Un pacto es un concierto en que se convienen dos o más personas o entidades que se obligan a su observación. Sinónimos de pacto pueden ser: Convenio, tratado, alianza, contrato, negociación, concordato, juramento, promesa y arreglo. En la Biblia se ven muchos pactos entre dos personas. Génesis 26:28 dice: “Y ellos respondieron: Hemos visto que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto contigo” Este versículo se refiere a un pacto de no-agresión entre Abimelec, rey de los filisteos, en Gerar e Isaac, el hijo de Abraham, quien estaba prosperando grandemente en la tierra. Los pactos entre dos personas, de los cuales habla la Biblia tuvieron varios propósitos, como sellar una amistad, proveer de ayuda en caso de guerra, protección mutua, establecimiento de paz, promoción de comercio y venta de tierras. Todo pacto debía especificar claramente las condiciones. Note lo que dice 1 Samuel 11:1-2 “Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esa afrenta sobre todo Israel” Nahas está estableciendo las condiciones para el posible pacto con lo de Jabes de Galaad. Gracias a Dios que el pacto que proponía Nahas no se llegó a consumar por la misericordiosa intervención de Dios por medio de Saúl. Las condiciones del pacto debían ser confirmadas con juramento. Volviendo al pacto de Abimelec con Isaac, Génesis 26:31 dice: “Y se levantaron de madrugada, y juraron el uno al otro; e Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz.” Además de ser confirmadas por juramento de las partes, las condiciones del pacto debían ser mutuamente aceptadas en presencia de testigos. Muchas veces se invocaba a Dios como testigo. Una vez firmado un pacto, no se lo podía alterar. Gálatas 3:15 dice: “Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.” A veces, los que firmaban un pacto caminaban por en medio de animales sacrificados partidos por la mitad, en señal de solemnidad. También se utilizaba sal en señal de perpetuidad. Otras veces se lo ratificaba con un simple apretón de manos. Ezequiel 17:18 dice: “Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará.” Los pactos también se sellaban en una celebración con comida, en la cual se entregaban presentes como recordatorio del pacto. En ocasiones se levantaban monumentos para hacer memoria de la firma de un pacto, o se daba nombres a los lugares donde se establecía un pacto. Estas son algunas de las costumbres que tienen que ver con los pactos en la Biblia. Por supuesto que hoy vivimos en otra época y tenemos otras costumbres. No será posible establecer siguiendo exactamente las mismas costumbres de los tiempos bíblicos, pero eso no significa que hoy en día estén fuera de lugar los pactos. En la sociedad en la cual vivimos, son inevitables los pactos. Por supuesto que a lo mejor no utilicemos la palabra “pacto” sino contrato, o convenio, o acuerdo. Fíjese sólo a manera de ejemplo, cuando alguien va a comprar una casa, o un terreno, o cualquier otro bien raíz, necesita firmar un documento conocido como “escrituras”, el cual, en el fondo, no es otra cosa sino un pacto que se hace entre el vendedor y el comprador. Si alguien va a alquilar un departamento, necesita firmar un contrato de arrendamiento, el cual, en el fondo, no es otra cosa sino un pacto entre el dueño del departamento y la persona que lo está alquilando. No hay nada de malo en hacer este tipo de transacciones. Lo que sí es necesario cuidar es que los términos del pacto, o del contrato, o del convenio, no atenten contra algún principio de la palabra de Dios, pero sobre todo, es necesario comprometerse ante Dios a cumplir con lo que se ha pactado. Por eso es necesario pensar bien antes de firmar un contrato o un convenio o un acuerdo. Note lo que dice Mateo 5:37 “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” Lo que se promete hacer en un pacto o un contrato o un convenio, hay que cumplir, no sólo porque se ha firmado un documento, sino más porque un creyente no debe decir una cosa y hacer otra diferente.Pero ¿qué de lo que dice 2 Corintios 6:14 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”? ¿Se puede hacer un pacto con un incrédulo? ¿No será que los pactos se deben hacer sólo entre creyentes?
2 Corintios 6:14 ordena a los creyentes a no unirse con los incrédulos en cualquier empresa o relación de carácter espiritual, lo cual sería muy negativo para el testimonio cristiano dentro del cuerpo de Cristo. Pero si las relaciones son de otro carácter, como comprar algún bien raíz, o alquilar una vivienda, o trabajar en determinado lugar, no hay ningún problema en que un creyente se ponga de acuerdo con un incrédulo y lo acordado sea firmado en una escritura o contrato o convenio o pacto. La Biblia jamás prohíbe tener contacto con los incrédulos. Si lo hiciera, los creyentes tendríamos que vivir aislados en algún lugar, separados totalmente de los incrédulos. Pero la Biblia ordena más bien lo contrario, los creyentes tenemos que vivir entre los incrédulos para poder ser sal y luz entre ellos. No olvidemos que los creyentes no somos del mundo pero tenemos que vivir en el mundo.