Bueno, por el hecho que, al menos en lo que a mí respecta, no encuentro un claro mandato en el Nuevo Testamento en el sentido que la iglesia debe diezmar, mi convicción personal es que la iglesia debe ofrendar con generosidad, no una fracción fija sino según haya prosperado, lo cual no impone límite alguno, pudiendo ser el 15 o 20 o 50 o 90 o hasta el 100%. Si bajo el antiguo pacto, la ley establecía que los Israelitas debían entregar dos diezmos completos por año y un tercer diezmo cada tres años, lo cual significa que por obligación tenían que dar al Señor al menos el 23.3% de sus ingresos cada año y eso sin tomar en cuenta las primicias y las ofrendas voluntarias. ¿Será que nosotros, la iglesia, estando bajo un nuevo pacto muchísimo mejor que el antiguo pacto deberíamos dar menos al Señor o algo de menor calidad? Absolutamente no. Esta es mi convicción personal, sin embargo, estoy plenamente conciente que muchos buenos hermanos en la fe, de cuya integridad moral y espiritual no tengo duda alguna, tienen una convicción diferente en cuanto al diezmo y piensan que el diezmo se aplica también a la iglesia. Acorde con mi forma de pensar, el Nuevo Testamento muestra que la ofrenda se da al Señor, con un múltiple propósito. Es para atender las necesidades de la iglesia local, como por ejemplo el sustento económico para los líderes que se dedican a predicar y enseñar. Note lo que dice 1 Timoteo 5:17-18 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
¿De dónde salen los fondos para que una iglesia local sostenga económicamente a los ancianos que gobiernan bien, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar? Pues debe ser de las ofrendas generosas que los hermanos entregan a la iglesia local. Es uno de los propósitos de la ofrenda. De este fondo también se atiende los gastos propios de la iglesia local como servicios de electricidad, agua, teléfono, gas y para los ministerios que realiza la iglesia local. Pero también el Nuevo Testamento dice que los creyentes debemos ayudar económicamente a los necesitados. El apóstol Pablo lo hizo y dejó para la posteridad las palabras que se encuentran en Hechos 20:33-35 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
¿De dónde salen los fondos para que un creyente ayude a los necesitados? Pues de la ofrenda que cada creyente ha designado para el Señor. Es otro de los propósitos de la ofrenda. Además, el Nuevo Testamento instruye que la iglesia local debe sostener económicamente a los misioneros de modo que puedan llevar el mensaje del evangelio a lejanas tierras. Pablo hizo una ardorosa defensa de esto en 1 Corintios 9:4-14. La Biblia dice: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla.¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
¿De dónde salen los fondos para sostener económicamente a los misioneros? Pues de la ofrenda que los creyentes entregan al Señor. Aquí es justamente donde entran los ministerios cristianos. Una forma de hacer la obra de Dios es por medio de ministerios cristianos que se dedican a diversas actividades, algunos ministerios se especializan en los niños, otros en los jóvenes, otros enseñan la palabra de Dios usando medios masivos de comunicación, como es el caso de La Biblia Dice… otros se enfocan sobre los presos, otros se enfocan sobre grupos marginados y tantas otras cosas más. ¿De dónde salen los fondos para que estos ministerios puedan hacer la obra que el Señor les ha encomendado? Pues de las ofrendas que los creyentes entregan al Señor. El ministerio La Biblia Dice… lleva ya casi 40 años de existencia. ¿Cómo podría existir por tanto tiempo sin personas temerosas de Dios quienes nos sostienen económicamente por medio de entregarnos una parte de su ofrenda al Señor? Por supuesto que los creyentes deben ejercitar mucho discernimiento espiritual el momento de ofrendar a algún ministerio cristiano. Lamentablemente no todo ministerio cristiano es digno de recibir sus ofrendas. Antes de ofrendar a un ministerio cristiano, asegúrese de que sea un ministerio bíblico, un ministerio que honra al Señor Jesucristo, un ministerio que usa los fondos para cumplir con su propósito, no para llenar los bolsillos de sus líderes a pretexto que deben vivir como hijos del rey. En resumen amable oyente, las ofrendas son del Señor y nosotros los creyentes tenemos el privilegio de administrarlas sabiamente entregando una parte a la iglesia local, otra parte a los necesitados y otra parte a misioneros o ministerios cristianos. La proporción debe ser determinada bajo la dirección del Espíritu Santo.