¿Cómo puedo vivir para Dios y hacer algo para el?

¿Cómo vivir para Dios? Hay tanto para decir. La Biblia contiene cantidad de información sobre esto. El vivir para Dios es equivalente a vivir como Cristo vivió en la tierra y esto se logra a través de un proceso que se llama el discipulado.

Sobre el discipulado me gustaría al menos citar lo que el autor William Mac Donald ha escrito en su libro titulado el Verdadero Discipulado. Dice él que para vivir para Dios se necesita lo siguiente.

Primero, un amor supremo por Jesucristo. Lucas 14:26 dice: «Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo»

Esto no quiere decir que debamos odiar a nuestros familiares. Lo que quiere decir es que nuestro amor a Cristo debe ser tan extraordinario que en comparación a este amor, el amor a nuestros familiares y aun a nosotros mismos parecerá odio.

Segundo, una negación del yo. Lucas 9:23 dice: «Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.»

La negación del yo no es lo mismo que la abnegación. Esto último significa privarse de algunas comidas, placeres o posesiones. La negación del yo es una sumisión tan completa al señorío de Cristo, que el yo no tiene derechos ni autoridad alguna. Significa que el yo abdica el trono.

Tercero, elección deliberada de la cruz. Mateo 16:24 dice: «Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.»

Tomar la cruz no se refiere a una enfermedad física o angustia mental, puesto que estas cosas son comunes a todos los hombres. Tomar la cruz, tampoco es usar la figura de cruz que cuelga del cuello de alguien o adorna los pendientes de una dama.

La cruz es una senda escogida deliberadamente. Es un camino que el mundo lo considera como una deshonra y un reproche. La cruz es el emblema de la persecución, la vergüenza y el abuso que el mundo cargó sobre el Hijo de Dios y que el mundo cargará sobre todos aquellos que elijan ir contra la corriente. Cualquier creyente puede evitar la cruz conformándose a este mundo y a sus caminos.

Cuarto, una vida invertida en Cristo. El texto que leímos anteriormente, dice que luego de tomar la cruz es necesario seguir a Cristo. Para comprender lo que esto significa conviene preguntarse ¿Cuál fue la principal característica de la vida del Señor Jesús?

Fue una vida de obediencia a la voluntad de Dios, una vida de servicio desinteresado a los demás, una vida de paciencia y tolerancia ante los más graves errores. Fue una vida llena de convicción, determinación, templanza, mansedumbre, bondad, fidelidad y devoción. Para ser sus discípulos debemos andar como él anduvo.

Quinto, un amor ferviente por todos los que pertenecen a Cristo. Juan 13:35 dice: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros.»

Este es el amor que considera a los demás como mejores que uno mismo. Este es el amor que cubre multitud de pecados. Este es el amor que es sufrido y benigno, no es jactancioso, no se envanece, no es injurioso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Sin este amor el discipulado sería frío y legalista. Sería como un címbalo que retiñe.

Sexto, permanencia continúa en su palabra. Juan 8:31 dice: «Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.»

El verdadero discipulado se caracteriza por la estabilidad. Es fácil empezar bien y lanzarse adelante en un deslumbramiento de gloria. Pero la prueba de la realidad del discipulado es la resistencia hasta el fin. La obediencia ocasional a las Escrituras no sirve. Cristo desea que los que le siguen lo hagan obedeciendo en forma constante y continua.

Séptimo, rechazo de todo por seguir a Cristo. Lucas 14:33 dice: «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.»

Esta es tal vez, la menos apreciada de las condiciones para vivir para Cristo y se podría probar que es el texto menos apreciado de la Biblia. Los teólogos y entendidos pueden dar mil razones para probar que el versículo no quiere decir lo que parece decir, pero los discípulos sencillos lo reciben con fervor, aceptando que el Señor Jesús sabía lo que quería decir.

¿Qué quiso decir con renunciar a todo? Significa el abandono de todas las posesiones materiales que no sean absolutamente necesarias y que se puedan usar en la extensión del evangelio. El que renuncia a todo no se convierte en un despreocupado holgazán. Trabaja arduamente para proveer para las necesidades comunes de su familia y de sí mismo.

Pero, como el fin de su vida es extender la obra de Cristo, invierte en el trabajo del Señor todo lo que sobrepase sus inmediatas necesidades y deja el futuro en las manos de Dios. Hasta aquí lo que ha dicho William Mac Donald con lo cual coincido totalmente.

Lo único que quizá sea necesario añadir es el hecho que vivir este estilo de vida no ocurre de la noche a la mañana sino que es el producto de un paciente esfuerzo que toma bastante tiempo.

En esencia, la vida cristiana, la vida que agrada a Dios, el vivir para Dios es un constante esfuerzo por llegar a vivir como Cristo vivió mientras estuvo en la tierra. Espero, que estas ideas le ayuden a saber como vivir para Dios y a la par, Ud. estará haciendo lo que es la voluntad de Dios.