La imposición de manos en el Nuevo Testamento tiene sus raíces en la práctica del Antiguo Testamento. La imposición de manos en el Antiguo Testamento se usaba en varias situaciones. Se usaba para identificarse con un sacrificio. Levítico 3:1-2 dice: Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová. Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.
Se usaba también para bendecir. Génesis 48:14 dice: Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
Se usaba también para juicio. Levítico 24:14 dice: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación.
Se usaba también en la consagración. Números 8:12 dice: Y los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas.
En cuanto a la imposición de manos en el Nuevo Testamento, en Hechos 6:5-6 se hizo para comisionar al servicio y dar autoridad. La Biblia dice: Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
Este mismo propósito aparece en Hechos 13:3 y en 1 Timoteo 4:14.
En Hechos 8:16 encontramos algo un tanto diferente. Permítame leer este texto. Dice así: Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Los creyentes samaritanos habían sido bautizados en agua, pero recibieron el Espíritu Santo cuando Pedro y Juan llegaron y les impusieron las manos. Esta imposición de manos evitó que resultara una iglesia samaritana y otra iglesia judía, sino que la iglesia sea una sola. La imposición de manos en este caso simbolizó que lo que Dios estaba haciendo entre los samaritanos era lo mismo que estaba haciendo entre los judíos. Lo mismo ocurrió cuando Pablo hizo imposición de manos a los ex discípulos de Juan el Bautista. Hechos 19:6 dice: Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
La imposición de manos era una forma de indicar que estos discípulos también eran parte de la iglesia. El propósito de Dios fue enfatizar la unidad de la iglesia. El único uso posible de la imposición de manos hoy en día sería para comisionar y dar autoridad para el servicio, sin embargo, esta práctica no es de ninguna manera una ordenanza para la iglesia.