Preguntas y respuestas Bíblicas

  • La consulta de hoy es acerca de un hermano en la fe que es muy fiel en el servicio al Señor en la iglesia junto con toda su familia, pero ya son como siete años que no encuentra un trabajo estable y por tanto tiene enormes problemas económicos. Nos consulta sobre cómo se puede ayudar a un hermano en estas condiciones.

    Gracias a Dios por el servicio fiel que este hermano está entregando a la iglesia, pero Dios no siempre premia con prosperidad económica a los que le sirven. De todas maneras, es muy beneficioso servir al Señor en la iglesia, porque si la recompensa no se recibe en este mundo es seguro que se recibirá en la gloria. Hebreos 6:10 dice: Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre,  habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

    Su consulta tiene que ver con cómo ayudar a este hermano. Son varias las cosas que me gustaría sugerir como ayuda. En primer lugar, ore por él con fidelidad. Ore para que Dios fortalezca a este hermano y no desmaye en su fe a causa de la prueba. Ore para que este hermano comprenda lo que Dios está tratando de enseñarle, de modo que Dios le saque de la prueba y le permita tener una situación económica más holgada. Ore para que Dios se glorifique en esta situación de manera que su nombre sea puesto en alto por todos los que vean la obra maravillosa de Dios. En segundo lugar, me gustaría sugerir que todos los hermanos de la iglesia, muestren su apoyo a este hermano y a su familia en formas prácticas. Tal vez invitándoles de vez en cuanto a compartir un tiempo en sus casas, tal vez entregándoles alguna ofrenda de amor, tal vez ofrendando alguna ropa que esté en buen estado, tal vez ayudando a pagar los servicios de electricidad, agua, teléfono, gas. La Biblia dice que no debemos ser hipócritas cuando decimos: Estoy orando por ti, pero pudiendo hacerlo no ayudamos de formas prácticas. Note lo que dice 1 Juan 3:17-18 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad,  y cierra contra él su corazón,  ¿cómo mora el amor de Dios en él?  Hijitos míos,  no amemos de palabra ni de lengua,  sino de hecho y en verdad.

    En tercer lugar, me gustaría sugerir que los hermanos de la congregación que tienen algún negocio o empresa, consideren la posibilidad de dar trabajo a este hermano, bien sea permanente o temporalmente. Si esto no fuere posible, cada hermano o hermana de la congregación debería convertirse en una especie de agente para buscar empleo para este hermano, poniendo atención a los empleos que están disponibles en los avisos clasificados de los periódicos, o recomendando a este hermano desempleado ante posibles patronos. Esto es una manera de hacer el bien a alguien. Observe lo que dice Gálatas 6:9-10 No nos cansemos,  pues,  de hacer bien;  porque a su tiempo segaremos,  si no desmayamos.  Así que,  según tengamos oportunidad,  hagamos bien a todos,  y mayormente a los de la familia de la fe.

    Finalmente, si este hermano es muy maduro en la fe y cumple con los requisitos para ser un obispo, pastor o anciano, en la iglesia, los cuales aparecen en 1 Timoteo 3 y Tito 1, este hermano podría ser considerado como un obrero de la iglesia y percibir, si no todo, al menos una buena parte de su sustento de los fondos de la iglesia.

     

  • Tomando en cuenta que en la Biblia se recurre eventualmente al azar, como una manera de consultar a Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ¿no sería extremista considerar que es incorrecto todo lo relacionado con la suerte, en cualquier forma o momento que se presente?

    La Biblia jamás recurre al azar para conocer la voluntad de Dios, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Seguramente lo que le condujo a pensar que en la Biblia se recurre al azar como una manera de consultar a Dios, fue la presencia del Urim y el Tumim. La fuente etimológica de estos dos términos, Urim y Tumim, así como la naturaleza de los objetos llamados de esta forma, no se puede saber con certeza. Lo que se puede saber es que se trataba de dos objetos que se guardaban en el pectoral del sumo sacerdote y por tanto llegaban a ser parte integral de la vestimenta sagrada. Aarón y sus sucesores tenían que llevar el Urim y el Tumim sobre su corazón cuando entraban delante de Jehová. Así llevaban siempre el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová. Juicio se debe entender en el sentido de emitir un veredicto o tomar una decisión. De manera que no se trataba de confiar en la suerte o confiar en el azar, o lanzar una moneda al aire y mirar de qué lado cae, nada de esto, era una consulta a Dios, por medio de alguien a quien Dios previamente había designado para comunicar su voluntad de esta manera, el sumo sacerdote. Note lo que dice al respecto esta cita en Proverbios 16:33 La suerte se echa en el regazo;
    Mas de Jehová es la decisión de ella.

    A esto se refiere todas las veces que la Biblia habla de echar suertes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Hoy no tenemos Urim ni Tumim ni sumo sacerdote, por tanto, esta manera de conocer la voluntad de Dios ya no es válida. Pero esto no significa que hoy en día nosotros los creyentes no podamos conocer la voluntad de Dios. Hoy en día, los creyentes tenemos el Espíritu Santo y la palabra de Dios para poder conocer la voluntad de Dios en determinado asunto, de manera que no necesitamos echar suertes por medio del Urim y el Tumim. La Biblia condena el depender de la suerte para cualquier asunto. Note lo que dice Isaías 65:11-12 Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.
    Una de las causas por las cuales Dios trajo un terrible castigo a su pueblo Israel, fue justamente porque los hijos de Israel abandonaron a Jehová y confiaron en dioses falsos como Fortuna y Destino. Fortuna es la traducción del nombre hebreo Gad, quien era el dios arameo de la suerte. Destino es la traducción del nombre hebreo Meni, quien era el dios que determinaba el destino del hombre. Dios siempre ha condenado confiar en la suerte. Es algo que le desagrada. No es posible entonces afirmar que la Biblia apoye la toma de decisiones confiando en la suerte.

  • ¿qué debe hacer un creyente en el caso que estalle una guerra y él, por ser parte del ejército, tiene que cumplir órdenes de disparar al enemigo? Ha encontrado en la Biblia que existen mandamientos en cuanto a no matar, y que también existen mandamientos en el sentido de obedecer a las autoridades superiores. También en la Biblia ha visto que los Israelitas mataron a sus enemigos en las guerras. Nos pide nuestro punto de vista.

    La guerra es una triste realidad en este mundo y causa gran destrucción y miseria. La Biblia enseña que tenemos el derecho a la defensa propia. Éxodo 22:2 dice: Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.
    La Biblia también dice que debemos proteger al inocente. Note lo que tenemos en Deuteronomio 19:10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.Si aplicamos estos principios a la guerra, se podría concluir que una guerra es justificable cuando se trata de auto defensa o cuando se trata de proteger al inocente. En casos así, un creyente no estaría impedido de ir a la guerra. Se debe anotar también que la guerra no es un pecado en sí mismo por cuanto en el Antiguo Testamento, Dios ordenó a su pueblo a ir a la guerra. Números 33:50-53 dice: Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
    También, el Antiguo Testamento muestra que Dios usa la guerra como una forma de disciplina a las naciones. Amós 4:10 dice: Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
    Jehová se llama a sí mismo como varón de guerra, quien hace guerra, contra el mal y contra sus enemigos. Éxodo 15:3-4 dice: Jehová es varón de guerra;  Jehová es su nombre. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército;  Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.De todo esto se desprendería que ir a la guerra por parte de un creyente, no necesariamente es un pecado, cuando el motivo para la guerra es la defensa propia o la protección del inocente. Además de todo esto, los creyentes tienen la orden de someterse a las autoridades, quienes son establecidas por Dios. Estas autoridades entre otras cosas tienen la facultad de declarar una guerra y administrar justicia para sus ciudadanos. Note lo que dice Romanos 13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas

  • La consulta para hoy es de una hermana en Cristo que hace años, sufrió la traición de su esposo, con una mujer muy cercana a su familia. Gracias a Dios, el esposo dejó a la mujer con quien fue infiel, y restauró la relación con su esposa. Ahora la familia toda conoce al Señor. Últimamente, la mujer con quien fue infiel su esposo en el pasado, ha intentado acercarse no sólo a él sino a toda la familia y esto ha causado enorme malestar en la persona que hace la consulta, porque teme que podría volver a acontecer lo que sucedió en el pasado. No sabe cómo manejar esta situación y nos pide un consejo.

    Gracias por compartir este delicado asunto en su vida. Siento mucho por todo lo que habrá significado el atravesar por esa crisis. Estoy seguro que Dios habrá hecho todo lo necesario para que pueda sanar las heridas de su corazón. Mi consejo es que examine su corazón y vea si hay algún indicio de falta de perdón tanto a su esposo por la traición, como a la mujer con quien le fue infiel. El perdón no es sinónimo de olvido. El perdón es un acto de la voluntad por el cual la persona ofendida se compromete delante de Dios a no buscar venganza contra la persona que ofendió, es decir, consiste es un compromiso ante Dios, por el cual no voy a tratar al ofensor de la misma manera que él me trató a mí. El perdón es el mejor favor que podemos hacernos a nosotros mismos cuando somos ofendidos de cualquier manera. La falta de perdón causa serios estragos en el ámbito espiritual, emocional y físico. Me imagino no querrá sufrir en estas áreas a causa de no perdonar.

    Por otro lado, sabiendo que la persona con quien su esposo le traicionó en el pasado se ha estado acercando nuevamente a él, me gustaría aconsejarle que hable franca y abiertamente con su esposo, poniendo todas las cartas sobre la mesa. Diga a su esposo sin temor alguno lo que siente en su corazón cuando ve lo que esta mujer está haciendo. Si su esposo es maduro y sobre todo está controlado por el Espíritu Santo, deberá comprenderla y hacer todo lo que esté a su alcance para por amor evitar que se sienta incómoda.

    No se trata de hacer una escena de celos, sino simplemente de hacer saber a su esposo que se siente mal por el acercamiento de esta mujer a su familia, no porque está celosa sino por lo que hubo entre ellos en el pasado. Su esposo debe guardar prudente distancia de todas las mujeres, pero en especial con aquella mujer con quien cayó en el pecado de adulterio. Por seguridad sería aconsejable que su esposo no tenga ningún trato en absoluto, ningún tipo de acercamiento con esta mujer. Además, me gustaría aconsejarle que ore mucho por esta mujer, para que halle salvación en Dios. Esto sería el comienzo de una serie de cambios en ella, y dentro de ello, que entienda que no es prudente que se acerque a alguien con quien tuvo una relación extra-matrimonial. Finalmente, me gustaría sugerirle que propicie una reunión con los pastores o ancianos de la iglesia donde se congrega, con la finalidad de buscar su guía acerca de este asunto. Confío en el Señor que estas ideas le sean de ayuda. Que Dios le bendiga.

  • Si el señor dijo que las oraciones deben ser en secreto según Mt. 6:5-8. ¿por qué algunas denominaciones hacen por radio largas oraciones?

    El tema de su consulta tiene que ver con el pasaje bíblico acerca de la oración que se encuentra en Mateo 6:5-8 y su relación con la oración pública. Qué tal si damos lectura a este pasaje bíblico. Dice así: Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
    Es conocido que estas palabras del Señor Jesucristo han sido mal interpretadas con mucha frecuencia para sostener que la Biblia prohíbe la oración pública, pero no es así, por dos razones importantes.

    La primera, porque el Señor Jesús no está condenando la oración pública sino la hipocresía de la persona que ora en público. Por eso el Señor Jesús dijo: Y cuando ores, no seas como los hipócritas. ¿En qué consistía su hipocresía? Pues en fingir que realmente estaban buscando dialogar con Dios cuando en realidad estaban buscando ser admirados por los hombres que les veían y oían. El Señor Jesús dijo que si lo que buscan es la alabanza de los hombres, ya la tienen, pero eso es lo único que tendrán, porque Dios no les recompensará de ninguna otra manera. Pero si alguien verdaderamente desea ser oído por el Padre, no necesita que otros le miren al orar en público. Perfectamente puede hacerlo entrando en su aposento y cerrando la puerta para que nadie vea ni oiga. El único que verá y oirá será el Padre y eso es lo que importa. Lo que se hace en secreto con una motivación pura algún día va a ser recompensado en público por el Señor Jesucristo.

    La segunda razón es porque la misma Biblia muestra que existía la costumbre de orar en público. Pedro estaba preso por orden de Herodes y se temía lo peor, pero note lo que hizo la iglesia. Hechos 12:5 dice: Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
    La iglesia toda en Jerusalén se puso en vigilia de oración a favor de Pedro. Fue una oración pública. Dios oyó la oración y liberó a Pedro. Tan pronto estuvo en libertad, Pedro fue a la casa de María y note lo que encontró. Hechos 12:12 dice: Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

    Los hermanos estaban en una reunión de oración, haciendo oración pública. Tal vez dirá: Pero esto era sólo entre creyentes, no había inconversos. Seguramente fue así, pero de todos modos los hermanos que oraban no lo estaban haciendo en su cámara secreta. Pero la Biblia también exhorta a hacer oración pública en todo lugar. Note lo que dice 1 Timoteo 2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda
    Así que no hay problema con orar en público en cualquier lugar, siempre y cuando sea con la motivación correcta, no para ser vistos de los hombres.

  • ¿El personaje que lleva el nombre Juan Marcos, es el mismo que el apóstol Juan?

    Tratemos en primer lugar de identificar quien era Juan Marcos. La primera vez que aparece en el Nuevo Testamento es en Hechos 12:12 donde dice: Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

    Pedro acababa de ser librado de una manera milagrosa de su prisión, en la cual estaba esperando el momento para ser ejecutado. Esto sucedió en Jerusalén. Al estar libre, Pedro se dirigió a la casa de una mujer creyente que se llamaba María, no se debe confundir a esta María con María la madre de Jesús o con otras mujeres que se llamaban María y que aparecen en el Nuevo Testamento. El nombre María era muy popular en el mundo judío de esa época, así como es popular en nuestra época. Había muchas mujeres llamadas María. Sucede que esta mujer tenía un hijo que se llamaba Juan, quien tenía por sobrenombre Marcos. Allí en la casa de María, la madre de Juan Marcos, estaban muchos discípulos del Señor Jesucristo orando por la liberación de Pedro. La llegada de Pedro fue la respuesta de oración de estos discípulos. Tenemos entonces que Juan Marcos debe haber sido natural de Jerusalén, hijo de una mujer llamada María residente en esa misma ciudad. Ahora veamos qué es lo tenemos en cuanto a otro personaje que también se llamaba Juan. La primera vez que se menciona su nombre es en Mateo 4:21 donde dice: Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

    Este episodio de la vida del Señor Jesús ocurrió a las riberas del mar de Galilea, una región bastante al norte de Jerusalén. Allí en esa región habitaba un pescador que se llamaba Zebedeo y que tenía a dos de sus hijos como ayudantes. Sus hijos se llamaban Jacobo y Juan. Cuando los vio el Señor Jesús, los dos, estaban ocupados en su oficio, dedicados a remendar las redes para pescar. El Señor Jesús simplemente los llamó. Al instante, Jacobo y Juan dejaron la barca, las redes y a su padre y siguieron al Señor Jesús. Más tarde, los dos fueron constituidos apóstoles por el Señor Jesús. Marcos 3:13-19 dice: Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
    Mar 3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.

    Este Juan entonces es el apóstol, natural de Galilea, no de Jerusalén como Juan Marcos. De modo que por este motivo Juan Marcos no puede ser el apóstol Juan. Además existe una gran diferencia entre el tiempo que aparece Juan el apóstol y el tiempo que aparece Juan Marcos, confirmando que no son los mismos personajes. El apóstol Juan hace su aparición a inicios del ministerio público del Señor Jesús, mientras que Juan Marcos hace su aparición mucho tiempo después del final del ministerio público del Señor Jesús. Incidentalmente Juan Marcos es el autor del Evangelio según Marcos.

  • He orado varias veces a Dios pidiendo perdón por mi pecado, pero todavía no siento que he sido perdonado. ¿Será que no puedo creer en Cristo y por tanto me espera castigo eterno en el lago de fuego?

    Su problema es que está dependiendo de sus emociones o de sus sentimientos. Pero los creyentes no debemos depender de nuestras emociones o sentimientos, sino de lo que dice la palabra de Dios. Permítame por tanto hacerle algunas preguntas. ¿Cree Usted que es un pecador y que por tanto está separado de Dios por su pecado? Debe creerlo, porque eso es lo que dice Dios en su palabra. Oiga lo que dice Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
    ¿Cree en esta palabra de Dios? Si lo cree, entonces podemos avanzar a mi segunda pregunta. ¿Cree que por ser pecador está en peligro de recibir condenación eterna? Debe creerlo porque eso es lo que dice Dios en su Palabra. Oiga lo que dice Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

    La paga del pecado es muerte. ¿Cree en esta palabra de Dios? Si lo cree, entonces podemos avanzar a mi tercera pregunta. ¿Cree que Cristo Jesús, el Hijo de Dios, murió en la cruz en lugar suyo, pagando así su deuda por su pecado? Debe creerlo porque eso es lo que dice Dios en su Palabra. Oiga lo que dice Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
    Por amor al pecador, Dios envió a su Hijo, el Señor Jesucristo para que tome el lugar del pecador y reciba el castigo de Dios por el pecado, la muerte. ¿Cree en esta palabra de Dios? Si lo cree podemos avanzar a mi cuarta pregunta. Ahora que sabe que es pecador, que sabe que está en peligro de recibir condenación eterna a causa de eso, que sabe que Dios le ama y por eso dio a su Hijo, el Señor Jesucristo para que muera por Usted, tomando su lugar, esta es mi pregunta: ¿Le gustaría recibir al Señor Jesucristo como su Salvador? Debe hacerlo, porque eso es lo que dice la palabra de Dios. Oiga lo que dice Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Para ser un hijo de Dios, y por tanto, tener perdón de pecado y vida eterna, es necesario recibir al Señor Jesucristo como Salvador.

    ¿Cree en esta palabra de Dios? Si lo cree, debe dejar que actúe su voluntad y debe hacer lo que Dios le pide, me refiero a recibir a Cristo como su Salvador. Si ese es su deseo, hable con Dios, allí donde se encuentra y simplemente dígale en sus propias palabras que ha entendido que debe recibir a Cristo como su Salvador, para llegar a ser un hijo de Dios y que por tanto lo recibe. ¿lo ha hecho? Si lo ha hecho, entonces es un hijo de Dios, su pecado ha sido perdonado y tiene vida eterna. Esto es cuestión de creer, es cuestión de fe, no es cuestión de sentir. Si de corazón, ha tomado la decisión de recibir a Cristo como su Salvador, es salvo, tiene vida eterna, sin importar si se siente o no se siente salvo. 2 Corintios 5:7 dice: Porque por fe andamos, no por vista.

  • ¿Debemos ofrendar y no diezmar?

    Escuché su comentario acerca del diezmo y su conclusión fue la siguiente: Los pasajes bíblicos que la iglesia usa para extraer enseñanza sobre lo que se debe devolver al Señor, siempre hablan de ofrendas. Por ejemplo, Romanos 15:26, 1 Corintios 16:1-2; 2 Corintios 8:20. ¿Significa esto que debemos ofrendar y no diezmar?

    El Antiguo Testamento ordena entregar a Dios dos diezmos completos y otro más cada tres años. Es decir que, por obligación, todo Israelita tenía que dar a Jehová el 23.33% de sus ingresos. Así que no es correcto pensar que los Israelitas daban solamente el 10%, o el diezmo, de sus ingresos. Además de esto, la Ley de Moisés contemplaba entregar a Jehová las primicias, lo cual significa la mejor parte de la cosecha, el ganado, y todo lo demás. A Jehová no se le debían dar las sobras, o lo que ya no sirve, sino lo mejor. Y como si eso fuera poco, sobre todo lo dicho, los Israelitas entregaban ofrendas voluntarias. Por otro lado, el pacto en el cual los Israelitas tenían que dar a Jehová todo lo expuesto, era un pacto muy inferior al pacto en el cual estamos hoy en día, porque el pacto en el cual estaos hoy en día es un pacto con mejores promesas, un pacto sellado con la sangre preciosa del Señor Jesucristo, quien murió en la cruz del Calvario. Si en al antiguo pacto, los Israelitas entregaban a Jehová dos diezmos completos por año y uno más cada tres años, y las primicias, y las ofrendas voluntarias, ¿piensa que, en el nuevo pacto, nuestro dar al Señor debería ser menos o de menor calidad? Yo personalmente creo que no. Por eso es que, en el Nuevo Testamento, Dios deja en libertad al creyente para dar una ofrenda de corazón, no por obligación, sino como una respuesta de gracia a la gracia demostrada previamente por Dios al habernos dado a su Hijo el Señor Jesucristo. Esto ha movido a algunos creyentes, a dar al Señor el 15 o 20 o 30 o 40 o 50 o hasta el 90 por ciento de sus ingresos. Esto es muy diferente a dar el diezmo y esto es a lo que conduce el ofrendar siguiendo los principios del Nuevo Testamento. Pero si se insiste en el diezmo hoy en día, entonces los hermanos podrían llegar a pensar que con tal de entregar el 10% de sus ingresos ya han cumplido con el Señor, pero eso ni siquiera es la mitad de lo que por obligación daban a Jehová los Israelitas en el Antiguo Testamento, aunque la triste realidad es que una gran mayoría de creyentes ni siquiera llega a dar el 10% de sus ingresos. Si no estoy equivocado, existen estadísticas en cuanto a que los creyentes dan en promedio apenas del 3 al 4% de sus ingresos, y un buen número de hermanos en la fe no da nada al Señor. Son una minoría los que llegan a dar el 10% y menos aun los que superan esa cifra. Esta es mi convicción, compartida por muchos hermanos en la fe, y ciertamente rechazada por algunos otros. Si está de acuerdo, Amén. Si no está de acuerdo, respeto su convicción. Que Dios le guíe a formar su propia convicción al respecto.

  • ¿Qué explicación se podría dar a las manifestaciones como lenguas y profecías que se ve en algunas iglesias? ¿Es real?

    Los eventos sobrenaturales que acontecieron en el día de Pentecostés, tal cual como los registra Lucas en Hechos 2:2-4, fueron una señal para indicar algo nuevo que Dios estaba haciendo. Lo que estaba comenzando era la iglesia de Cristo. La señal hizo que la gente se quede atónita y perpleja y se vea obligada a hacerse la pregunta: ¿Qué quiere decir esto? Fue en respuesta a esta pregunta que Pedro tomó la palabra y predicó su primer sermón. En la parte inicial de su sermón, Pedro citó la profecía que aparece en Joel 2:28-32, para explicar que los eventos ocurridos en el día de Pentecostés son de la misma clase de eventos que Dios hará justo antes de establecer el reino milenial, lo cual es el tema de la profecía en Joel 2:28-32. En ese tiempo todavía futuro, el Espíritu de Dios será derramado sobre toda carne, tanto hombres como mujeres, y profetizarán, los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños. Dios entonces dará prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Esto ocurrirá antes que venga el día del Señor grande y manifiesto. Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.

    Todo esto tiene su correspondencia con lo que le fue revelado al Apóstol Juan y que consta en el libro de Apocalipsis. En otras palabras, los eventos sobrenaturales que acontecieron en el día de Pentecostés tal cual como aparecen en Hechos 2:2-4, no fueron el cumplimiento de la profecía de Joel, sino solamente una demostración de lo que el Espíritu Santo hará cuando sea derramado sobre toda carne durante el reino milenial de Cristo. Así que, Pentecostés fue un pre-cumplimiento, una pequeña muestra de lo que sucederá en el reino milenial cuando el Espíritu Santo sea derramado sobre toda carne. De manera que, desde un punto de vista práctico, no se puede fundamentar en el episodio de Hechos 2:2-4 para afirmar que todo creyente hoy en día debe hablar en lenguas, profetizar en el sentido de declarar anticipadamente algún evento que está en el futuro, o saber cosas ocultas o futuras por medio de sueños. En cuanto a cómo explicar las manifestaciones aparentemente sobrenaturales que ocurren hoy en día en algunas iglesias como hablar en lenguas, profetizar eventos que todavía no han acontecido, soñar cosas que más tarde se cumplen, tener visiones de cosas que están por cumplirse, desmayarse y tantas otras cosas más, lo único que puedo decir es que estas prácticas no pueden sustentarse en la experiencia que tuvo lugar en el día de Pentecostés, porque lo que allí ocurrió fue una señal para indicar que estaba comenzando la iglesia y además fue un anticipo de lo que más tarde, hará el Espíritu Santo cuando se derrame sobre toda carne en el milenio.

    Por otro lado, en el día de Pentecostés, los que estaban presentes en el aposento alto y sobre quienes se derramó el Espíritu Santo, hablaron idiomas que nunca antes lo habían aprendido. No fue un balbuceo incoherente que lastimosamente hoy dan por llamar don de lenguas. Este balbuceo no fue lo que ocurrió el día de Pentecostés, ni lo que ocurrió todas las veces que el Nuevo Testamento dice que se habló en lenguas.

  • Si Jesús es el único justo, y por eso fue llevado al cielo, entonces ¿qué podemos decir de Elías y Enoc, quienes no murieron y fueron llevados al cielo? ¿Será que hay tres justos? ¿Será que ellos nunca pecaron?

    Qué tal si leemos Romanos 3:9-12. La Biblia dice: ¿Qué,  pues?  Somos nosotros mejores que ellos?  En ninguna manera;  pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles,  que todos están bajo pecado.

    Como está escrito:

    No hay justo,  ni aun uno;

    No hay quien entienda.

     No hay quien busque a Dios.

    Todos se desviaron,  a una se hicieron inútiles;

     No hay quien haga lo bueno,  no hay ni siquiera uno.

    Pablo, el apóstol, autor humano del libro de Romanos, ha demostrado que tanto judíos como gentiles, todos están bajo pecado. Esto concuerda absolutamente con el testimonio de la palabra de Dios en varios pasajes del Antiguo Testamento en los cuales Dios declara que no hay justo ni aun uno. Nadie, absolutamente nadie puede decir que ha nacido justo o que es justo, o que nunca ha hecho nada malo. Dios dice: No hay ni siquiera uno. Pero lo maravilloso de Dios es que Él puede transformar a hombres injustos en hombres justos. Para eso es necesario recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Hablando de esto, Pablo dijo lo siguiente, según Romanos 5:19. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno,  los muchos serán constituidos justos.

    Según esto, habemos muchos justos. Somos todos aquellos que hemos confiado en Cristo como nuestro Salvador y, en consecuencia, hemos sido constituidos justos, por la fe en Él.

    Así que, el Señor Jesucristo es justo, pero como decía, habemos muchos otros que le hemos recibido como Salvador y hemos llegado a ser justos a los ojos de Dios. Como tales, gozamos de un privilegio sin igual. Según Efesios 1:4, los creyentes fuimos escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Por ser justos, nos espera un destino maravilloso junto a Dios una vez que salgamos de este mundo. Enoc también fue hecho justo por su fe en Dios. Hablando de él, note lo que dice Génesis 5:24 Caminó, pues Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Enoc nació pecador, pero en algún momento fue hecho justo por la fe, y Dios le otorgó una bendición que no ha dado a todos, me refiero a ser llevado al cielo sin que pase por la muerte. Enoc es el prototipo de los creyentes que estarán vivos cuando ocurra el arrebatamiento, porque ellos también serán llevados al cielo sin haber experimentado la muerte física. Lo mismo podemos decir de Elías el profeta. Los dos anteceden a los muchos que serán llevados al cielo en el arrebatamiento sin haber experimentado la muerte física. El Señor Jesús fue ascendido a la gloria de su Padre, porque allí estuvo desde la eternidad pasada. Enoc y Elías fueron llevados al cielo, y todos los creyentes seremos llevados al cielo, no por haber estado allí desde la eternidad pasada, sino porque hemos sido hechos justos por haber confiado en la persona y obra del Señor Jesucristo, a quien hemos recibido como nuestro personal Salvador.