Onesimo debia regresar donde su amo

En el libro de Filemón, versículo 12, se ve que Pablo envía de regreso a la casa de su amo, a un esclavo que había escapado. ¿No contradice esto la enseñanza del Antiguo Testamento, cuando Deuteronomio 23:15 dice que no se debe hacer algo así?

Vamos a buscar el libro de Filemón, solo tiene un capítulo, queda después de la epístola de Pablo a Tito y antes del libro de Hebreos. Este libro gira alrededor de una historia tierna con un final feliz. Onésimo, que significa útil o provechoso, era un esclavo de Filemón, pero lamentablemente, Onésimo no estaba haciendo honor al significado de su nombre, porque había robado a su amo y se había fugado.

En su huída, llegó a Roma, donde estaba Pablo en calidad de prisionero. Dios manejó magistralmente las circunstancias para que Pablo y Onésimo se encuentren. Como era de esperarse, Pablo compartió el evangelio con Onésimo y Onésimo recibió a Cristo como Salvador.

Muy pronto, Onésimo entendió que como creyente era necesario pedir perdón a su amo Filemón y sobre todo restituir lo que robó. Esto es elemental en la vida cristiana. Onésimo debe haberse hallado en una encrucijada. Si regresaba con su amo, corría el riesgo de que su amo le condene a muerte, pero si no regresaba con su amo, corría el riesgo de vivir una vida entera con la conciencia sucia.

Aquí es cuando Pablo se ofrece a interceder a favor de Onésimo ante Filemón. Pablo conocía de antemano a Filemón, porque fue Pablo quien ganó para Cristo a Filemón. Así que había una estrecha y hermosa relación entre Pablo, el padre espiritual y Filemón, el hijo espiritual.

Es decir, que no es que Pablo obligó a Onésimo a regresar con su amo. Pablo simplemente está intercediendo por Onésimo ante Filemón. La idea de regresar con su amo, debió haber partido de la propia voluntad de Onésimo. Note como Pablo recomienda a Onésimo. Vamos a leer los versículos 8 a 19 donde dice:

«8 Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, 9 más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo;10 te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones,11 el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,12 el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.13 Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio;14 pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.15 Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre;16 no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.17 Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo.18 Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta.19 Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también.»

Muy bien. Ahora veamos si existe algún conflicto entre esto que hemos visto en el libro de Filemón y el texto citado por Usted en Deuteronomio 23:15 donde leemos: «15 No entregarás a su señor el siervo que se huyere a ti de su amo.»

Este texto, se refiere a un esclavo que para preservar la vida está huyendo de su cruel amo. Principalmente tiene que ver con un esclavo extranjero que está huyendo de su terrible amo cananeo, quien le perseguía para quitarle la vida. La responsabilidad de un israelita era no entregar el esclavo al cruel amo que le buscaba sino permitirle que more en Israel.

De modo que nada tiene que ver con el caso de Onésimo y Filemón. Recuerde que Onésimo, por propia voluntad quería regresar con su amo y Filemón no era un amo cruel que buscaba acabar con la vida de Onésimo.

Salir de la versión móvil