la China, pero el Espíritu Santo dijo no y lo condujo a África. Traemos esto a colocación porque en este y otros eventos similares, es obvia la participación del Espíritu Santo como una persona con toda la capacidad para hacer prevalecer su voluntad. El Espíritu Santo es una persona, amigo oyente, no una fuerza impersonal como afirman algunos falsos maestros. En el Espíritu Santo se ve los rasgos de personalidad que caracterizan a toda persona. A saber: Intelecto, voluntad y emociones y eso es prueba concluyente para demostrar la personalidad del Espíritu Santo. Que el Espíritu Santo posee intelectos es corroborado en varios pasajes bíblicos de entre los cuales, tomemos a manera de ejemplo 1ª Corintios 2:10 donde dice: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” Escudriñar significa examinar o inquirir o averiguar cuidadosamente una cosa y sus circunstancias. Sin intelecto es imposible escudriñar. El texto leído dice entonces que con su intelecto, el Espíritu Santo todo lo examina, todo lo averigua todo lo inquiere cuidadosamente, no solo asuntos menores sino lo profundo de Dios. Queda claro entonces que el Espíritu Santo posee intelecto. Pero además de intelecto el Espíritu Santo posee voluntad. La manera como guió a Pablo para que no fuera a Asia ni a Bitinia sino a Troas, demuestra que tiene voluntad. La manera como guió a Adoniram Judson para que no fuera a la India sino a Birmania, demuestra que tiene voluntad, la manera como guió a David Livingstone para que no fuera a la China sino al África demuestra que tiene voluntad propia. Hablando de los dones espirituales, que son capacidades o habilidades dadas por Jesucristo a los creyentes por medio del Espíritu Santo, note lo que dice 1ª Corintios 12:11 “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu repartiendo a cada uno en particular como él quiere” Los dones amigo oyente, no son dados conforme el gusto personal de cada creyente. El texto dice que el Espíritu Santo reparte los dones a cada creyente en forma individual, en particular, conforme el Espíritu Santo, no conforme el creyente quiere. De modo que el Espíritu Santo debe tener voluntad para que pueda otorgar algo como él quiere. Así que, el Espíritu Santo tiene intelecto y tiene voluntad. Pero eso no queda allí, porque el Espíritu Santo tiene además emociones. ¿Sabía Ud. que es perfectamente posible afligir al Espíritu Santo? ¿Se ha sentido Ud. afligido alguna vez? Seguramente sí, bueno el Espíritu Santo puede sentirse así. Efesios 4:30 dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cuál fuisteis sellados para el día de la redención” Aquí tenemos un mandato. La orden tiene que ver con no contristar al Espíritu Santo. Contristar significa afligir o entristecer. Ciertas acciones nuestras como creyentes afligen o hacen entristecer al Espíritu Santo. Esto es prueba concluyente de que el Espíritu Santo tiene emociones. Puede sentir gozo o puede sentir tristeza. Incidentalmente, lo que causa tristeza al Espíritu Santo es el pecado en la vida del creyente. Después de ordenar que no hagamos entristecer al Espíritu Santo, Efesios 4:31 dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” El pecado en general y los pecados que tenemos aquí descritos son los que causan tristeza en el Espíritu Santo. Por otro lado lo que trae gozo al Espíritu Santo es una vida de perdón. Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos uno con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Un Espíritu de perdón, un espíritu benigno para con otros y un espíritu misericordioso traen gozo al Espíritu Santo. Ahora tenemos el cuadro completo. El Espíritu Santo tiene intelecto, voluntad y emociones. Son los requisitos para ser considerado como una persona. El Espíritu Santo no es la fuerza activa de Dios, tampoco es el poder de Dios, tampoco la acción de Dios. El Espíritu Santo es una persona y como veremos en otra oportunidad, además de persona es también Dios. El hecho que no tenga cuerpo, no le hace menos que cualquier persona. Dios el Padre tampoco tiene cuerpo y sin embargo es una persona. Muy bien, ahora que Ud. sabe que el Espíritu Santo es una persona, ¿cuál debe ser su actitud amigo oyente? Pues darle el trato que como persona merece. La Biblia nos dice lo siguiente en 2ª Corintios 13:14: “La gracia del señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean en todos vosotros. Amén” ¿Ha experimentado Ud. la comunicación con el Espíritu Santo? ¿Qué hermoso es tener comunicación con una persona que nos conoce y nos ama verdad? Las horas se pasan volando cuando estamos en comunicación con personas así. Bueno, con el Espíritu Santo Ud. y yo podemos tener este tipo de comunión, porque él es una persona, y es más es una persona que nos conoce y nos ama. Démosle el trato que él se merece.
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