La palabra unción aparece 25 veces en el Antiguo Testamento y la mayoría de las veces está relacionada con el aceite que se utilizaba para consagrar a los objetos dentro del tabernáculo y a los sacerdotes que ministraban en él. Observe lo que dice Éxodo 30 22-30 “Habló más Jehová a Moisés diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos ciclos, y de canela aromática la mitad, eso es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el ciclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado. Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.”
Como habrá notado, la palabra unción se usa en referencia al aceite perfumado que se usaba exclusivamente para consagrar el tabernáculo con sus utensilios y también a los sacerdotes. En Salmo 89:20 existe una referencia en cuanto a que David fue ungido con la santa unción. Tiene que ver con la ocasión cuando David fue ungido como rey.
En Isaías 10:27 aparece también la palabra unción, y está relacionada con la exclusividad del pueblo de Israel como pueblo escogido por Dios. Aparte de esto, no existe ningún otro uso de la palabra unción en el Antiguo Testamento.
Ahora bien, todo lo que se realizaba en el tabernáculo y posteriormente en el templo de Jerusalén, en la época del Antiguo Testamento, es un cuadro o un símbolo de alguna realidad en el Nuevo Testamento. En el caso de la unción, esto fue figura de la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Esto lo sabemos por el uso de la palabra unción en el Nuevo Testamento.
La palabra unción aparece solamente por tres ocasiones en el Nuevo Testamento. Y en cada una de esas ocasiones se refiere a la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Examinemos las ocasiones en las que aparece la palabra unción en el Nuevo Testamento. Por primera vez aparece en 1 Juan 2:20 donde leemos lo siguiente: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” Este versículo aparece en el contexto de la obra perniciosa de los falsos maestros en las iglesias. Para reconocer la falsa doctrina proclamada por los falsos maestros, Dios ha dado a los genuinos creyentes la unción del Santo. Esto se refiere a la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. El Espíritu Santo residiendo o morando permanentemente en la vida de un genuino creyente capacita a ese genuino creyente para que discierna la verdad del error proclamado por los falsos maestros. La segunda y tercera vez que aparece la palabra unción en el Nuevo Testamento es en un solo versículo. 1 Juan 2:27 dice lo siguiente: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.” Este versículo también está dentro del contexto de las obras de los falsos maestros y la manera como los genuinos creyentes podemos estar en guardia ante sus falsas enseñanzas. La unción que los creyentes hemos recibido de él, es la presencia permanente del Espíritu Santo en nuestras vidas. Esto nos permite discernir la verdad del error proclamado por los falsos maestros.
Aparte de estas tres ocasiones, no existe ninguna otra mención de la palabra unción en el Nuevo Testamento.
Seguramente habrá notado que la unción fue dada a todo genuino creyente el momento que recibió a Cristo como Salvador y a partir de ese momento el creyente tiene la unción para siempre. Esta es la razón por la cual en ninguna parte del Nuevo Testamento se ordena, ni siquiera se sugiere, que los creyentes debemos buscar la unción. Esto es porque todo genuino creyente tiene la unción desde el mismo instante que recibe a Cristo como Salvador.
De manera que, dar a la unción un nuevo significado, como el que muchos lo dan hoy en día, haciéndolo equivalente a una especial capacidad para hacer obras supuestamente sobrenaturales, es un error por cuanto la unción en el Nuevo Testamento significa simple y llanamente la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Si usted es un genuino creyente, no busque la unción, porque ya la tiene. Busque más bien vivir en sumisión a la unción que ya tiene, es decir a la guía y control del Espíritu Santo y verá que su vida manifiesta el fruto del Espíritu Santo, porque estará lleno del Espíritu Santo.