Tentación de Jesús

Es una grata bendición saber que usted nos está escuchando amable oyente. El Ministerio Internacional La Biblia Dice… le invita a compartir un tiempo especial alrededor de la palabra de Dios. Nuestro tema de estudio es el Evangelio según Mateo. Esta serie de estudios bíblicos lleva como título: Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores. En esta oportunidad, David Logacho nos hablará acerca de la tentación de Jesús.

Saludos amable oyente. Doy gracias a Dios por usted y por su disposición a estar junto a nosotros a través de su radio receptor. Lo último que tratamos en nuestro estudio del libro de Mateo, fue el bautismo de Jesús. Una vez que Jesús subió del agua luego de haber sido bautizado por Juan el Bautista, se abrieron los cielos y el Espíritu de Dios descendió como paloma sobre él. Simultáneamente, hubo una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Esto fue sin duda un momento culminante en la vida y ministerio del Señor Jesucristo. Acababa de ser ungido con el Espíritu Santo para iniciar su ministerio público en la tierra y desde el cielo, su Padre estaba pronunciando un poderoso testimonio a su favor: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Pero después de toda cima, siempre hay un valle. La tentación de Jesús después de haber sido bautizado es el valle por el cual Jesús tuvo que transitar. Pero esto despierta una interrogante. ¿Qué propósito tuvo la tentación? Mucho se podría decir, pero permítame señalar tal vez lo más importante. El propósito de la tentación de Jesús no fue ver si podía o no pecar, sino probar que aun bajo tremenda presión, Jesús no podía hacer otra cosa sino obedecer la palabra de Dios. En la tentación de Jesús, tanto el mismo Jesús, como el Padre y como el diablo tenían sus propias expectativas. El Padre por su lado quería demostrar que su Hijo es un perfecto Salvador porque simplemente no podía pecar. Jesús quería demostrar, que él, como el postrer Adán no podía ceder a las tentaciones del diablo. Lamentablemente el primer Adán, cedió a las tentaciones del diablo en el huerto de Edén y cayó en el pecado y arrastró en su caída a la humanidad entera, Jesús quería demostrar que es imposible que él ceda a las tentaciones del diablo. El diablo, por otra parte, quería de cualquier manera descalificar a Jesús para que no sea el perfecto Salvador. El desenlace final fue que el Padre y Jesús cumplieron con su propósito y el diablo tuvo que alejarse avergonzado como perro con el rabo entre las piernas. Con esto en mente, si dispone de una Biblia, ábrala en Mateo 4:1-11. En este pasaje bíblico encontramos seis eventos que nos dejan preciosa enseñanza y ejemplo para nuestra vida. El primero: Jesús siendo llevado al desierto.

I. Mateo 4:1 dice: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.” Luego de ser bautizado por Juan el Bautista, Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto. Se sobreentiende que debe ser el desierto de Judea por cuanto Jesús se encontraba a las riveras del Jordán no muy distante desierto de Judea. El verbo tentar en el Nuevo Testamento tiene dos significados. Por un lado significa “probar” y por otro lado significa “incitar al mal” En la tentación de Jesús, el verbo “tentar” se debe entender en el sentido de probar. Mal podría el Espíritu Santo llevar a Jesús al desierto para incitarle a pecar, porque él es Dios y Santiago 1:13 dice que Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie. En cambio el diablo, o el acusador, es experto en incitar al mal. Después de todo, es un mero instrumento para cumplir con el propósito de Dios.

II. Jesús ayunando. Mateo 4:2 dice: “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.” Por ser Dios en ropaje de hombre, Jesús sabía que el Espíritu Santo le había llevado al desierto para ser tentado por el diablo. Ante esto, Jesús decide que lo aconsejable en esas circunstancias es ayunar. El ayuno es una decisión voluntaria de abstenerse de ingerir alimentos para dar prioridad a la comunión personal con Dios. A pesar de ser lo que es, Jesús consideró necesario ayunar antes de enfrentarse cara a cara con el poder del diablo. Gran lección para nosotros, que distamos mucho de ser como Jesús. Si queremos estar vigorosos espiritualmente para enfrentar la tentación, necesitamos mucha comunión con Dios, en su palabra y en oración, y si a esto añadimos el ayuno, mucho mejor. Como es natural, después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, Jesús tuvo hambre. De esto va a aprovechar el diablo para tentar a Jesús. El diablo quería que la necesidad se cruce con la oportunidad.

III. Jesús siendo tentado, escena primera. Mateo 3-4 dice: “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” El diablo no tenía ninguna duda en cuanto a que Jesús era el Hijo de Dios. El diablo más bien está diciendo: Siendo que eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. La táctica del diablo era apelar a la necesidad física de Jesús. Recuerde que tenía hambre. El diablo está apelando a los deseos de la carne. Por ser Dios, Jesús tenía poder no sólo para convertir unas cuantas piedras en pan y saciar su hambre, sino para convertir todas las piedras del desierto en pan y comer hasta estar satisfecho. Pero habría cometido un error. Habría dependido de su propio poder para hacer su propia voluntad, pero él vino a este mundo no para hacer su voluntad sino la voluntad de su Padre que le envió. Por eso Jesús respondió a Satanás citando la escritura que la tenía memorizada en su mente. Citó una parte de Deuteronomio 8:3 donde dice: “no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” El diablo salió derrotado en la primera escena. La palabra de Dios en la mente y el corazón del creyente permite tener victoria sobre la tentación.

IV. Jesús siendo tentado, escena segunda. Mateo 4:5-7 dice: “Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.” Ahora el diablo va a apelar a la vanagloria de la vida. Pone a Jesús en la parte más elevada del templo y le pide que se lance al vacío, para todos contemplen como los ángeles le rescatan sin que sufra ningún rasguño. El diablo quería que Jesús obtenga la gloria, la admiración de la gente, de una manera fácil. Pero Jesús no vino para ser glorificado por medio de hacer actos circenses, sino para ser glorificado por medio de su muerte en la cruz y su resurrección de entre los muertos. Note como el diablo torció las escrituras para tratar de hacer decir a las Escrituras lo que no están diciendo, como lo hacen varias sectas falsas. La respuesta de Jesús nuevamente fue citando las Escrituras. En esta ocasión citó una parte de Deuteronomio 6:16 donde dice: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios.” El diablo fue nuevamente derrotado en la segunda escena.

V. Jesús siendo tentado, tercera escena. Mateo 4:8-10 dice: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” Satanás está ahora apelando a los deseos de los ojos. Desde el monte muy alto, Jesús podía mirar todo el esplendor de los reinos del mundo. Por la entrada del pecado en el mundo, todos los reinos del mundo están bajo el dominio del diablo. Por esto podía ofrecerlos a Jesús, con la sola condición que Jesús se postre y le adore. ¡Qué osadía! ¡Qué atrevimiento! El diablo quería la adoración que solo a Dios le pertenece. Eso es lo que ha querido desde que se rebeló contra Dios. La respuesta tranquila de Jesús fue nuevamente citando las Escrituras. Esta vez está parafraseando Deuteronomio 6:13-14 para pedir al diablo que se retire de su presencia. Luego afirma lo que dice la Escritura: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás. El diablo fue derrotado en la tercera escena.

VI. Finalmente tenemos a Jesús saliendo victorioso de la prueba. Mateo 4:11 dice: “El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” El diablo se aleja avergonzado de Jesús y sucede algo maravilloso. Aparecen ángeles para servir a Jesús. Esto es el cumplimiento de lo que dice Salmo 91:11-12, justamente el texto que Satanás torció para tentar a Jesús. Si hacemos la voluntad de Dios se cumplen en nosotros las promesas de Dios, pero si no hacemos la voluntad de Dios es imposible que se cumplan en nosotros las promesas de Dios.

APLICACIÓN
Cristo es el perfecto Salvador. Lo demostró al salir victorioso de su tentación. Satanás va a explotar alguna debilidad nuestra para tentarnos en esa área. El mejor antídoto para vencer la tentación es guardar y vivir la palabra de Dios.

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