El peligro de aparentar lo que no somos

Es motivo de gran gozo saludarle amable oyente. Bienvenida, o bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Lucas. En esta oportunidad vamos a considerar la enseñanza del Señor Jesús en cuanto al peligro de aparentar lo que no somos.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 12:1-12. Lo primero que vamos a notar en este pasaje bíblico es el mandato del Señor Jesús en cuanto a la hipocresía. Lucas 12:1 dice: En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos,(A) que es la hipocresía.
La gente que se arremolinaba alrededor del Señor Jesús era por millares, muchos de ellos, tal vez la mayoría, no estaban realmente interesados en aprender del Señor Jesús, sino en recibir algún beneficio o mirar alguna obra sobrenatural por mera curiosidad. Había algunos, los escribas, fariseos e intérpretes de la ley, quines estaban entre la multitud con el firme deseo de atrapar al Señor Jesús en alguna falta para poder acusarle y condenarle a muerte. Fue en estas circunstancias que el Señor Jesús comenzó a decir algunas cosas importantes a sus discípulos. La primera fue un mandato. Guardaos de la levadura de los fariseos. La palabra levadura se debe entender en un sentido figurado. Simboliza el pecado. Es un símbolo muy adecuado para el pecado, porque así como un poco de levadura contamina toda la masa, un poco de pecado también contamina la totalidad de una persona. Pero el Señor Jesús no se refería al pecado en general de los fariseos, sino a un pecado en particular, pecado que era muy notorio en los fariseos. Es el pecado de hipocresía. La palabra hipócrita es la traducción de una palabra Griega que significa un actor, o uno que desempeña algún papel en una obra teatral. Un hipócrita es uno que trata de impresionar a otros escondiendo lo que realmente es. En el plano espiritual, un hipócrita es alguien que trata de aparecer como si fuera más espiritual de lo que realmente es. Personas así saben que están engañando pero confían que nadie va a descubrir el engaño. Son personas con una doble vida. El Señor Jesús dijo: Cuidado con esto. No sean hipócritas. En segundo lugar, el Señor Jesús habla de lo vano de la hipocresía. Note lo que dice Lucas 12:2-3 Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.(B)
Luk 12:3  Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.
Vivir una doble vida pensando que el pecado que se comete en secreto nunca va a ser conocido es algo vano. En algún momento el hipócrita va a ser desenmascarado. El Señor Jesús lo puso de una manera muy clara y directa: Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse. El verdadero carácter de un creyente está dado por lo que este creyente piensa o hace cuando está solo. Mucho cuidado entonces con lo que pensamos o hacemos cuando estamos solos. No olvidemos jamás que todo lo que digamos en tinieblas, en algún momento, a la luz de oirá, y todo lo que se dijo calladamente, en una habitación, para que nadie oiga, en algún momento, se proclamará desde las azoteas. En tercer lugar, el Señor Jesús explicó lo que arrastra a la gente hacia la hipocresía. Lucas 12:4-7 dice: Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.
Luk 12:5  Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.
Luk 12:6  ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
Luk 12:7  Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.
Los fariseos y los escribas temían tanto a los hombres que hacían todo lo posible para ganarse sus aplausos y su aprobación. Por esto manifestaban una imagen nítida por fuera, aunque por dentro estaban llenos de rapacidad y de maldad. Pero el Señor Jesús, dirigiéndose con amor y amabilidad a sus discípulos les dice: Amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. El máximo daño que un hombre puede ocasionar a otro hombre es matarlo, pero nada más aparte de eso. Por esto, los discípulos del Señor Jesús debemos temer únicamente a Dios, porque Él es el único que después de haber quitado la vida, tiene poder también para echar en el infierno a una persona, si la persona que ha muerto es culpable, por supuesto. El Señor Jesús dijo, refiriéndose a Dios: Sí, os digo, a éste temed. El mejor remedio para combatir la hipocresía, es la decisión consciente de temer sólo a Dios y por tanto agradar sólo a Dios. Si un creyente hace esto, sabrá que Dios no está al tanto sólo de los actos de un creyente, sino también de los pensamientos y las motivaciones, y por tanto procurará vivir limpiamente tanto en lo externo como en lo interno. Dios es tan bueno y misericordioso que se ocupa de sus criaturas en forma individual, inclusive de un pajarillo. En aquel tiempo se vendía dos pajarillos por un cuarto. Eran tan baratos, que si alguien compraba cuatro pajarillos, le regalaban uno, por eso se decía cinco pajarillos por dos cuartos. Pero a pesar de ser seres con tan poco valor, ningún pajarillo es ignorado por Dios. Si Dios se ocupa de seres de tan poco valor como los pajarillos, ¿Cómo no se va a ocupar de seres tan valiosos como somos las personas? Dios se ocupa en forma individual de cada hombre, al punto que conoce con precisión el número de cabellos en la cabeza de cada hombre. Con un Dios que se ocupa de esta manera de nosotros, ¿Es justificable temer lo que nos pueda hacer el hombre, para tener temor del hombre? Absolutamente no. De modo que es absurdo que nos volvamos hipócritas para ser aprobados por los hombres. En cuarto lugar, el Señor Jesús muestra la seguridad que podemos tener en Cristo y en consecuencia rechazar la hipocresía. Lucas 12:8-9 dice: Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;
Luk 12:9  mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
Los creyentes hemos confesado sin temor delante de los hombres que el Señor Jesús es nuestro Salvador, como resultado, la promesa del Señor Jesús, es que Él, como el Hijo del Hombre, nos confesará delante de los ángeles de Dios. Pero también, si alguien niega al Señor Jesús delante de los hombres, esta persona también será negada delante de los ángeles de Dios. Con pensamientos como este, es absurdo que los creyentes tengamos una doble vida, siendo hipócritas engañando a los hombres haciéndoles creer que somos espirituales cuando en el fondo atesoramos el pecado. En quinto lugar, el Señor Jesús muestra que no deberíamos preocuparnos cuando seamos perseguidos por confesar el nombre de Cristo. Lucas 12:10-12 dice: A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.(C)
Luk 12:11  Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir;
Luk 12:12  porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.(D)
El poder para una vida libre de hipocresía no proviene del hombre sino del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo morando en la vida de un creyente, quien otorga el poder para que ese creyente viva en santidad evitando una doble vida o una vida de hipocresía. El Señor Jesús dijo que a todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Fue el Espíritu Santo quien estaba dando testimonio que Jesús es el Hijo de Dios, el Cristo, el Mesías, pero los fariseos del tiempo de Jesús, rechazaron este testimonio del Espíritu Santo, y llegaron a la conclusión que el Señor Jesús expulsaba demonios por el poder de Satanás. Al hacer esto, estos fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo, o cometieron lo que se da por llamar el pecado imperdonable. Este pecado no les será perdonado, dijo el Señor Jesús. Hoy en día nadie puede cometer este pecado, porque el Señor Jesús no está físicamente en la tierra expulsando demonios, sin embargo hoy en día también existe un pecado que no tiene perdón y que tristemente muchos lo están cometiendo. Es el pecado de no recibir a Cristo como Salvador. Si una persona sale de este mundo sin haber recibido a Cristo como Salvador, ha cometido el pecado que hoy en día no tiene perdón y justamente por esta razón esta persona es condenada eternamente en el infierno. El Señor Jesús terminó su discurso animando a sus discípulos en el sentido que, cuando sean llevados a las sinagogas o ante los magistrados y las autoridades, no deben preocuparse en cuanto a cómo deberían responder a las preguntas o qué deben decir. El Espíritu Santo mismo les enseñará en el preciso momento lo que habrán de decir. Una vida rendida al Espíritu Santo no tiene necesidad de vivir en hipocresía o en temor, porque el Espíritu Santo siempre estará listo para apoyar.

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