¿Por qué razón el apóstol Pedro habla solo del madero y no usa la palabra cruz en sus cartas?

Gracias por su consulta. Efectivamente, la palabra cruz no aparece en ninguna de las dos epístolas de Pedro y no solo eso, sino que las veces que Pedro hizo referencia a la muerte de Cristo en sus discursos en el libro de los Hechos, tampoco usó la palabra cruz. En lugar de cruz, Pedro utilizó la palabra madero. Así es como aparece en 1 Pedro 2:24 donde dice: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” En su discurso ante el concilio, dijo lo siguiente, según Hechos 5:30 “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero.” ¿Por qué es que Pedro prefería usar la palabra madero en lugar de la palabra cruz? Pues tiene que ver con su trasfondo judío, y su apostolado a los judíos. En la mente de Pedro debe haber estado muy presente lo que dice Deuteronomio 21:22-23 donde se lee: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.” Note que el reo no moría al ser colgado del madero. La ley de Moisés no contemplaba la ejecución por medio de colgar al reo de un madero. La forma de ejecutar a un reo en la ley de Moisés era el apedreamiento. Lo que sí contemplaba la ley de Moisés era que en algunos casos, el cadáver de un reo sea colgado de un madero, como una forma suprema de deshonra pública. Aún así, la ley de Moisés establecía un límite para esta pública deshonra de un cadáver. El cuerpo debía ser descolgado del madero antes del anochecer para ser enterrado. Esta enseñanza del Antiguo Testamento seguramente influenciaba fuertemente la mente de Pedro, cada vez que pensaba en la muerte de Cristo. Por eso el uso de la palabra madero en lugar de la palabra cruz. La palabra griega que se ha traducido como madero, tiene varios usos en el Nuevo Testamento. Puede significar un árbol, como en Lucas 23:31 cuando Jesús hablaba del árbol verde. Puede también significar la cruz, haciendo referencia al trozo de madera sobre el cual los romanos clavaban a aquellos que así eran ejecutados. Puede también significar el árbol de la vida del cual habla Apocalipsis 2:7. De modo que, cuando Pedro habla del madero, debemos entender que está hablando de la cruz en la cual Cristo fue crucificado por nuestros pecados. La palabra griega que el Nuevo Testamento traduce como cruz, significa literalmente un palo o un trozo de madera, sobre el cual se clavaba a los malhechores para ejecutarlos. El uso de la palabra madero para referirse a la cruz, también puede tratarse de una figura de lenguaje llamada metonimia, por la cual se designa una cosa con el nombre de otra, tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, o el signo por la cosa significada. A manera de ejemplo, hablamos de las canas para dar a entender la vejez, hablamos de que alguien está leyendo a Cervantes para dar a entender que alguien está leyendo alguna de sus obras, hablamos del acero para referirnos a una espada. Así también se puede hablar del madero para dar a entender la cruz en la cual Cristo murió. La gran pregunta es ¿Qué forma tenía la cruz? Bueno, existen varias posibilidades. Pudo haber sido la cruz commisa, o cruz de Antonio, que se parece a una T o pudo haber sido la cruz griega de brazos iguales, que se parece al signo más, o pudo haber sido la cruz immissa capitata o latina o de brazos desiguales. Esta es la forma de cruz que tradicionalmente ha aceptado el cristianismo. O pudo haber sido la cruz decusata o de Andrés, que se parece a una X. Por el hecho que se hizo poner un título en la cruz por encima de la cabeza de Cristo crucificado, normalmente se da por sentado que la cruz debió haber sido la immissa capitata o latina, la de brazos desiguales. Pero a decir verdad, es totalmente secundario el asunto de la forma de la cruz. Lo importante es que Jesucristo, el Hijo de Dios, se ofreció a sí mismo como ofrenda perfecta por el pecado del hombre. Por ese sacrificio somos salvos los que le hemos recibido como Salvador.

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