Los creyentes no guardamos ningún día de la semana como día de reposo, ni el séptimo, ni el primero, ni el segundo ni ningún otro. Nosotros los creyentes, simplemente no tenemos un día de reposo, porque ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia. Guardar el séptimo día como día de reposo es volver a la ley, algo que Pablo cuestiona severamente en el libro de Gálatas. Note lo que dice Gálatas 5:1-4 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Pero por otro lado, los creyentes nos reunimos el primer día de la semana, no porque para nosotros ese es el día de reposo, sino porque vemos en el Nuevo Testamento un ejemplo de que los creyentes del primer siglo, cuando comenzó la iglesia, tenían sus reuniones el primer día de la semana. Permítame solamente citar uno de los casos para ilustrar mi punto. Escribiendo a los creyentes de la iglesia local en Corinto, note lo que les dijo el Apóstol Pablo en relación con la ofrenda. Se encuentra en 1 Corintios 16:1-2 En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Los creyentes corintios tenían la costumbre de reunirse cada primer día de la semana y como parte de su reunión de adoración, Pablo les instruye a recoger la ofrenda.
Una pregunta que podríamos hacernos es la siguiente: ¿Por qué es que los creyentes del tiempo que nació la iglesia, se reunían los primeros días de la semana? ¿Por qué no lo hicieron el segundo, o el tercero o el quinto? Debe haber habido fuertes razones para ello. Ciertamente fue así. La gran razón fue porque el Señor Jesús resucitó un primer día de la semana. Mateo 28:1-6 dice: Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
Si el objeto de su devoción, la persona del Señor Jesús venció al postrer enemigo, la muerte, en un primer día de la semana, es muy natural que los discípulos del Señor Jesús, tengan gran respeto y simpatía hacia el primer día de la semana y esto se refleje en el hecho que precisamente ese día se reunían para hacer memoria de la persona y obra del Señor Jesús, su muerte, su sepultura, su resurrección y su pronta venida.