Es un gozo estar nuevamente con Ud. amigo oyente, Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Prosiguiendo con el análisis de la Epístola de Pablo a los Filipenses, llegamos a los versículos 7 y 8 del capítulo 1. Recordemos que estamos buscando los motivos que hicieron que Pablo experimentara gozo en medio de la tribulación. En el estudio bíblico último vimos que estando en medio de la tribulación, Pablo puso su mirada en la persona de Dios, en los hijos de Dios y en la obra de Dios. Esto permitió que Pablo quitara su mirada de sobre sí mismo y sobre las circunstancias adversas que le rodeaban y como resultado experimentó el gozo de saber que Dios está en control de todo. En el pasaje bíblico que tenemos para hoy, encontramos un motivo más que contribuyó al gozo que manifiesta el apóstol Pablo en esta carta.Biblia.
Durante la Guerra de Independencia, de los Estados Unidos, vivía en Pennsylvania un pastor que se llamaba Pedro Míller. A pesar de que este pastor era muy querido en su comunidad, había un hombre quien vivía junto a la iglesia que odiaba a muerte a este pastor.
Con el tiempo, este hombre demostró que no solo que odiaba al pastor y a su iglesia sino que también era un traidor a su patria, por lo cual fue tomado prisionero, juzgado y sentenciado a la pena capital. El juicio tuvo lugar en Filadelfia y tan pronto como lo supo el pastor Pedro Miller se puso en pie para ir de Pennsylvania a Filadelfia a fin de interceder por la vida de este hombre ante el General Jorge Washington.
Cuando Washington escuchó el pedido de clemencia dijo: Señor, lo siento mucho que no pueda conceder la petición que Ud. ha hecho en favor de su amigo. ¡Amigo! Exclamó Miller, No Señor, ese hombre no es mi amigo, es mi peor enemigo. ¿Qué? respondió el general sobrecogido de sorpresa. Luego dijo: ¿Pretende Ud. decirme que ha caminado 90 Km. por salvar la vida a su enemigo?
Pedro Miller asintió con un movimiento de cabeza. Washington dijo entonces en tono solemne: Eso a mi juicio hace mucha diferencia. Concedo el indulto por tratarse de Ud. Así que el indulto fue escrito y firmado por el General Washington. Míller lo tomó y lo más rápido que pudo se marchó hacia el sitio donde el hombre debía ser ejecutado. Llegó mientras se hacían los preparativos para la ejecución. Cuando el hombre miró a Miller que llegaba jadeando dijo: Allí esta ese ser despreciable, que no ha escatimado esfuerzo alguno viniendo de tan lejos para saciar su sed de venganza viéndome morir ahorcado. Miller se abrió paso a empujones entre la multitud de curiosos y entregó en la mano del reo el indulto que le salvó la vida. Una historia real que ilustra lo que es capaz el amor, aun a un enemigo corno en este caso.
Cuan cierto es el dicho: El amor mueve montañas. Estamos hablando de amor, porque eso es lo que sobresale en el pasaje bíblico que tenemos para hoy en la epístola del apóstol Pablo a los Filipenses. Tenemos allí el amor de los Filipenses a Pablo y el amor de Pablo a los Filipenses.
Consideremos en primer lugar el amor manifestado por los Filipenses. Filipenses 1:7 dice: «como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia»
Pablo consideraba que era justo para él sentir un profundo e indescriptible aprecio por los Filipenses. Primero porque fue por medio de él que los Filipenses llegaron a conocer a Cristo como Salvador, segundo porque una vez que los Filipenses llegaron a ser creyentes estuvieron siempre pendientes de las necesidades y vicisitudes del apóstol.
Filipenses 4:15 dice: «Y sabéis también vosotros, oh Filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir sino vosotros solos»
Los hermanos de Filipos jamás abandonaron a quien les trajo bendición espiritual y lo demostraron supliendo sus necesidades, materiales. Este es un principio bíblico que debería ser cuidadosamente observado por todos nosotros.
Tome nota de lo que Pablo dijo en Romanos 15:27: «Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles los materiales»
Escribiendo a los corintios, el mismo apóstol dice en 1ª Corintios 9:11 «Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”
Los Filipenses estaban practicando este principio con Pablo y eso demostró su amor hacia él. ¿Está Ud. mi amigo practicando este principio? ¿Está Ud. dando de sus bienes materiales a los que le están dando bienes espirituales? Piense en los pastores de su iglesia local. Seguramente Ud. estará recibiendo muchos bienes espirituales de ellos, a través de su enseñanza, y de su ejemplo. ¿Está Ud. supliendo las necesidades materiales de ellos?
Volviendo a Filipenses, Pablo sabía cómo le amaban los Filipenses y en respuesta dice: Yo los tengo en mi corazón. Uds. ocupan un lugar de privilegio en mi vida. Por ello, Pablo afirma que en sus prisiones y en la defensa y confirmación del evangelio, los Filipenses son participantes con él de la gracia de Dios. Qué privilegio era para los Filipenses ser participantes con el apóstol de la gracia de Dios. Todo porque los Filipenses amaban al apóstol.
Ud. también debe ser participante; con sus pastores de la gracia de Dios, una manera de lograrlo es amando a sus pastores y supliendo cada una de sus necesidades materiales. Saber que uno es amado trae gran gozo al corazón, no hay duda que el amor de los Filipenses a Pablo resultó en gozo a pesar de la tribulación por estar preso en Roma.
Pero el sentimiento de amor era mutuo. Consideremos por tanto el amor de Pablo a los Filipenses. Filipenses 1:8 dice: «Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo»
Quizá no haya palabras mejores que éstas para expresar lo que Pablo sentía hacia los Filipenses. Pablo comienza presentando el testimonio de un testigo que no puede mentir porque es Dios en persona Dios no puede ser impresionado con meras manifestaciones externas de amor, Dios conoce el corazón y no les son desconocidas las motivaciones más profundas del corazón de cualquier persona. Cosa seria es presentar a Dios como testigo de algo, porque más vale que lo que estemos diciendo sea verídico.
Con este testimonio, Pablo con confianza dice que ama a todos los Filipenses. Fíjese que el apóstol amaba a todos y cada uno de los creyentes de Filipos. ¿Significará esto que todos los creyentes de Filipos eran fanáticos seguidores del apóstol? Seguramente no, pero eso no era motivo para que Pablo dejara de amar a todos ellos. El amor del cual Pablo está hablando aquí era un amor sin condiciones y sin reservas.
¿Cuán diferentes somos muchos de nosotros, verdad? Nosotros amamos a los que nos aman, a los que nos gustan, a los que están a nuestro supuesto nivel social, cultural, económico y aun espiritual. Al resto, no los odiamos sino que los ignoramos, aún cuando sabemos que ignorar a alguien es peor que odiar a alguien. Pablo era diferente. El amaba a todos los Filipenses. Su manera de amar fue según el ejemplo de Jesucristo. Dice Pablo que les amaba con el entrañable amor de Jesucristo. Esto significa simplemente que Pablo dejó que el amor de Cristo se manifestara en su propia vida.
Si en verdad queremos amar como debemos amar, debemos dejar que Cristo ame por medio de nosotros. SI lo hacernos, nuestro amor será incondicional, porque Cristo ama sin exigir condiciones, será sacrificial, porque Cristo ama sacrificadamente, al punto que dio su vida por sus enemigos, será eterno, porque Cristo ama eternamente. Si tratamos de amar a otros por nosotros mismos, amaremos egoístamente, buscando nuestro propio bien, pero si dejamos que el amor de Cristo fluya en nosotros, amaremos con el entrañable amor de Cristo.
El amor mueve montañas. El amor de los Filipenses a Pablo y de Pablo a los Filipenses ensombreció tanto la tribulación que Pablo estaba viviendo, que Pablo fue inundado de gozo. Igual cosa puede pasar en su vida, amigo oyente. Si Ud. está siendo probado fuertemente y se siente oprimido y atribulado, empiece a manifestar amor a otros, recordando que el amor debe ser según el ejemplo de Jesucristo. Permita que el amor de Cristo, fluya a través de Ud. en beneficio de otros y de seguro el gozo vendrá a su corazón a pesar de la tribulación que esté soportando.
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