¿Tendrán oportunidad de arrepentimiento personas tan malvadas que matan a otros sin piedad, violan niños, y cometen todo tipo de males?
Permítame leer el texto que se encuentra en Lucas 19:10, lo cual servirá de base para mi respuesta. Dice así: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
Esta fue la conclusión de Jesús al responder a los que murmuraban contra él por canto había entrado a posar con Zaqueo, el rico jefe de los publícanos. En sus palabras, el Hijo del Hombre declara su propósito para venir a este mundo. Vino para buscar y salvar lo que se había perdido.
Parte de lo que se había perdido es el pecador Se perdió cuando cayó en pecado. El Hijo del Hombre vino para que el pecador tenga una oportunidad de salvación. Juan 3:17 dice: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
Con sobrada razón, podemos entonces decir que absolutamente todo pecador en el mundo tiene la misma oportunidad de salvación. No importa si se trata de un pecador empedernido como lo que Usted menciona en su consulta, o un pecador no tan empedernido.
A los ojos de Dios, tan pecador es el que toma un arma para matar a un semejante como el que toma un alfiler que no es suyo para llevarse a su casa. No es cuestión de lo que hace el pecador sino de lo que es el pecador. Es cuestión de carácter.
El hombre es pecador por naturaleza no por voluntad propia. El hombre peca porque es pecador, no es pecador porque peca. La palabra de Dios dice al respecto en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
Todo ser humano es pecador, independientemente de lo que como pecador haya cometido. Lo mismo da estar preso por diez que estar preso por un millón, de todos modos está preso.
Así que, aquellas desdichadas personas que Usted ha visto, hundidas en la podredumbre de su pecado, tienen la misma oportunidad que Usted y que yo para ser salvos, porque Jesucristo vino a este mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido. Nuestra responsabilidad como hijos de Dios es orar por ellos y estar atentos para aprovechar cualquier oportunidad que se presente para compartir las buenas nuevas de salvación con ellos.