¿Qué pasa con un niño que muere antes de tomar conciencia de que es pecador? O ¿Qué pasa con un niño que nace muerto? O ¿Qué pasa con un embrión que muere en el vientre de su madre, ya sea por un aborto natural o provocado? Sabemos que nadie es inocente. Sabemos que todos somos pecadores por naturaleza. Sabemos que todos somos culpables. ¿Será que estas personas van a condenación eterna? Antes de arribar a una conclusión, debemos considerar que Dios además de santo, es justo.
Génesis 18:25 dice: “El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”
Sería injusto que un ser humano sea condenado por la eternidad, sin haber tenido conciencia de que estaba en peligro de ello. Dios no actúa de esta manera, porque Dios es justo. Siendo así, en el Nuevo Testamento se observa algo muy interesante. Hablando a Zaqueo, un hombre adulto, ponga atención a lo que le dijo Jesús, según Lucas 19:9-10 “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Pero, Jesús dijo algo muy parecido, no acerca de un adulto sino acerca de unos niños, probablemente antes que llegaran a esa edad de tomar conciencia de su naturaleza pecaminosa.
Lo que Jesús dijo se encuentra en Mateo 18:10-11 donde leemos: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.”
Al hablar de un adulto, Jesús dijo que el Hijo del Hombre había venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. En cambio, al hablar de un niño, Jesús dijo que el Hijo del hombre había venido, no a buscar y a salvar lo que se había perdido, sino solo a salvar lo que se había perdido.
¿Por qué se ha omitido esto de buscar, en el contexto de los niños? ¿No será porque los niños que mueren antes de llegar a tomar conciencia de que son pecadores, son salvos por la sangre derramada de Cristo en la cruz? Bien podría ser. Esto se confirmaría por lo que dice 1 Juan 2:2 donde dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
La obra perfecta de Cristo en la cruz, en la cual derramó su sangre, hizo propiciación por los pecados del mundo. Esto abrió la puerta para que el hombre pueda ser perdonado de su pecado y consecuentemente pueda ser salvo. Cuando el ser humano es adulto, debe recibir por la fe a la persona de Cristo como su Salvador para ser salvo. De otra manera no hay salvación sino condenación, pero cuando el ser humano es niño, antes de tomar conciencia de su pecado, la obra de propiciación de Cristo es automáticamente puesta sobre este niño cuando muere.
Por estas consideraciones, la conclusión es que los niños que mueren en la matriz de su madre o al nacer o antes de tener edad para tomar conciencia de su naturaleza pecaminosa, están con Dios en el cielo. No porque sean inocentes, sino por el sacrificio que Cristo hizo en la cruz por el pecado del mundo.