Estimados oyentes, necesitamos evitar el legalismo y todos sus caminos. Debemos evitar pensar que nuestras obras nos llevan a Dios, o nos hacen ganar el favor de Él. Al mismo tiempo, tenemos que recordar que tenemos el poder de Dios quien resucitó a Jesucristo de entre los muertos morando en nosotros, así que levántate con el poder de Dios que obra poderosamente dentro de ti. Ve a todos los rincones del mundo y proclama su gloria, y tendrás una verdadera santidad, no palabras delicadas. Si haces eso, si vuelves tu vista al autor y consumador de tu fe, entonces todos los días podrás gozar de una vida que demuestra el funcionamiento de la salvación.
Por lo tanto, no puedes ser un cristiano perezoso. Ocúpate en tu salvación, trabaja, sé diligente, disciplinado, por el poder de aquel cuyo trabajo es evidente en ti, en constante dependencia de Cristo. Este es el significado de la fe y se ve reflejado a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Las Escrituras colocan a las obras y la salvación juntas, tal como lo dijo Jesús en Mateo 7. Cuando entiendes esta verdad, cobran sentido las palabras de Cristo en este pasaje: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
De manera que, la pregunta que surge inmediatamente es: ¿cómo hacemos la voluntad del Padre que está en los cielos? Y la respuesta ya la hemos visto a lo largo de esta serie; necesitamos vivir día a día, en constante dependencia de Cristo. Este es el punto clave en el sermón del monte. Justamente por ello, luego, en Mateo 24, verso 13, Jesús dice: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Sólo aquel que se mantiene firme hasta el final se salvará. Tal vez te estés preguntando: ¿cómo puedo decir eso?, ¿eso significa que Jesús dijo que tienes que ganar el resto de tu salvación manteniéndote firme? No, de ninguna de manera, pero cuando Dios está trabajando en ti, te mantendrás firme hasta el final.
Romanos capítulo 2, verso 6, declara: “el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia”. Dios dará a cada persona conforme a lo que ha hecho. Nuevamente, podrás preguntarte: ¿cómo puede Pablo decir esto? Ciertamente, todo lo que el apóstol hizo fue mediante el poder de Dios que obró en él.
Más adelante en Romanos capítulo 11, versículo 22 dice: “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado”.
Escucha lo que dice allí, “permanece en la bondad para que no seas cortado”. En otras palabras, el trabajo de Dios en ti, te permitirá hacer tu trabajo. 1era a Timoteo capítulo 4, verso 16 dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. ¿Cómo puede la Biblia decir eso? Simplemente, porque es Dios quien actúa en ti y te permite perseverar en la vida y en la doctrina. ¿Te das cuenta?, ¿cómo debemos permanecer constantemente en la fe?, pues siendo salvados por ella, no sólo hasta el punto de la salvación sino en todo proceso de tu caminar.
Por lo tanto, la fe salvadora es una dependencia radical del trabajo de Dios en ti y al mismo tiempo debido a su trabajo Cristo te proporciona una nueva devoción radical a la voluntad de Dios en tu vida. Cabe destacar que, esto no será instantáneo, sin embargo, fue algo perfectamente diseñado por Dios para que cada uno de nosotros pueda cumplir con su voluntad por el resto de nuestras vidas. Esta verdad nos conduce a la última faceta sobre la gracia de Dios. La fe es el vínculo entre la obra de Dios y sus propósitos para completar nuestra salvación para su gloria.
Mencioné antes la frase: “persistir en la salvación”. Esto literalmente significa hacer el trabajo hasta su finalización. Cuando hablamos acerca de la seguridad de salvación, podemos decir que tiene lugar porque es Dios quien está trabajando en ti; la imagen del trabajo aquí es de Dios. Dios termina lo que comienza, Filipenses, capítulo 1, versículo 6 dice: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Dios te perfeccionará, sin embargo, Pablo nos recuerda también en Filipenses 6: 12: “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”. Sabemos que todavía luchamos con la tentación aquí, todavía tenemos dificultades. Entonces, ¿cómo te ocupas con temor y temblor? ¿Qué significa eso? Y puedo decirte 3 cosas al respecto:
En primer lugar, significa que debemos tener temor. Necesitamos tener miedo, y con esto quiero decir, vivir en temor de una manera que honre a Dios. La palabra literalmente significa miedo o terror. Todo verdadero seguidor de Cristo debe vivir atemorizado ante la idea de no honrar a Dios en su vida. Permite que esta verdad te aterrorice. Esta es la vida del verdadero seguidor de Cristo. Ahora, volviendo al tema que estábamos abordando sobre la fe. Vivimos en dependencia momento a momento porque sabemos que en el mismo instante en que tomamos las riendas, le damos la espalda a Dios para vivir en autosuficiencia. Querido oyente te animo a cultivar este tipo de dependencia, cuando realmente te ocupas en tu salvación con temor y temblor. En efecto, cuando temes a Dios, no harás nada en tu vida que no produzca dependencia a Él.
Segundo, en el Antiguo Testamento hay diferentes lugares donde encontramos las palabras “temor y temblor” juntas. Éxodo capítulo 15, versículo 16, se trata del pueblo de Dios que entrará a la tierra prometida, en ese contexto, las naciones temerán y temblarán cuando vean la obra de Dios entre su pueblo. Lo mismo sucede en Isaías capítulo 19, versículo 16, las naciones se asombrarán y temerán ante la mano levantada de Dios. El Salmo 2, hablando sobre Cristo dice, los reyes de la tierra temerán y temblarán; y como resultado le servirán con temblor. ¿Lo ves? Cuando la gente veía el trabajo de Dios, tenían miedo y temblor en sus corazones.
Me encanta esta imagen, ahora, sencillamente trasládala a Filipenses 2, versos 12 y 13 que dice: “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Piensa en la belleza de la vida cristiana; cuando vivíamos en dependencia de la voluntad y el poder de Cristo, tenemos el privilegio de verlo trabajar en nuestras vidas, momento a momento, día tras día.
Entonces, el cristianismo ahora se convierte en un espectáculo de primera fila donde podemos observar el poder de Dios, y no estoy diciendo o asumiendo que siempre será algo dramático, ni siquiera estoy diciendo que siempre nos resultará fácil. La realidad es que vivimos en una constante lucha contra el pecado y la tentación, sin embargo, cuando dependemos de Dios entonces vemos el poder que nos proporciona. Vemos su victoria, tal como lo dice Pablo en Romanos 7.
El cristianismo se trata de una lucha permanente, momento a momento. Incluso cuando caminamos por el sufrimiento vemos a Dios sosteniéndonos y fortaleciéndonos, ¿sabes de lo que hablo verdad? Muchos de nosotros hemos estado allí. Algunos quizás lo están viviendo en estos precisos momentos. Sin dudas, sabemos que no hay nada que podamos hacer para evitar estos momentos, no obstante, veremos el poder de Dios de primera mano en nuestras vidas como algo hermoso. Podrás ser testigo de todo lo que Dios está obrando, mientras tú trabajas con temor y temblor.
Finalmente, el tercer aspecto, ten seguridad, tal como acabamos de mencionar, que Dios terminará lo que Él comenzó , “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Acompáñame a Romanos capítulo 13, verso 11, esto dice: “conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”, como mencionamos, tenemos una salvación más cercana ahora que cuando creímos por primera vez.
Cierto hombre llamado Voracious Boehner, pastor en Edimburgo, Escocia del siglo 19, escribió en cierta ocasión a sus compañeros pastores: “Estoy avergonzado de mi muñeca y mi corazón descuidado y de mi curso de vida lento e inútil. Estoy avergonzado de mi vida poco rentable e improductiva” y el único problema era que su vida no era nada aburrida y su curso no era rentable. Este es un pastor que durante su vida escribió más de 600 himnos y poemas sobre la grandeza de Dios y predicó el Evangelio fielmente hasta que cumplió 80 años. Sin embargo, lo que más le cautivó fue cuando miró a la iglesia y vio la autosuficiencia en la iglesia, vio poco deseo, tan poco deseo por Dios y tan poca dependencia de Dios, que pensó que nada había sido productivo en su vida. Entonces, él escribió uno de los himnos más famosos que describen la incapacidad del hombre y la capacidad de la gracia de Dios, por un lado, la incapacidad del hombre para ser justo, y por otro, la habilidad de Dios para hacernos justos.
Éste es precisamente el mismo concepto que encontramos en el pasaje que hemos venido estudiando durante estos últimos programas; Filipenses capítulo 2, versículos 12 y 13, que dice: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
Finalmente, quiero que consideres cómo el Evangelio es la única forma en la que puedes vivir hoy y en base a eso, te invito a que hagas esta oración conmigo:
Dios, te pedimos que abras nuestros corazones y nuestras mentes al poder del Evangelio para nuestras vidas. Ayúdanos a notar que estamos trabajando en nuestra salvación por tu poder en acción dentro de nosotros, permítenos ver tu obra y sentir tu poder sobre natural actuando a través y dentro de nosotros, Amén.
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