La salvación es una obra de Dios en la vida de una persona que por la fe recibe a Cristo como su Salvador, por tal motivo, una vez otorgada no puede ser quitada. La Biblia presenta una amplia evidencia a favor de esto, entre la cual, permítame citar, sin mayor comentario el texto que se encuentra en Romanos 8:38-39 donde dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Por lo que dice este texto, queda claro que no existe en absoluto, manera posible de que un creyente sea separado del amor de Dios. Partiendo de esta realidad fundamental, vamos a explicar los siguientes textos:
El primero se encuentra en 1 Corintios 9:27 donde dice: “sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” Pablo está utilizando una metáfora para ilustrar la necesidad de ser fieles en el servicio al Señor. La metáfora tiene que ver con una lucha entre dos contendientes. Los contendientes son él mismo y su cuerpo con todas sus tendencias pecaminosas. Pablo dice que mediante el dominio de las tendencias pecaminosas de su cuerpo, lo pone fuera de combate. De otra manera, si se dejara dominar de las tendencias de su cuerpo, el triste resultado sería que habiendo él mismo sido heraldo para otros, llegaría a ser eliminado. Esto no significa que estaría en peligro de perder su salvación, sino en peligro de perder su recompensa por el servicio al Señor. La palabra griega que se ha traducido como “eliminado” es “adókimos” que significa no-aprobado o reprobado o descalificado. Esto habla de perder el galardón en la lucha.
El segundo texto se encuentra en Gálatas 5:4.
Muy bien. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Gálatas 5:4 donde dice: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” En este versículo, Pablo tiene en mente a personas que sin ser todavía creyentes, y habiendo escuchado el evangelio de Cristo, el cual en esencia tiene que ver con la salvación por gracia por medio de la fe, sin embargo, dan la espalda al evangelio de Cristo, y tratan de encontrar la salvación mediante el cumplimiento de la ley. La palabra griega que se ha traducido como “desligasteis” significa estar separado, o estar cortado. Las palabras griegas que se han traducido como “habéis caído” significan dejar de asir firmemente algo. Lo que Pablo está tratando de decir es que cualquier intento de ser justificado por la ley es un tácito rechazo a la salvación por la sola gracia mediante la sola fe. Aquellos que oyen el mensaje de salvación por gracia y luego dan la espalda a Cristo y tratan de ser justificados por la ley están separados o cortados de Cristo y pierden toda posibilidad de hallar la salvación por gracia que Dios ofrece al pecador. El que cae de la gracia, o el que está desligado de Cristo es el incrédulo que trata de ser salvo por las obras. El texto en cuestión de ninguna manera está insinuando siquiera que un creyente puede perder la salvación.
La tercera cita se encuentra 1 Timoteo 1:19-20.
Demos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en 1 Timoteo 1:18-20 donde dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buen conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.” El mandamiento mencionado aquí es sin lugar a dudas el mandamiento que Pablo dio a Timoteo al comienzo del libro, en el sentido de confrontar a los que enseñan diferente doctrina. Para animar a su hijo Timoteo a cumplir con este importante mandamiento, el apóstol trae a la memoria las circunstancias que condujeron a Timoteo al servicio cristiano. Cuando Pablo habla de las profecías que se hicieron antes en cuanto a Timoteo, parece indicar que antes que Pablo conozca a Timoteo, se había levantado un profeta en la iglesia para anunciar que Timoteo sería usado por el Señor en su obra. Un profeta era un vocero de Dios quien por revelación llegaba a conocer la voluntad de Dios con respecto a determinado curso de acción, y comunicaba estas revelaciones a la iglesia. Si Timoteo se sentía desalentado o desanimado en su servicio al Señor debía acordarse de estas profecías y de esa manera se sentiría estimulado a militar la buena milicia. En esta milicia, Timoteo debía mantener la fe y buena conciencia. Los siervos del Señor no deben preocuparse solamente por proclamar buena doctrina sino también por tener buena conciencia. Qué triste que alguien esté proclamando buena doctrina pero tenga una mala conciencia. En el tiempo que Pablo escribió esta carta a Timoteo, había algunos que desechando la fe y la buena conciencia, naufragaron en cuanto a la fe. Fueron como un marinero que estando en alta mar arroja su brújula por la borda, su nave queda a la deriva y se produce un naufragio. Estos creyentes comenzaron a negar principios básicos de la fe cristiana, lo cual les condujo a una vida disoluta que manchó sus conciencias. Un ejemplo de este tipo de creyentes eran Himeneo y Alejandro. Pablo no da detalles en cuanto a la manera como torcieron la verdad del evangelio ni en cuanto a cómo atentaron contra sus conciencias, simplemente dice que los entregó a Satanás para que aprendan a no blasfemar. En el Nuevo Testamento, blasfemar no siempre significa hablar mal de Dios. Blasfemar también significa hablar en contra de la verdad, como en este caso, en contra de la verdad del evangelio. Esto de que Pablo entregó a Himeneo y Alejandro ha sido entendido por muchos en el sentido de que se trató de una mera excomunión. Es decir que Pablo sacó a estos dos creyentes de la iglesia local de modo que esta medida de disciplina produzca en ellos un arrepentimiento de su pecado para poder ser restaurados a la comunión de la iglesia local. La dificultad con esta manera de entender la situación es que la excomunión era una prerrogativa de la iglesia local, no de un apóstol. En 1 Corintios 5 Pablo no excomulgó al creyente que estaba en esa relación incestuosa con su madrastra, sino que sugirió a la iglesia local que lo haga. La otra manera de entender es que los apóstoles recibieron el poder para entregar a alguien a Satanás con la finalidad de que Satanás cause aflicción e inclusive la muerte en casos extremos, como sucedió en el caso de Ananías y Safira. Pero como toda medida de disciplina tiene un propósito correctivo. En este caso, para que Himeneo y Alejandro aprendan a no blasfemar. No se trataba de condenación a perdición eterna. Así que, en resumidas cuentas, este pasaje bíblico no está hablando de la posibilidad de que los creyentes pierdan su salvación, sino del castigo o la retribución que pueden sufrir los creyentes que se desvían de la buena doctrina y la buena conciencia.
La cuarta cita se encuentra en 2 Timoteo 4:17.
Demos lectura al texto que se encuentra en 2 Timoteo 4:17 donde dice: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.” Segunda a Timoteo es la última carta que escribió el apóstol Pablo. Se encontraba preso en Roma a órdenes del temible y desquiciado emperador romano Nerón, personaje de triste recordación para el Cristianismo. Pablo tuvo que comparecer ante las autoridades romanas, como parte del proceso legal que se le estaba siguiendo. En su primera defensa ninguno de los suyos estuvo a su lado, pero hubo alguien que nunca le abandonó. Fue el Señor quien le dio fuerzas para poder anunciar el evangelio a todos los magistrados romanos que estuvieron presentes en la diligencia legal. La defensa de Pablo permitió que no sea ejecutado inmediatamente. A esto se refiere Pablo cuando dice que fue librado de la boca del león. La palabra león se usa metafóricamente para hablar posiblemente de Satanás, o de Nerón o del peligro en forma general. Cualquier interpretación es válida. En todo caso, no se trata en absoluto de que Pablo estuvo en peligro de perder su salvación.