Yo he creído y aceptado a Jesucristo como mi Salvador personal. En consecuencia, soy un hijo de Dios, según Juan 1:12, soy amigo de Cristo, según Juan 15:15, he sido comprado por precio, pertenezco a Dios, según 1 Corintios 6:19-20, nadie puede separarme del amor de Dios, según Romanos 8:35-39, sin embargo, Hebreos 12:14 dice: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Por favor explíqueme este versículo y dígame qué es lo que debo hacer para vivir en santidad. ¿Tiene que ver la santidad con que las mujeres por ejemplo, no pueden usar zarcillos, pantalones, cabello corto, pintura de labios, maquillaje con moderación, etc.? En mi país existe mucha confusión acerca de estas cosas. ¿Pone en peligro su salvación, una mujer creyente que practica algunas de estas cosas?
Gracias por su consulta amigo oyente. Hebreos 12:14 dice que debemos buscar la santidad porque sin santidad nadie verá al Señor. La gran pregunta es: ¿A cual santidad se está refiriendo este texto bíblico? Para responder esta pregunta es necesario recordar que existen tres tipos de santidad en la Biblia.
En primer lugar tenemos la santidad posicional. Es lo que todo creyente obtuvo al confiar en Cristo como Salvador personal. El instante mismo que el creyente recibió a Cristo como Salvador llegó a ser santo delante de Dios. De esto nos habla por ejemplo 1ª Corintios 1:2 que dice: «a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.»
En este texto, los creyentes son calificados como santificados en Cristo y no solo eso sino también como los llamados a ser santos. En otras palabras amigo oyente, toda persona que ha creído en Cristo y lo ha recibido como su Salvador, ha llegado a ser santo delante de Dios. Dios mismo se ha encargado de tomar a esta persona del mundo para ponerla aparte para Dios. Esto es santificación posicional. El creyente es santo o separado del mundo para Dios. Esta es la posición que todo creyente tiene delante de Dios. Esta posición no puede ser mejorada porque ya es perfecta.
Es el resultado de la obra de Dios en alguien que recibe a Cristo como Salvador. No depende de lo bueno o malo que sea el creyente.
En segundo lugar tenemos la santidad práctica. De esto nos hablan varios textos como 1ª Tesalonicenses 4:3 dice: «pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación.»
A primera vista, esto parece muy extraño. Por lo que dijimos antes, el creyente ya ha sido santificado el momento que recibió a Cristo como Salvador, pero este texto está exhortando al mismo creyente a buscar la santificación.
Lo que pasa es que esta santificación no es posicional sino práctica. Esta santificación práctica es lo que todo creyente debe ser en su diario vivir. La voluntad de Dios es que todo creyente se separe de toda especie de mal. Esto es la santificación práctica.
Esta santificación es progresiva, es decir que constantemente crece hacia la meta de ser como Cristo, quien es perfectamente santo tanto en su posición como en su práctica.
En tercer lugar tenemos la santificación perfecta. Esto ocurrirá cuando el creyente llegue al cielo. En ese momento el creyente estará totalmente apartado del pecado por la eternidad. En estas condiciones el creyente no tendrá la naturaleza pecaminosa que todo creyente tiene mientras está en la tierra por lo cual el pecado será algo totalmente ajeno a su experiencia. Es la santificación perfecta.
Recuerde entonces que la Biblia puede estar hablando de la santificación posicional, que es lo que todos los creyentes tenemos por haber recibido a Cristo, la santificación práctica, que es lo que cada día debemos procurar en nuestro afán de llegar a ser como Cristo, y la santificación perfecta, que es lo que todos los creyentes tendremos cuando lleguemos al cielo.
Dicho esto, hagámonos la pregunta: ¿De qué santidad está hablando el libro de Hebreos cuando en el capítulo 12 versículo 14 dice que debemos buscar la santidad porque sin santidad nadie verá al Señor?
Bueno, no puede estar hablando de la santidad posicional, porque eso es algo que todos los creyentes adquirimos el momento que recibimos a Cristo como Salvador, tampoco puede estar hablando de la santidad perfecta, porque eso es algo que llegaremos a tener cuando muramos y estemos en el cielo. La única alternativa que queda es la santidad práctica.
La Biblia nos exhorta en este texto a seguir o buscar la santidad práctica, lo cual es en esencia el conocimiento de la palabra de Dios y la obediencia a la palabra de Dios. Es decir que cada día que tenemos para vivir debemos mirarlo como una oportunidad que Dios nos concede para poner en práctica lo que hemos aprendido en teoría de la palabra de Dios.
Su responsabilidad en este mundo amigo oyente es que cada instante que tiene en este mundo procure alejarse lo más que pueda del pecado y acercarse lo más que pueda a Dios. Esto es santificación práctica y eso es lo que demanda Dios de cada uno de nosotros creyentes. Pero todavía nos resta una dificultad. El texto dice que sin esta santidad práctica es imposible ver al Señor. Parecería que esto de ver al Señor depende de cuan santos seamos en nuestro diario vivir.
Pero sabemos de antemano que ver al Señor no es cuestión de cuan santos seamos sino que es cuestión de recibir o no por fe a Cristo Jesús. Pero escuche con atención lo que voy a decir. Si no hay santidad práctica es claro indicio de que tampoco ha habido santidad posicional. Y si no ha habido santidad posicional, ninguna persona podrá ver al Señor. La santidad práctica es solamente el resultado de la santidad posicional.
Haciendo una paráfrasis al texto de Hebreos 12:14 diríamos algo como esto: Buscad la santificación práctica, porque si no existe esta santificación práctica es señal de que no ha habido santificación posicional, y sin esa santificación posicional, nadie puede ver al Señor.
La Biblia es clara al mostrar que una persona que practica el pecado no es un hijo de Dios. 1ª Juan 3:8 dice: «El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo,»
Si una persona vive en pecado, o practica como hábito el pecado, es señal de que esa persona no es hijo de Dios sino hijo del diablo. Esto es lo que dice este texto. Esto no quiere decir que el verdadero creyente no peca jamás. Un verdadero creyente se caracteriza por el hecho que si ha caído en pecado, lo reconoce, lo confiesa y se aparta del pecado. De esta manera el pecado no es una práctica en su vida.
En conclusión amigo oyente, si Ud. ha confiado en Cristo como Salvador, Ud. debe estar totalmente seguro de su salvación, porque su salvación no depende de si peca o no peca una vez que ha sido salvo. Esto no significa que no hay problema con el pecado en el creyente. Hay mucho problema porque el pecado en el creyente estorba la comunión de ese creyente con Dios y priva a ese creyente del gozo de vivir la vida cristiana, sin mencionar la disciplina que Dios puede administrar al creyente que peca.
Demás está decir que una mujer creyente verá al Señor, porque ha recibido a Cristo como Salvador y esa acción se manifestará en un esfuerzo de esa mujer creyente por buscar la santidad cada día. La salvación y la seguridad de salvación en una mujer creyente no es el resultado de no usar zarcillos o no ponerse pantalones o no cortarse el cabello, o no pintarse los labios o no maquillarse.
Es el resultado de haber recibido a Cristo como Salvador. El usar joyas, pantalones, cabello corto, pintura de labios, maquillaje, etc. depende de cada mujer. La Biblia da libertad a las mujeres para usar o no usar estas cosas. Sin embargo, se debe tomar en cuenta la enseñanza de la Biblia en cuanto a no hacer tropezar al creyente débil con algunas de estas cosas y en cuanto a someterse a las autoridades que Dios ha puesto en las iglesias locales.