¿Puede un creyente ser espiritista?

Un creyente maduro jamás pensará siquiera meterse en el espiritismo porque simple y llanamente el espiritismo es confrontado y condenado por Dios en la Biblia. El espiritismo es la evocación de los espíritus de los muertos para hablar con ellos, mediante la intervención de un médium. El espiritismo no es moderno. Sus raíces se remontan al tiempo cuando el pecado hizo su entrada en la creación. El pretender comunicarse con el espíritu de un muerto ha sido expresamente condenado por Dios en su palabra. Deuteronomio 18:10-12 dice: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti” La mayor parte del espiritismo moderno es un fraude. Los trucos de los mediums han sido descubiertos y denunciados vez tras vez, pero probablemente no todo es fraude, hay un remanente en el espiritismo moderno que parece apuntar a un origen sobrenatural. Pero el hecho que sea sobrenatural no significa que sea bueno. Cuando se manifiesta un espíritu a través de un médium, descartando cualquier truco, es en realidad Satanás, o uno de sus demonios, quien se está manifestando. Así es como se engaña a la gente ingenua que está angustiada por comunicarse con el espíritu de algún ser querido que ha muerto. Quien se manifestará no es el espíritu del ser querido sino Satanás o un demonio, suplantando por supuesto la identidad del ser querido. El creyente no debe por tanto mezclarse en absoluto con el espiritismo. Pretender que un creyente se meta en el espiritismo sería como esperar que el agua se mezcle con el aceite. Algo imposible.

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