Dado que yo tampoco soy experto en Griego ni Hebreo, me gustaría compartir lo que el Dr. John MacArthur dice al respecto en la Biblia anotada que lleva su nombre. Bajo el título de transmisión, se refiere a la transmisión del texto bíblico, dice lo siguiente y lo leo textualmente: El trabajo de los traductores no sólo proveyó oportunidad para el error, sino que la publicación, la cual fue llevada a cabo mediante copias a mano hasta que la imprenta apareció cerca del año 1450 DC, también dio lugar a posibilidades continuas de error. A lo largo de los siglos, los practicantes de la crítica textual, una ciencia precisa, han descubierto, preservado, catalogado evaluado y publicado una asombrosa cantidad de manuscritos bíblicos, tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento. De hecho, el número de manuscritos bíblicos existentes está muy por encima del número de fragmentos que se preservan de cualquier otra literatura antigua. Al comparar texto con texto, el crítico textual puede determinar con confianza lo que contenía el escrito original profético/apostólico e inspirado.
Aunque copias existentes del texto hebreo antiguo principal (masorético) se remontan únicamente al siglo décimo AC, otras dos líneas de evidencia textual apoyaron la confianza de los críticos textuales de que habían encontrado los originales. En primer lugar, el Antiguo Testamento Hebreo del siglo décimo AC puede ser comparado con la traducción griega llamada Septuaginta o LXX, efectuada entre el 200-150 AC, y los manuscritos más antiguos en existencia se remontan al 325 DC. Hay una consistencia asombrosa entre los dos, lo cual habla de la precisión al copiar el texto hebreo por siglos. En segundo lugar, el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto en los años 1947-1956, manuscritos que fueron fechados entre el 200 al 100 AC, probó ser monumentalmente importante. Después de comparar los textos hebreos más antiguos con los recientes, solo unas cuantas variantes mínimas fueron descubiertas, ninguna de las cuales cambiaba el significado de cualquier pasaje.
Aunque el Antiguo Testamento había sido traducido y copiado por siglos, la versión más reciente era esencialmente la misma que las más antiguas. Los descubrimientos del Nuevo Testamento son aún más decisivos porque una cantidad mucho mayor de material está disponible para su estudio. Hay más de 5,000 manuscritos del Nuevo Testamento griego, que van desde el testamento entero a extractos de papiro que contienen tan poco como parte de un versículo. Unos cuantos fragmentos existentes se remontan a un período de tiempo que va de 25 a 50 años de la escritura original. Los eruditos textuales del Nuevo Testamento de manera general han concluido que, primero, 99,99 por ciento de los escritos originales son idénticos, y segundo, de ese centésimo por ciento, la centésima parte de uno, no hay variantes que afecten sustancialmente alguna doctrina cristiana.
Con esta riqueza de manuscritos bíblicos en los idiomas originales y con la actividad disciplinada de críticos textuales para establecer con precisión casi perfecta el contenido de los autógrafos, cualquier error que se hubiera infiltrado o perpetuado por los miles de traducciones a lo largo de los siglos, puede ser identificado y corregido al comparar la traducción o copia con el original reconstruido. Por este medio providencial, Dios ha cumplido su promesa de preservar las Escrituras. Podemos descansar teniendo la certeza de que hay traducciones disponibles hoy en día que son dignas del título de: “La palabra de Dios” Hasta aquí lo que dice el Dr. John MacArthur sobre la garantía de seguridad de las traducciones de la Biblia.