Santiago 1:12, habla de una bienaventuranza y una corona para aquel que soporta la tentación, mi consulta es: esa «tentación» de la que se habla ¿es la prueba de Dios que se menciona en el verso 2, o es la tentación producida por la concupiscencia del verso 14, o son ambas?
Para responder esta consulta es necesario considerar que en Santiago capítulo 1, versículos 2 a 12 el tema central son las pruebas que provienen de Dios. Cuando el versículo 2 de Santiago 1 habla de pruebas, se está refiriendo a algún problema, que altera la condición de tranquilidad, comodidad, gozo y felicidad en la vida de alguien. El propósito de Dios para enviar las pruebas es ayudar a la persona a descubrir el nivel de su fe. Toda prueba enviada por Dios tiene como meta fortalecer la fe de la persona. La responsabilidad de la persona que es probada es soportar la prueba. Esto significa recibir la prueba como algo que viene de Dios para beneficio de la persona probada y rechazar cualquier pensamiento en el sentido de reclamar a Dios o pensar que Dios es injusto, o que no vale la pena ser un discípulo de Cristo o abandonarnos en los brazos de la auto-conmiseración o la autocompasión. Usted sabe: Pobre de mí, porqué me tiene que pasar todas estas cosas justo a mí. Porqué a mí que soy tan bueno y no a otros que son tan malos. El premio para los que soportan las pruebas adecuadamente es lo que la Biblia llama la corona de vida. Pero a partir del versículo 13 del capítulo 1 y hasta el versículo 16, el tema central del pasaje ya no es las pruebas que provienen de Dios sino las pruebas que provienen del hombre. Se las conoce como tentaciones. El propósito de las tentaciones es sacar lo peor de nosotros. Las pruebas en cambio tienen como propósito el sacar lo mejor de nosotros. La responsabilidad de la persona tentada es resistir la tentación. El premio a los que resisten la tentación es simplemente ahorrarse las consecuencias del pecado. Por este motivo, amigo oyente, la promesa de la corona de vida es para los que soportan las pruebas que provienen de Dios y no para los que resisten la tentación.