¿Si recibo a Cristo de manera real quiere decir que en el día del juicio eterno seré rescatada por Él?

«Ciertamente si usted ha recibido a Cristo como Salvador, está libre de ser condenado por la eternidad en el infierno» Al leer esto me vino una pregunta a la mente y quisiera que por favor me la aclaren, y es la siguiente: ¿Quiere decir que el simple hecho de recibir a Cristo como mi Salvador de una manera real y verdadera me da total y completa seguridad que en el día del juicio eterno seré rescatada por Él? ¿Significa esto que los que no son salvos, recibirán castigo en grados diferentes?

Lo que usted ha leído significa que cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, ha sido justificada delante de Dios y por tanto está libre de la condenación por el pecado. Romanos 5:1-2 dice: Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Rom 5:2  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,  y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

La justificación es un término legal que significa que Dios declara justo al pecador que ha depositado su fe en la persona y obra del Señor Jesucristo. Para que esto ocurra fue necesario que el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo muera en la cruz del calvario tomando el lugar del pecador. El pecado y los pecados del pecador que confía en Cristo como Salvador, ya han sido juzgados por Dios cuando ese pecador recibió a Cristo como Salvador, de modo que el creyente no tiene por qué presentarse a un juicio para saber si va o no va a ser salvo. Observe lo que dice Romanos 8:1 hablando de los que hemos sido justificados y por tanto estamos en Cristo Jesús. La Biblia dice: Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu.

En cambio con el incrédulo es un asunto totalmente diferente. Cuando un pecador sale de este mundo sin haber sido perdonado de su pecado por no haber recibido a Cristo como Salvador, tiene que enfrentar un juicio por su pecado. Se llama el Juicio del gran trono blanco, del cual habla Apocalipsis 20:11-15 donde dice: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él,  de delante del cual huyeron la tierra y el cielo,  y ningún lugar se encontró para ellos.

Rev 20:12  Y vi a los muertos,  grandes y pequeños,  de pie ante Dios;  y los libros fueron abiertos,  y otro libro fue abierto,  el cual es el libro de la vida;  y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,  según sus obras.

Rev 20:13  Y el mar entregó los muertos que había en él;  y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos;  y fueron juzgados cada uno según sus obras.

Rev 20:14  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.  Esta es la muerte segunda.

Rev 20:15  Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Note que los que mueran sin haber sido perdonados de sus pecados, resucitarán con la finalidad de presentarse a este juicio en el cual serán juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Es decir conforme a la gravedad de sus obras malas. Ninguno de los que se presenten a este juicio será absuelto. Todos, absolutamente todos serán arrojados al lago de fuego o al infierno con la única diferencia que algunos recibirán peor castigo que otros. Se trata de determinar el grado de castigo en el infierno. Que en el infierno existen grados de castigo se desprende del hecho que los condenados van a ser juzgados según sus obras, y de pasajes bíblicos en los cuales el Señor Jesucristo habló en el sentido que el castigo para uno va a ser mayor que el castigo para otros. Note lo que dice Mateo 10:15 De cierto os digo que en el día del juicio,  será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra,  que para aquella ciudad.

Es obvio que el castigo para aquella ciudad será más drástico que el castigo para Sodoma y Gomorra. Uno de los beneficios grandiosos de recibir a Cristo como Salvador ahora es que no tendremos que presentarnos a ningún juicio para ser condenados conforme a la gravedad de nuestras malas obras.