Hay una aparente contradicción en la orden para espiar la tierra prometida. En el libro de Números dice que la orden partió de Dios, pero en el libro de Deuteronomio dice que la orden partió del pueblo. ¿Me puede explicar?

Con mucho gusto. Primeramente consideremos el texto bíblico en el libro de Números. Leamos el texto en Números 13:1-2. La Biblia dice: Y Jehová habló a Moisés,  diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán,  la cual yo doy a los hijos de Israel;  de cada tribu de sus padres enviaréis un varón,  cada uno príncipe entre ellos.

Teniendo esto en mente, ahora, en segundo lugar consideremos lo que sobre este mismo evento registra el libro de Deuteronomio. Leamos Deuteronomio 1:22-23. La Biblia dice: Y vinisteis a mí todos vosotros,  y dijisteis:  Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra,  y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir,  y de las ciudades adonde hemos de llegar. Y el dicho me pareció bien;  y tomé doce varones de entre vosotros,  un varón por cada tribu.

Como bien ha notado, en el relato que aparece en Números se ve que la orden de enviar los doce hombres a reconocer la tierra prometida, provino de Jehová por medio de Moisés, mientras que en el relato del mismo asunto, pero en el libro de Deuteronomio, dice que fue el pueblo de Israel quien pidió a Moisés que envíe doce varones para reconocer la tierra prometida. Pero no se trata de un error o una contradicción.

Por ser la palabra de Dios, la Biblia no tiene errores o contradicciones. Lo que sucedió fue que el pueblo de Israel consideró necesario enviar espías a la tierra prometida para que la reconozcan y traigan razón del camino por donde debían avanzar el momento de tomarla y el lugar donde estaban asentadas las ciudades. Esta medida es muy lógica y comprensible. El pueblo comunicó esta idea a su líder Moisés y como buen líder, antes de tomar una decisión, Moisés debe haber consultado con Jehová. En su tiempo, Jehová se manifestó ordenando a Moisés que envíe a los doce espías a reconocer la tierra. Se trata de un caso en el cual Dios accedió al deseo de su pueblo escogido. Visto así las cosas, se disipa cualquier error o contradicción.