Reciba cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Jonás. El hombre nació para ser libre, afirma el popular dicho y ciertamente es así. En lo más íntimo de cada ser humano arde esa llama de libertad. Pero hay un problema. El problema es que muchos piensan que son libres pero en realidad son esclavos, no físicamente, pero sí, espiritualmente. El hombre que vive en adulterio, por ejemplo, piensa que es libre y por eso tiene derecho de ser infiel a su esposa, pero en la realidad, es esclavo del pecado de adulterio. Aunque su mente le dice que lo que hace está mal, no puede dejar de hacerlo. El libro de Proverbios habla bastante de lo trágico que es caer en el pecado de adulterio y en Proverbios 5:22-23 dice: Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
Pro 5:23 El morirá por falta de corrección,
Y errará por lo inmenso de su locura.
Qué triste. El pecado apresa al adúltero y lo mantiene a su merced, para hacer con él lo que quiera. Pero no solamente el pecado de adulterio termina apresando a quien lo comete. En realidad, todo pecado termina esclavizando a quien lo comete. Jonás por ejemplo, desobedeció a Dios y como consecuencia no solamente quedó cautivo espiritualmente sino también cautivo físicamente en el oscuro y fétido vientre de un gran pez. Cuando Jonás reconoció su pecado y lo confesó delante de Dios, quedó libre de las ataduras espirituales del pecado y libre también de su singular prisión. Una vez en tierra, tal vez Jonás pensó que Dios le habrá desechado a causa de su desobediencia, pero no fue así. Jonás se convirtió de un profeta liberado a un profeta comisionado por segunda vez. Experimentó la gracia de un Dios que siempre está abierto a dar una segunda oportunidad a sus hijos. Será sobre esto que tratará nuestro estudio bíblico de hoy.
Si tiene una Biblia a la mano, le invito a abrirla en el libro de Jonás, capítulo 3 versículos del 1 al 4. En este pasaje bíblico encontramos las circunstancias de la comisión, el contenido de la comisión y el cumplimiento de la comisión. Vayamos a lo primero, las circunstancias de la comisión. Jonás 3:1 dice: Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:
Recordemos que Jonás estuvo cautivo de su propio pecado. Su desobediencia le condujo a una deplorable situación, en la cual quedó inutilizado para servir a Dios. Pero Jonás reconoció su pecado, lo confesó a Dios como tal e inmediatamente quedó libre de su prisión. Así también sucede con todo pecador. El pecado cometido y no confesado es como una prisión de alta seguridad que nos mantiene en cautividad, pero tan pronto confesamos el pecado y nos apartemos de él, quedamos en libertad. Una vez libre, Jonás experimentó la gracia de un Dios que siempre está abierto a dar una segunda oportunidad a sus hijos. Que cualidad de Dios tan grandiosa. Imagínese solamente lo que sería de nosotros si Dios nos hubiera desechado la primera vez que desobedecimos algo que nos pidió hacer o tal vez fracasamos en algo que nos comisionó. De hecho, muchos de nosotros, o mejor, todos nosotros, no estaríamos aquí si Dios nos hubiera arrojado a un lado luego de nuestro primer fracaso. Cuantas gracias debemos dar a Dios porque él es el Dios de la segunda oportunidad. Prácticamente en cada un de los casos de los grandes hombres de Dios de la Biblia, vemos que fueron llamados, fracasaron, se les dio una segunda oportunidad, la aprovecharon y trajeron gloria al nombre de Dios. Allí tenemos a Pedro por citar sólo un ejemplo, llamado a ser un pescador de hombres, pero fracasó rotundamente de la manera más vil cuando negó a Jesucristo, pero recibió una segunda oportunidad cuando Jesús resucitado le dijo por tres veces: Apacienta mis corderos. Pedro aprovechó el segundo llamado y aceptó el desafío y todos sabemos lo poderosamente que fue utilizado por Dios para edificar el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. A lo mejor, usted también amable oyente, ha sido llamado por el Señor para hacer algo para él, pero hasta ahora ha sido un fracaso, desobedeciendo el llamado de Dios. Quizá usted se ha arrepentido de su pecado de desobediencia, pero piensa que ya es demasiado tarde para aceptar el desafío. Usted debe saber que para Dios no es demasiado tarde todavía. Todavía hay tiempo para levantarse del letargo y hacer lo que Dios le ha pedido hacer. Quizá usted hasta ahora ha desperdiciado su vida viviendo para usted mismo y no para Dios. El Dios de la segunda oportunidad le está llamando este mismo momento para dejar atrás su fracaso y marchar adelante hacia la obediencia. Si usted acepta el desafío, estoy seguro que Dios lo utilizará grandemente para su gloria. Jonás fue llamado y fracasó, pero ahora está recibiendo su segunda oportunidad. Una vez que hemos visto las circunstancias de la comisión, consideremos el contenido de la comisión. Jonás 3:2 dice: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
Como profeta de Dios, Jonás tenía que levantarse e ir a una ciudad gentil para hablar a nombre de Dios. El contenido de la comisión guarda mucha similitud con el mandato original que recibió Jonás. La única diferencia radica en que inicialmente a Jonás se le instruyó para que pregone contra Nínive porque su maldad ha subido delante de Dios. En cambio en la segunda oportunidad se le dice simplemente que vaya a Nínive a proclamar un mensaje que todavía no había sido revelado. Jonás en realidad no sabía lo que tenía que anunciar en Nínive. Parece que Dios estaba poniendo a prueba a Jonás no para saber que es lo que había en su corazón, porque Dios conoce lo más profundo del corazón del hombre, sino para que Jonás pueda probarse a sí mismo en cuando a la sinceridad de su decisión de obedecer a Dios. A veces Dios nos pone en circunstancias difíciles con el único propósito de probarnos, para que sepamos cuan maduros o cuan seriamente estamos tomando las cosas de Dios. Hemos visto las circunstancias de la comisión y el contenido de la comisión. Finalmente consideremos el cumplimiento de la comisión. Jonás 3:3-4 dice: Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.
Jon 3:4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
Note que Jonás aprendió muy bien su lección. Anteriormente se levantó para huir, hoy se levanta para obedecer. Dice el texto que Jonás fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Esto es obediencia, hacer las cosas conforme a la palabra de Jehová. Dios le ha dado también a usted su palabra. Es la Biblia. Cuando haga las cosas según su conveniencia, o según su razonamiento, estará desobedeciendo, pero cuando haga las cosas conforme a la palabra de Jehová, estará obedeciendo. Aunque el texto no lo dice enfáticamente, tampoco niega el hecho que Jonás recibió el mensaje de Dios el momento que llegó a Nínive. Cuando Dios comisionó a Jonás por segunda vez no le reveló el mensaje que debía predicar, pero cuando Jonás obedeció, Dios le comunicó el mensaje que debía predicar. Esto nos deja una gran lección amable oyente. Muchas veces Dios nos llama a hacer algo pero no nos da todos los detalles de lo que debemos hacer. Parece como que esperara que demos el primer paso de obediencia para poco a poco ir descorriendo el velo de los detalles. Un creyente fue llamado por Dios para servir como Pastor. Este creyente estaba seguro de su llamado, pero le abrumaba la falta de información acerca de los detalles. El consejo que recibió fue: Obedece a Dios y deja que Dios en su tiempo se encargue de los detalles. Así lo hizo, obedeció y fue a un Seminario a estudiar la palabra de Dios. Después de terminar sus estudios, Dios le guió a pastorear una iglesia local, después Dios le guió hacia una joven que llegó a ser su esposa. Hoy es un siervo útil en las manos de Dios. Dios llama pero no siempre revela todos los detalles de lo que él quiere que hagamos. Él lo irá revelando en la medida que vamos obedeciendo. El mensaje que Jonás debía proclamar era un mensaje de juicio. De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida. No era un mensaje atractivo ni popular, pero era lo que Dios quería que la gente de Nínive supiera y como siervo obediente, Jonás lo proclamó con cada fibra de su ser. En el estudio bíblico de hoy hemos visto que Dios en su misericordia extiende una segunda oportunidad a los que hemos fracasado en la primera oportunidad. Si usted ha desperdiciado su primera oportunidad, ¿por qué no pone un punto final a su fracaso y acepta la segunda oportunidad que Dios le está ofreciendo?
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