Autor: cris

  • Que es la Angeliolatría

    Tengo una amiga a quien le han hablado mucho sobre los beneficios que podemos recibir de los ángeles. Le han dicho que debe invitar a los ángeles a su casa determinado día a determinada hora. Luego, que debe arreglar su casa en ese día y a esa hora para recibir a los ángeles. Debe poner sillas en su casa para que se sienten. Cuando los ángeles lleguen, mi amiga lo sabrá, porque percibirá cosas sobrenaturales como objetos que se mueven solos, o un agradable olor a rosas, etc. Ese será el momento para que mi amiga pida a los ángeles todo lo que quiera y los ángeles atenderán el pedido. Esta práctica, supuestamente, ha dado excelentes resultados a las personas que la han realizado. Mi amiga se encuentra entre escéptica y temerosa. Me ha pedido consejo, pero yo no he sabido qué responderle. ¿Podrían darme alguna guía?

    Lo que está pasando con su amiga es el fruto de un fenómeno ampliamente extendido en nuestro convulsionado mundo. A través de todos los medios masivos de comunicación se ha logrado despertar una verdadera “angeliolatría”.

    No sé si estoy inventando una nueva palabra, pero con ella quiero dar a entender la práctica de tratar a los ángeles como si fueran el mismo Dios. Según los propulsores de esta práctica, con tan solo saber como tratar a los ángeles, es posible obtener de ellos todo lo que se quiera, desde paz hasta riqueza, pasando por amor, felicidad, armonía, etc.

    Con esta finalidad se ha publicado todo tipo de instructivos o manuales tendientes a sacar el mayor provecho de lo que los ángeles pueden hacer por las personas. Una breve ojeada del contenido de este material, mostrará todo un aparato sofisticado de estructura angélica.

    Hay ángeles de paz que pueden otorgar paz. Hay ángeles de riqueza que pueden otorgar riqueza. Hay ángeles de amor que pueden otorgar amor. Hay ángeles de felicidad que pueden otorgar felicidad.

    Así por el estilo, hay ángeles para todo. Inclusive los ángeles son de diversos colores conforme a su especialización. ¿De dónde sale todo esto? No de la Biblia ciertamente. Si no es de la Biblia, entonces no proviene de Dios, y si no proviene de Dios entonces proviene del hombre. El hombre puede decir y hacer lo que quiera.

    De modo que permítame hacer una breve reseña de lo que la Biblia enseña acerca de los ángeles. Los ángeles son seres espirituales. Se los llama espíritus en Hebreos 1:14. Como tales, los ángeles no poseen cuerpo físico, aunque pueden adquirir forma humana temporalmente para cumplir con algún propósito especial de Dios.

    Varios personajes bíblicos tuvieron contacto con personas y después se enteraron que habían sido ángeles. El Nuevo Testamento exhorta a los creyentes a la hospitalidad y dice que uno de los beneficios de esta práctica es que algunos hospedaron ángeles sin saberlo. Los ángeles fueron creados por Dios. Colosenses 1:16 dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

    Los ángeles caen dentro de los dominios, principados y potestades invisibles. Fueron creados por Dios. ¿Cuándo? Bueno, la Biblia dice que cuando Dios estaba fundando la tierra, los ángeles de Dios estaban alabando a Dios por su formidable poder y sabiduría.

    De aquí podemos deducir que los ángeles fueron creados por Dios antes de la creación del mundo. Al ser creados por Dios, los ángeles fueron creados en santidad, pero con la capacidad de escoger entre el bien y el mal. Algunos ángeles, con Satanás a la cabeza, quien también era un ángel, tomaron la decisión fatal de rebelarse contra Dios. Estos son los ángeles caídos o demonios que ejecutan la voluntad de su líder, Satanás. Los ángeles tienen personalidad. Esto significa que poseen intelecto.

    En 1 Pedro 1:12 se nos dice que los ángeles anhelan mirar las cosas relativas al Evangelio de Cristo. Los ángeles también poseen emociones. Según lo que se relata en el Evangelio de Lucas, una multitud de ángeles se entusiasmó tanto con el nacimiento de Jesús que elevó a Dios una alabanza en coro celestial. Los ángeles poseen además voluntad.

    Sobre esto ya dijimos que fueron creados con la capacidad de decidir entre el bien y el mal. Los ángeles no tienen capacidad de reproducirse según su especie. Marcos 12:25 dice “Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos”

    Los ángeles tuvieron su comienzo pero no tienen final. Son seres sempiternos. Lucas 20:36 dice: “Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.”

    La Biblia enseña que los ángeles poseen gran poder. Hablando de ellos, 2ª Pedro 2:11 dice que son mayores en fuerza y en potencia que los hombres. Los ángeles son poderosos pero no todopoderosos. Solo Dios es todo poderoso. En cuanto a número, la Biblia dice que son muchos millares. ¿Cuánto es esto? No se puede saber con precisión.

    Pero son muchos. Hebreos 12:22 dice: “sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles”

    En cuanto a su organización, la Biblia habla de Arcángeles. Uno de ellos, se llama Miguel, cuyo nombre significa ¿Quién como Dios? Daniel 10:13 dice que Miguel es uno de los principales príncipes. Daniel 12:1 dice que Miguel es el gran príncipe que está de parte de los hijos de Israel. Esta parece ser la orden más alta entre los ángeles. Bajo ellos están otras órdenes angélicas, como los Serafines, de quienes nos habla el libro de Isaías capítulo 6 quienes tienen que ver con la adoración de Dios. También están los Querubines, sobre quienes nos habla Génesis 3 quienes son guardianes de la santidad de Dios.

    En cuanto a la obra de los ángeles y exclusivamente con relación a los creyentes, podemos decir que los ángeles realizan un ministerio de servicio a los creyentes. Note lo que dice Hebreos 1:14: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”

    También los ángeles están activamente involucrados en cumplir con las órdenes de Dios en respuesta a los pedidos de oración de los creyentes. Pedro fue tomado prisionero y la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por la liberación de Pedro. Mire lo que pasó después. Hechos 12:7 “Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.”

    Los ángeles también son testigos de las pruebas que soportan los creyentes. 1ª Corintios 4:9 dice: “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.”

    Los ángeles también tienen un ministerio de consolación cuando estamos en pruebas. Cuando Pablo estaba de viaje hacia Roma en calidad de prisionero enfrentó un terrible naufragio. Observe el testimonio de la propia boca de Pablo. Leo Hechos 27:23-24 “Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas”

    Los ángeles también son mensajeros de Dios para hacer conocer su voluntad a las personas. María recibió un mensaje de Dios por medio de un ángel. Este ángel se llamaba Gabriel. Felipe recibió un mensaje de Dios a través de un ángel para ir a determinado lugar donde iba a estar un etiope quien necesitaba que alguien le explique el evangelio. Los ángeles son mensajeros. No son dueños del mensaje, sino simplemente portadores del mensaje. El dueño del mensaje siempre es Dios.

    Finalmente, los ángeles tienen una función protectora a la hora de la muerte de los creyentes. Cuando murió un mendigo fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, según el relato en Lucas 16. Esta es una breve reseña de lo que la Biblia enseña acerca de los ángeles. Como Usted notará, en ningún lugar se habla de que se debe hacer pedidos a los ángeles. Los pedidos se deben hacer a Dios en el nombre de Cristo y Dios se encargará de usar a lo mejor un ángel para responder determinado pedido.

    En ningún lugar de la Biblia se ve que se deba invitar a los ángeles a las casas. Lo que sí se ve en la Biblia es que el hombre debe invitar a Cristo a que sea su Salvador. Esto es muy diferente. Todo esto de invitar ángeles a la casa y disponer sillas vacías para que los ángeles se sienten cuando lleguen, es pura fantasía.

    Cuidado de dejarse engañar de tal manera que los ángeles ocupen la posición de Dios. Si Usted ora a un ángel y no a Dios, está poniendo al ángel en lugar de Dios y esto es grave pecado mi amiga. Si Usted tiene toda la libertad para ir directamente a Dios por medio de Cristo con sus pedidos de oración, haga eso, no pierda su tiempo y su santidad invocando a los ángeles.

    Termino con la advertencia que la palabra de Dios hace en 2ª Timoteo 4:3-4 donde dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”

    Esto de hacer pedidos a los ángeles e invitar a los ángeles a las casas, etc., cae dentro de lo que la Biblia llama fábulas. Una característica de los últimos tiempos es que la gente está más dispuesta a oír las fábulas que la sana palabra de Dios. No caiga Usted en este error. Persista en lo que enseña la Biblia, no las fábulas.

  • Es lo mismo Pastor, Anciano y obispo

    Pastor, Anciano y Obispo, son palabras sinónimas para designar a una misma persona en una iglesia local.

    Permítame demostrarlo de la siguiente manera. Leamos Hechos 20:17 donde dice: “Enviando, pues desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia”

    El sujeto de esta declaración es el apóstol Pablo. Esta en su viaje hacia Jerusalén donde fue hecho prisionero y posteriormente llevado a Roma. Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuera posible, en Jerusalén.

    Su itinerario le trajo a un lugar llamado Mileto. Estando allí, según el texto leído, mandó a llamar a los ancianos, note, ancianos de la iglesia local en Efeso. Quería despedirse de ellos, haciéndoles recomendaciones importantes.

    Pues bien, los ancianos de la iglesia en Efeso vinieron a Mileto y Pablo habló con ellos. Parte de lo que hablaron se encuentra en Hechos 20:28 donde dice: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”

    Pablo está hablando a los ancianos de Efeso, sin embargo dice que el Espíritu Santo los ha puesto en la iglesia de Efeso como obispos. De aquí concluimos que anciano y obispo son palabras sinónimas.

    El término anciano incluye ideas positivas de madurez, conocimiento, experiencia, sabiduría y veneración. El término obispo enfatiza la función del anciano. Significa aquel que mira por encima y contempla el cuadro general para asegurarse que la iglesia local está funcionando adecuadamente.

    La palabra obispo se puede traducir también como sobreveedor. Pero volvamos al texto en Hechos 20:28 el cual hablaba de los ancianos de la iglesia local en Efeso. Pablo les dijo que debían mirar por ellos mismos y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo los ha puesto por obispos.

    Note como Pablo compara al cuerpo de creyentes de la iglesia local con un rebaño de ovejas. Todo rebaño de ovejas necesita de pastores. Pues los creyentes en una iglesia local también necesitan de alguien que les pastoree. ¿Quiénes son los llamados a pastorear una iglesia local? Pues los ancianos o los obispos. Por eso es que Pablo dice que los obispos han sido puestos por el Espíritu Santo en la iglesia local con la finalidad de apacentar la iglesia del Señor.

    Este verbo, apacentar, es la función que desempeñan los pastores. Y esa es la función de los ancianos o de los obispos, por eso se les puede llamar legítimamente pastores. Más aún, el apóstol Pedro, hablando a los ancianos, luego de exhortarles a apacentar la grey de Dios, note, apacentar, la función de un pastor, les deja una hermosa promesa en 1ª Pedro 5:4 donde dice: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”

    Jesucristo es el Príncipe de los pastores. ¿Quiénes eran los pastores? Pues los ancianos. Conclusión entonces: Anciano, Obispo y Pastor son términos sinónimos.

  • Si un anciano deja de cumplir con los requisitos, debe dejar de serlo

    Como ya hemos señalado, si un creyente anhela ser Anciano debe cumplir con los requisitos que aparecen en 1ª Timoteo 3:1-7 y Tito 1:6-9. Una mirada a estos requisitos bastará para saber que se trata de cualidades de carácter.

    Los Ancianos en una iglesia local llegan a esa posición no por poseer determinados dones espirituales sino por cumplir con requisitos de carácter. Deben ser irreprensibles, maridos de una sola mujer, sobrios, prudentes, decorosos, hospedadores, aptos para enseñar, no dados al vino, no pendencieros, no codiciosos de ganancias deshonestas, amables, apacibles, no avaros, que gobiernen bien sus casas, que tengan a sus hijos en sujeción, no neófitos y de buen testimonio entre los incrédulos.

    Como Usted podrá notar todos estos requisitos tienen que ver con el carácter del creyente más no con dones espirituales que pueda poseer. Esto no significa que los dones espirituales no tengan importancia. Son en extremo importantes, pero no otorgan mérito para que un creyente llegue a ser Anciano.

    Ahora bien, es posible que un creyente cumpla con los requisitos para ser Anciano y sea reconocido como tal en una iglesia local. Pero hay que recordar que los requisitos para ser Anciano no solo deben cumplirse hasta llegar a ser Anciano sino que deben mantenerse mientras ese creyente es Anciano.

    En otras palabras, y aquí está la respuesta a su consulta, si un Anciano deja de cumplir con los requisitos para ser tal, debe consecuentemente dejar también de ser Anciano.

    Si al Anciano que ha dejado de cumplir con los requisitos para serlo, le queda algo de madurez para reconocer este hecho, por su propia voluntad debería renunciar al oficio de Anciano. El gran problema es que los Ancianos que dejan de cumplir con los requisitos para serlo, se vuelven ciegos a sus propias falencias.

    Es en este caso cuando la congregación a través de los otros Ancianos debe tratar el caso en amor y total dependencia del Espíritu Santo. La descalificación o disciplina de un Anciano en error es un asunto muy serio. Es por eso que Pablo proporciona las instrucciones del caso en 1ª Timoteo 5:19, 20 donde dice: “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.”

    Según esto, si la acusación de pecado contra un anciano es comprobada, el anciano debe ser reprendido públicamente, lo cual normalmente resultará en que ese anciano deje su oficio como tal. Cabe insistir sobre el hecho que si un anciano va a ser descalificado, debe ser exclusivamente por razones bíblicas, no meramente porque no cuenta con la simpatía de una mayoría. Un anciano no debe ser descalificado debido a prejuicios o resentimientos o partidismo dentro de una iglesia local.

    Pero no solamente el no cumplir con los requisitos es mérito para descalificar a un anciano. Si ese anciano no está cumpliendo con su responsabilidad de pastorear la grey, también debe ser descalificado como anciano. Tener el oficio de anciano y no cumplir con las funciones de ese oficio es contradictorio.

    Es triste constatar en muchas iglesias locales la existencia de ancianos que aman la posición pero no tienen ningún interés por cumplir con las funciones de esa posición. Ancianos así no deberían tolerarse en las iglesias locales.

    De modo que, en conclusión, cuando un anciano ha dejado de cumplir con los requisitos para ser anciano o no está cumpliendo con las funciones de anciano, son los demás ancianos, como líderes de la congregación, los principales encargados de hacer que ese anciano sea removido de su oficio.

    Esto es bastante doloroso, pero es parte del trabajo de los ancianos y es necesario para la salud espiritual de la iglesia local. El rehusar quitar de su oficio a un anciano en error o un anciano que no está funcionando como tal, debilita y desacredita al cuerpo de líderes de una iglesia local.

  • Es un don ser anciano

    Para beneficio de muchos de nuestros amigos comenzaré por señalar que cuando hablamos de Anciano, no necesariamente estamos haciendo referencia a la edad avanzada de una persona.

    Cuando hablamos de Anciano nos estamos refiriendo a un creyente que ocupa el oficio de Anciano en una iglesia local.

    Por otro lado, cuando hablamos de don, no nos estamos refiriendo al título que se antepone al nombre de una persona, como Don Juan, o don Manuel, etc.

    Cuando hablamos de don nos estamos refiriendo a una capacidad dada por Dios, mediante el Espíritu Santo, a un creyente, mediante la cual ese creyente puede ser útil en una iglesia local.

    La Biblia nos habla de varios dones, como el don de profecía, el don de servicio, el don de enseñanza, el don de exhortación, el don de dar, el don de presidir, etc. Todos los creyentes han recibido al menos uno de los varios dones que existen. El Nuevo Testamento no reconoce creyentes sin dones espirituales.

    Muy bien, ahora que hemos definido los términos, centrémonos en la consulta. ¿Es un don ser Anciano? La respuesta es no. Por dos razones fundamentales.

    Primero, porque en los diferentes pasajes bíblicos donde aparecen listas de dones espirituales jamás aparece un don llamado “Ser Anciano”

    Segundo, porque el Nuevo Testamento establece los requisitos para los que anhelan ocupar el oficio de Ancianos en una iglesia local.

    Esto se encuentra en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:6-9. Si ser Anciano fuera un don espiritual, el único requisito para ocupar el oficio de Anciano sería el de poseer el don de Anciano.

    Pero no hay tal. El Nuevo Testamento presenta una lista detallada de los requisitos que deben cumplir los que anhelan ser Ancianos en una iglesia local. A este respecto, ponga atención a lo que dice Alexander Strauch en su clásico tratado sobre los Ancianos. Cito de la página 251 donde se lee: “Ser un Anciano no aparece jamás como un don espiritual o charisma. La Escritura es muy cuidadosa en no confundir el oficio de Anciano o Diácono con un don espiritual.”

    Hasta aquí la cita de este autor. En conclusión entonces, ser Anciano no es un don espiritual. Los Ancianos poseen varios dones espirituales, pero el privilegio de ser Ancianos no es por los dones espirituales que poseen sino más bien por las cualidades de carácter que poseen, las cuales se encuentran claramente definidas en el Nuevo Testamento en los pasajes bíblicos que ya han sido mencionados.

  • Tendrán oportunidad de arrepentimiento las personas malvadas

    ¿Tendrán oportunidad de arrepentimiento personas tan malvadas que matan a otros sin piedad, violan niños, y cometen todo tipo de males?

    Permítame leer el texto que se encuentra en Lucas 19:10, lo cual servirá de base para mi respuesta. Dice así: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”

    Esta fue la conclusión de Jesús al responder a los que murmuraban contra él por canto había entrado a posar con Zaqueo, el rico jefe de los publícanos. En sus palabras, el Hijo del Hombre declara su propósito para venir a este mundo. Vino para buscar y salvar lo que se había perdido.

    Parte de lo que se había perdido es el pecador Se perdió cuando cayó en pecado. El Hijo del Hombre vino para que el pecador tenga una oportunidad de salvación. Juan 3:17 dice: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”

    Con sobrada razón, podemos entonces decir que absolutamente todo pecador en el mundo tiene la misma oportunidad de salvación. No importa si se trata de un pecador empedernido como lo que Usted menciona en su consulta, o un pecador no tan empedernido.

    A los ojos de Dios, tan pecador es el que toma un arma para matar a un semejante como el que toma un alfiler que no es suyo para llevarse a su casa. No es cuestión de lo que hace el pecador sino de lo que es el pecador. Es cuestión de carácter.

    El hombre es pecador por naturaleza no por voluntad propia. El hombre peca porque es pecador, no es pecador porque peca. La palabra de Dios dice al respecto en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

    Todo ser humano es pecador, independientemente de lo que como pecador haya cometido. Lo mismo da estar preso por diez que estar preso por un millón, de todos modos está preso.

    Así que, aquellas desdichadas personas que Usted ha visto, hundidas en la podredumbre de su pecado, tienen la misma oportunidad que Usted y que yo para ser salvos, porque Jesucristo vino a este mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido. Nuestra responsabilidad como hijos de Dios es orar por ellos y estar atentos para aprovechar cualquier oportunidad que se presente para compartir las buenas nuevas de salvación con ellos.

  • Soy creyente, pero hay un hábito malo en mi vida

    Soy creyente, pero hay un hábito malo en mi vida que me cuesta mucho abandonar. Quisiera algún consejo de Ustedes para vencer este mal hábito.

    A decir verdad, Usted ya ha dado varios pasos para vencer ese mal hábito en su vida cristiana. Uno de ellos es reconocer que tiene ese mal hábito. Esto en sí mismo ya es un progreso.

    El Espíritu Santo que mora en su vida debe estar haciendo su obra de buscar santidad en Usted, y debe estar constantemente recordándole que Usted está ofendiendo a Dios con aquel mal hábito.

    Otro paso, es pedir consejo sobre cómo vencer ese mal hábito. La palabra de Dios dice claramente que en Proverbios 11:14: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad.”

    De modo que le felicito porque Usted está en el camino correcto para vencer su mal hábito.

    Los pasos que faltan se podrían resumir en lo siguiente.

    Primero, Usted necesita confesar a Dios ese mal hábito. Es muy probable que ya lo haya hecho, pero no está por demás insistir sobre ello. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”

    Confesar pecados significa ponerse de acuerdo con Dios en que ese mal hábito ofende a Dios y Usted es el único culpable de ello. Cuando Usted confiesa algo a Dios, no se esconda detrás de algún justificativo para lo que está haciendo. No diga cosas como: Es que yo lo hago porque soy débil o porque todos lo hacen, o porque si no lo hago no voy a ser aceptado por mis amigos, etc.

    Nada de esto, simplemente hable con Dios en oración y dígale: Yo he hecho esto o aquello, sea específico, mencione el pecado que ha cometido, y diga a Dios: Sé que esto atenta contra tu santidad. Reconozco absolutamente que yo soy el único culpable. Esto es confesar. La palabra de Dios tiene una hermosa promesa para aquellos que de corazón confiesan a Dios su pecado. 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

    La confesión desencadena algunas acciones de parte de Dios. Él nos perdona nuestros pecados y nos limpia de toda maldad.

    Pero su problema está más allá de la confesión. Su problema parece ser que aunque Usted confiesa de corazón su pecado a Dios, se encuentra que vuelve a cometer el mismo pecado con mucha facilidad. Recuerde que además de confesar el pecado, es necesario apartarse del pecado. Aquí es donde yace su problema.

    ¿Cómo apartarse de ese pecado que ya ha confesado a Dios? Usted se siente como prisionero de ese hábito. Necesita libertad. La clave para obtener libertad está en conocer a una persona. Note lo que dice Juan 8:36 en palabras del Señor Jesús: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”

    ¿Quiere Usted vivir en libertad del pecado? Pues, para ello debe conocer lo más que pueda a Cristo Jesús. Conózcale no solo como su Salvador, sino también como su libertador del poder del pecado. Mientras más conozca al Hijo de Dios, más libre será del pecado.

    Por contraste, mientras menos conozca al Hijo de Dios más atado se encontrará al pecado.

    Para conocer al Hijo de Dios en esta nueva dimensión, Usted necesita conocer lo más que pueda la palabra de Dios. Existe una estrecha relación entre conocer al Hijo de Dios y conocer la palabra de Dios. Recuerde que el Hijo de Dios es la palabra viva de Dios. Por tanto, es necesario que con diligencia Usted se embarque en la preciosa empresa de conocer la palabra de Dios.

    Observe lo que dice Salmo 119:45 “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”

    El salmista se embarcó en la noble empresa de indagar, estudiar, memorizar y practicar lo que dice la palabra de Dios. ¿Y qué obtuvo de ello? Pues anduvo en libertad. No había pecado que le esclavice. Esto es maravilloso. La gente piensa que por obedecer a Dios va a perder su libertad. Pero la Biblia enseña lo contrario.

    Por obedecer a Dios una persona se hará totalmente libre. Salmo 119:32 dice: “Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.”

    Si Usted desea ser tan libre que pueda correr por la vida, necesita conocer a fondo la palabra de Dios y vivir en la práctica lo que dice la palabra de Dios. La libertad verdadera consiste en someterse a los mandatos de Dios. Para saber qué es lo que Dios quiere de Usted es necesario que Usted conozca la palabra de Dios.

    Sobre esta base, éste es mi consejo a Usted. ¿Quiere librarse de ese mal hábito que le tiene dominado? Entonces aparte un tiempo durante el día para que lo dedique exclusivamente a la lectura, estudio, memorización, y meditación de la palabra de Dios. Comience a estudiar la palabra de Dios en una manera sistemática, ordenada, completa. Tome un libro de la Biblia y estúdielo de principio a fin. No importa cuánto tiempo le tome. No digo que lo estudie en un solo día, divida su estudio en tantas secciones como sea necesario. Complemente este tiempo con oración. Hable con Dios acerca de lo que Dios le ha hablado por medio de su palabra.

    Los resultados de esta práctica no aparecerán ni al día siguiente, ni a la semana siguiente, ni al mes siguiente. Es posible que sean varios meses o inclusive años, pero le garantizo que habrá buenos resultados. Bien se ha dicho que un mal hábito en la vida se derrota con un buen hábito. Adopte el buen hábito de apartar un tiempo diario para estar con Dios por medio de su palabra y la oración, y poco a poco notará que ese mal hábito que le está agobiando irá desapareciendo.

    Usted estará llenando su mente con la palabra de Dios y una mente llena de la palabra de Dios estará llena del Hijo de Dios, y estará llena de Cristo y el resultado será que esa persona piense y actúe como Cristo mismo. Esto es lo que todo creyente necesita.

  • Quienes son los Eunucos

    ¿Quiénes son los eunucos? ¿Cuál es la diferencia entre un hombre normal y un eunuco?

    Cuando el Señor Jesucristo tocó el asunto de los eunucos, lo hizo en el contexto del matrimonio. Lo tenemos en Mateo 19:3-12. Todo comenzó con una pregunta de los fariseos al Señor para tentarle: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?

    Jesús procedió entonces a responder esta pregunta reafirmando claramente el principio divino de la permanencia del matrimonio. Jesús resumió su respuesta en aquel dicho famoso pero tan pisoteado hoy en día: Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

    Los fariseos no dieron su brazo a torcer tentando a Jesús y contraatacaron diciendo: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Jesús respondió que esto obedece a la dureza del corazón del hombre. Y luego advirtió severamente sobre el nuevo matrimonio de una persona que se ha divorciado por cualquier causa diciendo: Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

    Esto fue un ataque frontal contra la costumbre perversa de la sociedad judía del tiempo de Jesús, de divorciarse por cualquier motivo, volver a casarse, divorciarse nuevamente por cualquier causa y volver nuevamente a casarse y así sucesivamente.

    Se conocen de casos de hombres que tenían la novena esposa y mujeres que tenían el quinto esposo. Con su respuesta, Jesús asestó un certero golpe a esta insana costumbre. Simplemente dijo que si un hombre se divorcia de su esposa por cualquier motivo, salvo por causa de fornicación, y se vuelve a casar, está viviendo en adulterio. Lo mismo ocurre con la esposa divorciada por cualquier motivo, salvo por causa de fornicación, y se vuelve a casar, está viviendo en adulterio.

    Cuando los discípulos oyeron esto dijeron: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Mejor sería vivir solteros. Jesús acotó diciendo: Eso podría ser, siempre y cuando la persona esté capacitada para vivir soltera, pero no toda persona tiene esta capacidad.

    Luego declaró lo que aparece en Mateo 19:12 donde dice: «Pues hay eunucos que nacieron del vientre de la madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.»

    Un eunuco es un hombre que físicamente es incapaz de casarse. Un hombre llega a ese estado ya sea por causas naturales, nació así del vientre de su madre, o porque fue hecho así por los hombres.

    Pero existe una tercera razón para que alguien sea eunuco. Es por propia voluntad. Es alguien que pudiendo perfectamente casarse, en un acto libre y voluntario, decide no hacerlo por causa del reino de los cielos. Este pasaje sin embargo no está enseñando que para que un hombre sirva a Dios debe ser eunuco.

  • Qué es el fanatismo religioso

    ¿Qué es el fanatismo religioso? ¿Se refiere a los pastores que se ponen histéricos cuando predican la palabra, exaltándose de manera desordenada y motivando a la congregación a prácticas reñidas con lo que enseña la Biblia?

    El fanatismo religioso es una conducta por la cual una persona defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento, creencias u opiniones religiosas. Por el fanatismo religioso, una persona es capaz de realizar actos propios de una mente desquiciada.

    Fanáticos religiosos son los que no tienen ningún reparo en tomar un arma y disparar contra alguien que no piensa igual que él.

    Fanáticos religiosos son personas que por ejemplo inducen a sus seguidores a un suicidio colectivo, como ya ha acontecido. El mundo ha contemplado absorto lo que han sido capaces de hacer los fanáticos religiosos en todas las épocas de la humanidad. Es posible que un fanático religioso actúe como Usted ha mencionado en su consulta, pero no siempre ese es el caso.

    Existen fanáticos religiosos que de una manera muy ordenada y llamativa arrastran a mucha gente a hacer cosas inverosímiles.

    Para evitar ser un fanático religioso o ser arrastrado por un fanático religioso, es necesario conocer la Biblia, la palabra de Dios. Si la Biblia es la única regla de doctrina y práctica de una persona, no existe el riesgo de que esta persona se transforme en un fanático religioso o que sea atrapada por un fanático religioso.

  • Según Mateo 24:9 los creyentes ya no vamos a padecer mas persecucción

    Teniendo en cuenta que la profecía que aparece en Mateo 24:9 se cumplió cuando los creyentes fueron perseguidos por la Inquisición de la Iglesia Católico Romana, ¿será que los creyentes ya no van a padecer más persecución en este mundo? Pero la Biblia dice que el que pierda su vida la hallará y además el Anticristo perseguirá a los creyentes en el futuro.

    Cuando uno estudia las profecías en la Biblia, debe tomar en cuenta algunos principios importantes, entre los cuales está la ley del doble cumplimiento. Esto significa que algunas profecías tienen un cumplimiento parcial en el tiempo cercano y un cumplimiento final en el tiempo lejano, sin establecer cuán distante en tiempo está el cumplimiento cercano del cumplimiento lejano.

    Existen profecías en la Biblia que tuvieron un cumplimiento cercano en la primera venida de Cristo, pero esperan todavía un cumplimiento lejano cuando Cristo venga por segunda vez a la tierra.

    Con esto en mente, permítame hacer una introducción indispensable a la profecía que aparece en Mateo capítulo 24. Para esto, permítame leer los primeros tres versículos de este capítulo. Dice así: «Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?»

    Los discípulos tenían tres preguntas en su mente.

    La primera: ¿Cuándo se cumplirá la profecía de la destrucción del templo de Jerusalén?

    La segunda: ¿Qué señal habrá de la segunda venida de Cristo?

    La tercera: ¿Qué señal habrá del fin del siglo?

    La respuesta a la primera pregunta no aparece en este evangelio sino en el evangelio de Lucas capítulo 21 versículos 20-24.

    La segunda y la tercera preguntas son respondidas en los versículos 4-44 del capítulo 24 de Mateo.

    La segunda pregunta es respondida en los versículos 29 a 44.

    La tercera pregunta es respondida en los versículos 4 a 28.

    Este pasaje último describe el período de siete años de tribulación que preceden a la gloriosa segunda venida de Cristo. Los tres y medio primeros años de la tribulación se describen en los versículos 4-14 y los tres y medio años restantes de la tribulación se describen en los versículos 15 a 28.

    Sobre esta base, leamos el texto citado por Usted en su consulta. Se encuentra en Mateo 24:9 y para completar la idea incluyamos el versículo 10. Dice así: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.»

    Esto es parte del trato que recibirán los creyentes durante la primera mitad de la tribulación. Será un tiempo de tribulación llegando inclusive al martirio. Los creyentes serán aborrecidos de todas las gentes por el solo hecho de confesar el nombre de Cristo.

    El libro de Apocalipsis da los detalles en cuanto a la manera como el mundo va a someter a tribulación a los creyentes en este tiempo. Por órdenes del Anticristo, el falso profeta emprenderá la misión de marcar a todos los seguidores del Anticristo con el número 666 en la mano derecha o en la frente. Los que no tengan esta marca, es decir los creyentes, no podrán comprar ni vender. Es decir estarán condenados a un lento pero inexorable exterminio. Solo la misericordia de Dios por medio de la segunda venida de Cristo impedirá que todos los creyentes sean exterminados durante la tribulación.

    Volviendo a la profecía en Mateo, vemos que muchos tropezarán. Esto significa que no recibirán a Cristo por el temor de sufrir tan severa persecución. Otros no tendrán empacho de entregar a los creyentes a las autoridades para que les maltraten o les maten. Otros manifestarán profundo odio hacia los creyentes.

    Ahora bien, como ya se ha dicho, esta profecía tendrá su cumplimiento final en el futuro lejano, es decir en la tribulación, pero tuvo ya su cumplimiento cercano, y sigue teniendo, en las persecuciones que ha habido en contra de los creyentes a lo largo de la existencia de la iglesia.

    Los perseguidores fueron varios, pero la perseguida fue siempre la iglesia. Entre los perseguidores está el imperio romano, la misma Inquisición como Usted bien ha señalado, los regímenes totalitarios de corte socialista o comunista, y muchas religiones antagónicas al nombre de Cristo. Pero toda la persecución a la iglesia no tiene punto de comparación con lo que será la persecución a los creyentes durante la tribulación.

  • Que pasara con los tibios que serán vomitados de la boca de Dios

    El Señor nos dice que nos acepta fríos para condenación y calientes para salvación. ¿Qué va a pasar con los tibios, que serán vomitados de su boca? A mi manera de entender la palabra de Dios, no creo que estos tibios sean los que no alcanzaron a conocer el evangelio de Jesucristo, como nuestros abuelos o padres, cuyo único pecado fue pertenecer a una religión hecha por hombres espiritualmente ciegos.

    Pero hay que tener en cuenta que en el fondo del corazón tuvieron temor de Dios pues se mantuvieron fieles en el matrimonio, sin caer en el adulterio o la fornicación. Recuerdo el pasaje de la Biblia que dice que el hombre que comete adulterio o fornicación, contra su propio cuerpo peca. ¿Será que los tibios van a pasar por la tribulación? Si no es así, entonces ¿por qué el Anticristo va a marcar a la humanidad con la marca de la bestia?

    Es una consulta extensa. Comenzaré por señalar que la voluntad de Dios es que ninguno perezca. 2ª Pedro 3:9 dice: «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.»

    La voluntad de Dios no puede ser por tanto que alguien sufra eterna condenación en el infierno. El infierno no fue creado para el hombre sino para Satanás y sus ángeles o demonios. Si una persona termina en el infierno, es por su propia voluntad, porque eso es lo que ha querido.

    Dicho esto, me gustaría referirme al asunto de los fríos, tibios y calientes. El pasaje bíblico se encuentra en Apocalipsis 3:15-16 donde dice: «Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojala fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.»

    Estas son palabras del Señor Jesucristo para la iglesia de Laodicea. La iglesia de Laodicea es un cuadro vivo de la condición espiritual de la iglesia en el tiempo inmediatamente anterior al arrebatamiento de la misma. Esto significa que representa la condición espiritual de la iglesia hoy en día, porque hoy en día estamos a la puerta del arrebatamiento de la iglesia. El Señor Jesucristo, quien es cabeza de la iglesia, conoce a la perfección la verdadera condición espiritual de su iglesia.

    Sobre ese conocimiento, el Señor Jesucristo ha llegado a la conclusión que no es frío ni caliente. Frío es alguien que franca y abiertamente rechaza todo lo que tiene que ver con Cristo Jesús. Alguien que todavía no ha sido transformado por el poder de la palabra de Dios y el Espíritu Santo. Caliente es alguien que tiene un celo profundo por la persona de Cristo y lo manifiesta viviendo en santidad, tratando de mostrar a Cristo en palabra y obra.

    Cuando Jesucristo dice: ¡Ojala fueses frío o caliente! No está diciendo que él acepta al frío tanto como al caliente. Lo que está diciendo es que espiritualmente hablando es preferible que alguien sea frío, porque al menos está latente la esperanza de que algún día se caliente. Así como cuando en el plano físico, una persona que experimenta frío, instintivamente busca el calor, así también, una persona fría espiritualmente, es posible que reconozca su frialdad espiritual y busque la calidez de la salvación en Cristo. Lo ideal por supuesto, es que la persona sea caliente. Es decir que tenga vida espiritual en Cristo y que muestre a Cristo en su diario vivir. Esta es la voluntad de Dios para todo ser humano.

    Pero ¿Qué de los tibios? ¿Quiénes son los tibios? A todas luces, son aquellos que dicen que son, pero en realidad no lo son. Se los conoce como los profesantes. Son ese tipo de personas que de labios para afuera dicen que han recibido a Cristo como Salvador, pero sus vidas no muestran que Cristo esté en ellos. A lo mejor no andan matando gente ni robando ni adulterando, etc. Pero viven para ellos mismos, mas no para quien murió y resucitó por ellos.

    Hablando de ellos, 2 Timoteo 3:5 dice: «que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.»

    Son los que tienen un pie en la iglesia y el otro pie en el mundo. Los domingos se ponen el traje de santurrones para asistir al templo, pero los otros días de la semana se manifiestan tal cual como son, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.

    De este tipo de personas nos habla la Biblia en pasajes como Mateo 7:15-23 donde dice: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.»

    Esta es la mejor descripción de un tibio. Es un lobo con piel de oveja. De labios para afuera dice que es de Cristo, pero sus obras muestran que Cristo no está en él. Intelectualmente sabe del Señor. Está involucrado en la obra del Señor, sin embargo, no es del Señor. Esa es la razón para que en un momento fatídico, escuche el veredicto del Señor: Nunca te conocí. Apártate de mí, hacedor de maldad.

    Este tipo de personas abunda en las iglesias cristianas. Son los tibios. El Señor los rechaza frontalmente. Causan asco al Señor. Ese es el motivo para que el Señor los vomite de su boca. Este tipo de personas, que obviamente no son creyentes, no serán arrebatadas cuando el Señor venga a buscar a su iglesia en el rapto. Se quedarán en la tierra para la tribulación.

    Muy bien. Ahora quisiera referirme al asunto de sus antepasados, padres, abuelos, bisabuelos, etc., quienes ya han muerto y, según Usted, el único pecado que han cometido fue ser parte de una religión hecha por hombres espiritualmente ciegos. A Usted le parece que estas personas eran temerosas de Dios porque no cometieron adulterio ni fornicación.

    Me imagino, esto es de mi parte, que Usted piensa entonces que sus antepasados deben estar en el cielo. Bueno, yo no tengo por qué dudar de la calidad moral de sus antepasados. Si Usted dice que fueron muy morales, me contento por ello.

    Pero recuerde que la salvación no es por obras. Efesios 2:8-9 dice: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe»

    No puede ser más claro. Nadie se ha salvado ni se salva, ni se salvará por el hecho de hacer buenas obras. Sus antepasados se han pasado la vida haciendo el bien. Magnífico, pero eso no alcanza para obtener la salvación. Aunque sus antepasados no hubieran cometido nunca un solo pecado aun así no les alcanzaría para ser salvos, porque el problema fundamental es que, según la Biblia, todo ser humano es en esencia pecador.

    El hombre peca porque es pecador no es pecador porque peca. Lo que necesitaban sus antepasados para ser salvos es nacer de nuevo. Solamente así podían llegar a ser salvos.

    El nuevo nacimiento es el resultado de creer a Dios cuando dice que para ser salvos es necesario recibir a Cristo como Salvador. Si sus antepasados lo hicieron, hoy estarán en el cielo. Si Usted lo ha hecho, Usted también estará en el cielo y volverá a ver a sus antepasados. Aparentemente, lo único que Usted sabe de sus antepasados es que pertenecieron a una religión hecha por hombres ciegos espiritualmente hablando. Pero recuerde que la salvación no es resultado de pertenecer a tal o cual religión, cualquiera que sea. La salvación es equivalente tener a Cristo en la vida y esto acontece cuando por fe se lo recibe como Salvador.

    Su consulta también tenía que ver con aquellos que pasarán o entrarán a la tribulación. ¿Quiénes son? En general, podemos decir que son todos los seres humanos que no tengan a Cristo en sus vidas el momento que Jesucristo venga a llevar a los suyos en lo que se llama el arrebatamiento. Muchas de las personas que entren a la tribulación hallarán la salvación durante la tribulación, pero serán ferozmente perseguidos por el Anticristo y la gran probabilidad es que mueran martirizados.

    Los que reciban a Cristo durante la tribulación, rehusarán recibir la marca o el número de la bestia. Los que persistan en su rechazo a Cristo como Salvador, gustosamente aceptarán recibir la marca o el número de la bestia. Esto es irónico, rechazarán recibir la persona de Cristo y aceptarán recibir a la persona del Anticristo.