¿Cómo puedo evangelizar a algunas personas no creyentes?

He encontrado dificultad en evangelizar a algunas personas no creyentes. Me dicen que también creen en Cristo, que reciben milagros y que sus oraciones son contestadas. Cuando les hablo de las obras de la ley y de la fe en Cristo, me salen con que ellos tienen fe en Cristo, pero lo dicen sólo de palabra, sin entender lo que están afirmando. ¿Cómo puedo hacerles entender claramente el error en el que se hallan? ¿Qué palabras bíblicas se aplican a este problema tan delicado?

Son muchos los que creen que ya son salvos por el sólo hecho de ser miembros de alguna religión que tiene algo que ver con Cristo, no importa cuál religión sea. Muchos otros piensan que deben estar bien con Dios porque cuando le piden algo, reciben lo que piden. Mucha gente piensa que Dios está con ellos porque han sido librados milagrosamente de algún peligro. Pero no debemos olvidar lo que dice Santiago 2:19 donde leemos: Tú crees que Dios es uno;  bien haces.  También los demonios creen,  y tiemblan.

Hasta los demonios creen que Dios es uno, y no sólo eso, sino que tiemblan, pero no por eso dejan de ser siervos de Satanás y por tanto enemigos de Dios. Una cosa es creer en Dios o creer en Cristo y otra muy diferente es creer a Dios o creer a Cristo. Creer a Cristo significa conocer lo que Él ha dicho y hacer lo que Él ha dicho. Aquí radica la falla de muchos que dicen que creen en Cristo o que creen en Dios. El Nuevo Testamento presenta un episodio por demás trágico de personas que profetizaban, hacían obras sobrenaturales y todo en el nombre de Cristo, pero sin tener a Cristo en su vida.

Ponga atención a lo que dice Mateo 7:21-23 No todo el que me dice:  Señor,  Señor,  entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.  Muchos me dirán en aquel día:  Señor,  Señor,  ¿no profetizamos en tu nombre,  y en tu nombre echamos fuera demonios,  y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Y entonces les declararé:  Nunca os conocí;  apartaos de mí,  hacedores de maldad.

No es cuestión de invocar al Señor de labios para afuera para poder entrar al reino de los cielos. Es algo más que eso. Implica un nuevo nacimiento. Esto resulta de recibir a Cristo como Salvador. Cuando nos encontramos con personas que no quieren obedecer lo que dice Dios en su palabra, porque según ellos ya creen en Cristo y Dios les contesta las oraciones y reciben hasta milagros, es necesario ayudarles a entender su triste condición espiritual como pecadores separados de Dios y persistir compartiendo el plan de salvación, poniendo énfasis en que el hombre es pecador, según Romanos 3:23, señalando que el hombre está en peligro de recibir eterna condenación por el hecho de ser pecador, según Romanos 6:23, indicando que Dios ama al pecador conforme a lo que dice Juan 3:16 y que por ese amor Dios envió a su Hijo unigénito para que muera en lugar del pecador, según Romanos 5:8 y finalmente invitando al pecador a reconocer que Cristo murió por él y por tanto debe recibirlo por la fe como Salvador personal, para llegar a ser hijo de Dios, según Juan 1:12. La palabra de Dios, y el poder del Espíritu Santo pueden derribar cualquier obstáculo que pueda poner el enemigo para evitar que el pecador halle salvación en Cristo Jesús.

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