¿Hay condenación para los creyentes?

Quisiera que me expliquen acerca de una aparente contradicción en la Biblia. En Romanos 8:1 dice que no hay ninguna condenación para los que estamos en Cristo, pero en Santiago 3:1 dice que los creyentes podemos ser condenados.

Vamos a dar lectura al texto bíblico que se encuentra en Romanos 8:1 que dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Este texto habla del resultado o la consecuencia de haber sido justificados por la fe, o declarados justos por la fe, al haber recibido por la fe a Cristo como Salvador. Cuanto este versículo habla acerca de “ninguna condenación” está utilizando una frase que aparece solamente tres veces en todo el Nuevo Testamento, y siempre en el libro de Romanos. La tenemos en Romanos 5:16, en Romanos 5:18 y aquí, en Romanos 8:1. La palabra condenación se usa exclusivamente en el campo judicial como lo opuesto a justificación, o el ser judicialmente declarado justo. Condenación se refiere al veredicto de culpabilidad y al castigo que demanda ese veredicto. Ninguna condenación, significa entonces de que la persona que ha confiado en Cristo como su Salvador no puede jamás ser declarada legalmente culpable y ser castigada en el infierno por el pecado cometido. Ningún pecado que el creyente cometa, bien sea pasado, o presente, o futuro con respecto al momento cuando recibe a Cristo como Salvador, puede hacer que ese creyente sea declarado culpable por Dios y por tanto acreedor al castigo correspondiente. Esto es posible por cuanto Cristo recibió el castigo que el pecador merece y la justicia de Cristo fue imputada sobre el creyente. No hay pecado que el creyente pueda cometer que cambie esta decisión judicial dictaminada directamente por Dios. Por eso es que encontramos textos como Romanos 8:33 donde dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.” Dicho esto, consideremos ahora el texto en Santiago 3:1 donde dice: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” Esta es una fuerte advertencia en contra de los que sin ser maestros se dan de maestros y enseñan cosas equivocadas arrastrando a otros en ese error. También es una fuerte advertencia en contra de los que siendo maestros, sin embargo están enseñando cosas equivocadas y arrastrando a otros en ese error. La consecuencia de pasar por alto esta severa advertencia es recibir mayor condenación. Cuando este texto habla de condenación, está usando una palabra diferente a la que se usó en Romanos 8.1. Esta palabra significa un juicio futuro. Otras versiones de la Biblia recogen esta diferencia y traducen este texto de la siguiente manera: Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. Este juzgamiento no es para determinar si el maestro merece o no ser castigado en el infierno. Recuerde que Dios ya ha dicho: Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Este juzgamiento contempla el juicio de la gente al ver a un maestro enseñando el error y también contempla la pérdida de recompensa en el tribunal de Cristo. 1 Corintios 4:3-5 dice: “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.”