Si de por sí es es suficientemente malo para un incrédulo vivir en la tierra del pecado, mucho peor es para un creyente regresar a pecados anteriores con visitas frecuentes o estadías prolongadas.
¿Hay un puente a tu vida anterior? Quizás había cosas que no habías notado hasta que atravesaste por un momento de debilidad y a partir de ese momento lo cruzas en secreto y a menudo. Bueno, hoy Ron Moore te insta a quemar ese puente a través del poder de Cristo y aprender a vivir en una nueva tierra que fluye con leche y miel.
Sabes que podrías contar tu historia y yo podría contar la mía y podríamos hablar sobre cómo Jesús cambió nuestros corazones. Él nos cambia de adentro hacia afuera, Él cambia nuestra dirección en la vida, Él cambia la forma en que pensamos, Él cambia nuestra actitud y la forma en que vemos las cosas.
Hemos estudiado 1 Pedro y hemos visto que nosotros somos un pueblo elegido, real sacerdocio, una nación santa, pueblo que pertenece a Dios y que puede declarar las alabanzas de aquel que nos llamó de la oscuridad a su maravillosa luz. Ahora, antes de conocer a Dios solíamos estar en la oscuridad, ¿verdad? pero ahora, gracias a la misericordia de Dios hemos recibido gracia y Jesús ha transformado nuestro corazón. Entonces, si somos creyentes que hemos sido llamados de las tinieblas a su vida maravillosa, ¿por qué querríamos volver a la oscuridad? Bueno pues, es precisamente de esto de lo que hablaremos en este tiempo.
Cuando éramos incrédulos, vivíamos en este mundo lleno de pecado, y si vivir en este mundo, lleno de pecado, es lo suficientemente malo para un incrédulo, es mucho peor vivir siendo parte de ese pecado ahora que hemos sido iluminados por la luz admirable de Jesucristo. Ahora, cuando éramos incrédulos no sabíamos nada diferente a ese tipo de vida, estábamos en la oscuridad y no había nada más para nosotros, pero ahora, para un creyente regresar a esa vida de obscuridad y pecado es mucho peor y, sin embargo, muchos de nosotros decidimos tener momentos en los que nos apartamos de la luz para hacer visitas o estadías prolongadas al pecado.
Así que hoy vamos a trabajar en 1 Pedro capítulo 4, ahí Pedro dice, en el versículo 1: «Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.» Ahora, cada vez que estás leyendo las Escrituras y ves la palabra: “pues” te está diciendo que lo que se dirá se basa en algo que ya se ha dicho.
Entonces, cada vez que leas la palabra “pues” necesitas regresar y recordar lo que se ha dicho para que puedas entender lo que se dirá. Por lo tanto, cada palabra es clave a medida que estudias las Escrituras.
En los versículos 19 al 22, Pedro nos da una especie de paréntesis y se convierte en un pasaje difícil de interpretar, de hecho, hay muchas interpretaciones para esto, pero de esto hablaremos en otro momento, por ahora, debemos volver al capítulo 3 versículo 18 porque esa es la base sobre la cual Pedro construye los versículos 1 al 6, del capítulo 4. Mira 1 Pedro 3:18. Una persona llamó a esto la proclamación más simple, la más corta y la más clara del mensaje de la cruz. 1 Pedro 3:18: «Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; «
Ese pasaje es uno que debes memorizar, y por supuesto es un pasaje lleno de teología. Examinémoslo: «Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados,» Esa es la doctrina de la expiación; Jesús murió por los pecados, ya no habría más los sacrificios de animales del Antiguo Testamento. Jesús murió, siendo Él, el sacrificio perfecto, una vez y para siempre. La expiación por excelencia. Él murió por todos, Él fue el sacrificio perfecto. Él es completamente Dios y completamente hombre.
“El justo por los injustos, para llevarnos a Dios”; la doctrina de la depravación total. Somos injustos, no podemos llegar a Dios por nuestra cuenta. Él murió por nosotros, los injustos; y lo hizo para reconciliarnos con el Padre, para llevarnos a Dios. Estábamos separados de Él y fue Jesús quien nos llevó a Él
“Siendo a la verdad muerto en la carne,” Expiación sustitutiva. Como tenemos cuerpos, Cristo tenía un cuerpo y lo mataron en el cuerpo. Él murió en nuestro lugar, Él murió en lugar de nosotros. Y Él fue resucitado. “pero vivificado en espíritu;” la resurrección, por el Espíritu de Dios. Y entonces Pedro dice, por lo tanto, basado en lo que Jesús ha hecho por usted, por lo tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, también se debe armar con la misma actitud. Ármate tú mismo. Esa palabra es un término militar, empleada para describir a un soldado que está preparándose para ir a la batalla.
Ahora Pedro no entra en detalles, pero Pablo sí. El capítulo 6 de Efesios en los versículos del 10 al 18, es un pasaje con el que debes familiarizarte y recordarlo diariamente, allí Pablo dice: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;”
Recuerda, debes «estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;» (1 Pedro 3:15). Ahora mira nuevamente el capítulo 4 verso 1 «Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento;»
Entonces ¿Qué está diciendo Pedro? Él dice que, dado que Jesús sufrió por nosotros, nosotros debemos estar dispuestos a sufrir por Él, debemos estar dispuestos a sacrificar todo lo que Él nos pida, debemos estar dispuestos a entregarnos a nosotros mismos por Él. Debemos mantener la misma actitud que Cristo.
Esto es lo que Pedro está diciendo: “si estás dispuesto a sufrir por Jesucristo, esa es la máxima demostración de que todos ustedes son parte de Dios” El sufrimiento separa a los verdaderos seguidores de Cristo de aquellos a quienes les gusta hablar de ello. Ahora, recuerda el contexto de esta carta: Pedro está escribiendo desde Roma. Es finales de los 64, principios de los 65 d. C. La persecución se está librando en Roma. De hecho, Pedro mismo murió dos años después, así que, cuando escribió eso, él está al final de su vida y escribe a las cinco provincias de Roma que conforman el actual norte de Turquía y les dice que hay persecuciones en camino, Pedro les dice que deben estar dispuestos a sufrir “pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.”
Miremos esta frase «Terminó con el pecado». ¿Crees que Pedro quiere decir que si hemos terminado con el pecado, nunca más pecaremos? De ningún modo. Jamás vas a encontrar en las Escrituras un pasaje que siquiera se acerque a eso. Todos nosotros seremos pecadores hasta el día de nuestra muerte y lucharemos contra el pecado hasta el día de nuestra muerte. Pero esto es lo que Pedro dice: «Terminó con el pecado»; Significa que he roto con el pasado que he entendido lo que era vivir en la oscuridad y no quiero volver allí porque entiendo que es realmente malo para un incrédulo vivir en la tierra del pecado, pero que es mucho más terrible para mí, como creyente, volver a las visitas y estadías prolongadas a las tierras del pecado. «Terminó con el pecado»; Significa que hemos decidido hacer un alto a nuestro pasado, para avanzar a nuestro futuro
Pablo lo dice así en el capítulo 6 de Romanos versos del 6 al 7: «sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.» Esto es lo que Pablo está diciendo: Jesús murió en la cruz por nuestros pecados y cuando confiamos en Jesús, confiamos en Su muerte en la cruz, es como si estuviéramos allí con Cristo; estábamos colgados en la cruz con Él y cuando murió, también nosotros morimos al pecado, ya no somos más esclavos del pecado, estamos en una tierra nueva y podemos vivir con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros.
Dos capítulos después, Pablo dice: «porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.» (Romanos 8:13). Si tu vida sigue el patrón de alguien que vive en la tierra del pecado, que vive en la oscuridad, seguramente vas a morir; primero llegará la muerte física y después la muerte eterna.
No hay ninguna demostración de que eres un creyente, absolutamente ninguna, pero si por el Espíritu matas las fechorías del cuerpo, entonces vivirás. Si hemos recibido a Cristo, entonces hemos sido crucificados por medio de Cristo y ya no estamos bajo la esclavitud del pecado. Si somos hijos de Dios, entonces vamos a vivir en la carne y definitivamente vamos a tener que luchar con el pecado y, por supuesto que vamos a caer pero, escucha esto: como creyente, ya no tienes que hacerlo con tus fuerzas, el Espíritu de Dios que vive en ti es quien te llenará de fuerza para que puedas hacerlo, no es por tu propia fuerza o propia espiritualidad.
Ahora como creyente, Cristo vive en ti. Y ahora tienes la fuerza, su fuerza, para matar la tentación que se presenta día a día en tu vida. ¿Tener sentido?
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